martes, 14 de septiembre de 2021

ÉTICA A NICÓMACO. Libro I, 1-2 (Día 03)

Hay inicios que dicen casi todo. Te pones a leer, y con las ganas de lo nuevo, van calando cosas sin reflexionar. Como si después se volviera sobre ellas y quedasen más claras, pero no termina de llegar ese momento.  

Aristóteles comienza muy fuerte. Toda la realidad está orientada, tiene una finalidad. No es la persona, sino que se descubre en el contacto de la vida con la realidad en su conjunto. Y se participa de una única finalidad. Como confluyendo. Lo cual es muy interesante. Porque significa, por ejemplo, que todos los alumnos que tengo en clase buscan lo mismo, en el trato con la misma realidad. Pese a toda su diversidad, pese a todas sus actuaciones, supone Aristóteles que la dirección es única en todo. Entonces, ¿en qué varía según la acción? ¿En el logro o el malogro? ¿Es posible resistirse al propio fin? ¿Es eso lo que está en juego?

O sea, que una de dos: o el objeto objetivo es débil en su solicitud, en su atractivo; o algo pasa por el camino y no nos convence del todo la propuesta. Creo que se podría resumir de ese modo, sintetizar en estos dos aspectos fundamentales. Repito: o la relación con el fin no es tan fuerte como se esperaría de una esencia por mostrarse, o algo en la persona resiste, se niega y rechaza esa dirección en función de otras cosas, entre las cuales la más probable sea, precisamente, la confusión e identificación de lo inmediato como lo trascendente, esto es, del lo que es mero medio con el fin último, de lo accesible con lo inaccesible reclamante. 

Aunque según parece, no tanto. Porque Aristóteles dice al terminar este párrafo lo siguiente: 

"Es indiferente que los fines de las acciones sean las actividades mismas o alguna otra cosa fuera de ellas, como en las ciencias mencionadas."

Habrá que aclararse con este asunto. Aunque conviene desde el principio leer con calma. 

Un paso más. Seguimos. Y aclara el mismo Aristóteles algo importantísimo, con muchas palabras, como se puede leer, con las que está en deuda con sus maestros, siguiendo su estela, incorporándolas a su visión de la realidad con una esencia final, con una tendencia, con una tensión: 

"Si existe, pues, algún fin de nuestros actos que queramos por él mismo y los demás por él, y no elegimos todo por otra cosa -pues así se seguiría hasta el infinito, de suerte que el deseo sería vacío y vano-, es evidente que ese fin será lo bueno y lo mejor."

εἰ δή τι τέλος ἐστὶ τῶν πρακτῶν  δι᾽ αὑτὸ βουλόμεθατἆλλα δὲ διὰ τοῦτοκαὶ μὴ πάντα δι᾽ ἕτερον αἱρούμεθα (πρόεισι γὰρ οὕτω γ᾽ εἰς ἄπειρονὥστ᾽ εἶναι κενὴν καὶ ματαίαν τὴν ὄρεξιν), δῆλον ὡς τοῦτ᾽ ἂν εἴη τἀγαθὸν καὶ τὸ ἄριστον.

Leyendo despacio, está claro que de lo que trata está dilucidar, pero tiene claro desde el inicio que todo lo real inmediato está referido más allá de sí mismo. Pero la precaución que aporta para él la no consideración de lo ilimitado, dando un carpetazo solemne a la cuestión, sin mayor justificación de momento o sin profundizar en ella, resuelve su pregunta dentro de la misma realidad con mayor objetividad. Siendo para él la objetividad algo concreto material a lo que quedar referido. Una realidad se explica por otra, pero no infinitamente, no por lo ilimitado. Los ecos de los antecesores están claros. Aristóteles ha recibido mucha enseñanza. Como la ha hecho suya y la ha limitado, en la misma lógica predica de todo lo demás que puede ser conocido. 

Un optimismo, tampoco justificado por ahora, se cuela rápidamente entre sus argumentos. Aquello último y final no es la crueldad misma, de la que parece que nos queremos distanciarnos más que aproximarnos, sino lo bueno mismo y, entre lo bueno mismo, lo excelente mismo. Extraordinario. Es decir, que lo que se busca siempre es bueno y tanta bondad se encuentra repartida ontológicamente por todo lo real, presente y actuante en el trato con la vida hacia el bien. Sublime primeros pasos. 

Continúa. Siendo así, la comprensión de esta realidad ya nos influye, ha deviene en nosotros en bondad, sin miedo alguno. El mero conocimiento. Y, en metáfora conocida, se comporta como arquero que lanza más allá. Lo cual implica un movimiento diferente al contemplado hasta ahora, al enunciado sobre el realismo de toda objetividad hacia el bien. El conocimiento del bien lanza, proyecta, vuela, sale de sí, traslada al fin logrando alcanzar algo para traerlo hacia aquí. Se llamará aprehensión por algo, por esto, por la capacidad de captación, y valga la redundancia. Lo sorprendente es, por continuar con la metáfora, que el entendimiento, la inteligencia, la razón se encaminen tan dócilmente hacia su objetivo. 

ἆρ᾽ οὖν καὶ πρὸς τὸν βίον  γνῶσις αὐτοῦ μεγάλην ἔχει ῥοπήνκαὶ καθάπερ τοξόται σκοπὸν ἔχοντες μᾶλλον ἂν τυγχάνοιμεν τοῦ δέοντος;

Esta "gnosis" actuante directa y sin freno, para la que todo es fácil y resulta discreto, se frena. Valga la metáfora. La razón se detiene. ¿Por qué se detiene? La flecha en la diana. ¿Y la razón en lo real sobrevolando lo aparente, en la esencia profundizando toda presentación y manifestación primera? No se trata de juegos de palabras. El ejercicio de la razón inmediata, efectivamente, llega hasta donde llega como la mirada, como mucho, se va fijando en asuntos dentro de un marco general. Efectivamente, toda razón atiende, toda visión se concentra. De la misma manera, sin embargo, se puede plantear que esa fijación desvela algo más allá hacia lo cual se puede ir yendo. Pero si se produce, para Aristóteles, infinitamente, eso no tendría tanto sentido. Luego, y es lo que quiere decir, en el viaje de esencias lo infinito parece ser lo último alcanzable por la razón cuando reflexiona sobre sí, luego lo infinito es ese bien último y la excelencia misma. 

Se pregunta luego Aristóteles por ese conocimiento. "Cuál es y a cuál de las ciencias o facultades pertenece." Dos palabras fundamentales: epistheme, que ya conocemos sobradamente de su predecesor; y dinamis, que también resuena, aunque con más fuerza. No se trata de "técnica", propiamente. Contemplamos una auténtica ciencia, conocimiento de lo que se entiende, de esa realidad de ese modo. Haciendo de este modo a la realidad, debido a su realismo, con propiedades propias para la inteligibilidad. Quizá no todo lo real, pero parece que al menos una parte, la suficiente realidad, como para mostrarse a sí mostrando el fin, que encaminará igualmente a más fin. 

Como estamos en Ética, la ciencia propia le parece a Aristóteles la Política. Es la ciencia propia de los fines últimos. Y, de nuevo, un eco poco individual, poco singular, sí comunitario, relacional, escrito por tanto en la propia persona por vía de la especie que dona su esencia. Según él, la Política establece los saberes, dice cuáles son las ciencias y técnicas propias de la "polis", es decir, de la comunidad. No de la ciudad, sino del espacio de convivencia vinculante en el que los ciudadanos libres se encuentran y gestionan el resto de la realidad ajena a ella y sus propias relaciones. Y no es que dé orientación por medio de su acción creando el bien, sino a la inversa. A través del conocimiento debe orientar lo que hay a lo que es diana, a lo que es fin. La comunidad entera se mueve hacia el fin y lo hace unida. No es un individuo, insisto. Es la "polis", lo que signifique "polis". 

Hago la siguiente observación. Las ciencias disponibles no se pueden dar a cualquiera de cualquier modo. La Política determina, si trata con el bien y con la excelencia, qué se debe conocer, cuánta ciencia se debe entregar a cada individuo. No más, no todo. No se puede dar todo el saber a todas las personas. Porque Aristóteles sabe, aunque no lo dice, que el conocimiento de algo no es vinculante respecto de ese algo. O, mejor dicho, que la Política no siempre es conocimiento del bien y sería de enorme importancia no ofrecer a la comunidad aquello sobre lo que no estamos seguros y convencidos de que es un bien, es decir, sin criterio de verdad. Se corre el riesgo peligrosísimo de ofrecer algo bajo el nombre de ciencia que, quizá, no lo sea. O usar ese amparo formal para no brindar contenido alguno. Lo dicho. 

Todas las ciencias están jerarquizadas, como dijo antes. Por debajo de la política están todas las demás, luego deberían orientarse a ella precisamente. No al revés. Ojo, no al revés. La Política rige y dirige el resto de saberes. No al revés, no al revés. Qué interesante sería poder asegurar esto. Pero la palabra política para este extranjero en Atenas es un verdadero conocimiento vinculado al logos, no a la retórica. Existe para él una esencia alcanzable por medio del conocimiento, cuya cercanía y trato permitiría por tanto gobernar hacia lo mejor, hacia el bien. Y es justo reconocer su insistencia razonable y agradecer su aportación, aunque lo hayamos olvidado. 

En la Lógica de Aristóteles, siendo la Política superior a todas las demás, igualmente se elevaría por encima de toda Antropología. Esto daría mucho que hablar, efectivamente. Y ahora no tengo tiempo, salvo para indicar que la discusión aforada de la realidad dicha de este modo nos ha traído dos milenios después a una situación de fragmentación que nos lleva prácticamente a desaparecer careciendo de fuerza suficiente para reponernos y hace insignificante, no solo secundario, todo otro, todo prójimo, toda persona, toda vida o Vida. 

Es su misma precaución, nuevamente, la que abre desde su mismo escrito el debate: 

Pues aunque el bien del individuo y el de la ciudad sean el mismo, es evidente que será mucho más grande y más perfecto alcanzar y preservar el de la ciudad; porque, ciertamente, ya es apetecible procurarlo para uno solo, pero es más hermoso y divino para un pueblo y para ciudades. 

εἰ γὰρ καὶ ταὐτόν ἐστιν ἑνὶ καὶ πόλειμεῖζόν γε καὶ τελειότερον τὸ τῆς πόλεως φαίνεται καὶ λαβεῖν καὶ σῴζεινἀγαπητὸν μὲν γὰρ καὶ ἑνὶ μόνῳκάλλιον δὲ καὶ θειότερον ἔθνει καὶ πόλεσιν μὲν οὖν μέθοδος τούτων ἐφίεταιπολιτική τις οὖσα.





lunes, 13 de septiembre de 2021

ÉTICA A NICÓMACO. Libro I, 1 (Día 02)

Ayer lo dejé donde el fin. ¿El fin o los fines? Y, si alguien conoce algo de Aristóteles, aunque sea poco, le saldrá automáticamente una expresión de acerbo casi popular. Que no terminamos de ver con claridad. ¿Cuál es el problema al que responde la expresión "se dice de muchas maneras"? ¿Qué hay, si es que hay algo?

Como esto se trata de estudiar a lo bruto, lo digo a lo bruto. La concentración de toda la realidad humana en dirección a un único fin es verdaderamente asombrosa. Porque no es el fin de una persona, como si esa persona consiguiera que toda su realidad titánicamente ordenada se condujera por su esfuerzo a un punto concreto, sino que es al revés, que toda la humanidad, o la humanidad en cada uno, se dispone bajo el signo llamativo de una presencia que le obligue y no cae dentro de su libertad. Es su esencia por realizar. Algo complejo, que conviene mirar y revisar cuantas veces sea necesario. Y cuyo olvido, efectivamente, no engrandece en nada al ser humano, sino al revés. 

Lo original y fundante queda expuesto ante nosotros, en esta Ética, que supone ya una pregunta en la vida de quien la lee, como fin. Esa distancia y diferencia, que rompe la lógica de lo normal, habla de la realización de algo establecido y de un misterio por ahondar y revelar. La palabra "fin", hasta ahora, dice poco. Salvo algo que se presenta, pero es incapaz de ser penetrado al modo como se conocen otras cosas y como se estudian otros asuntos. Considerarlo así, como propio de todo pero específico, aporta una cuestión fundamental. 

¿Aristóteles parte de un sentido, que ha sido cuestionado? ¿Merece la pena volver a él otra vez? Yo diría que no queda otra. Porque es la vida la que está implicada, porque es demanda interna y superior a toda persona. Si la pregunta misma se nos hace comprensible hoy es porque Aristóteles está frente a una realidad que también hoy permanece ante nosotros. Y, en ambos casos muy probablemente, sin resolver. Lo que tenemos es la andanada de Aristóteles por estudiar. Siempre, a ser posible, fijándose en la realidad y no asumiendo las palabras del maestro griego como autoridad incuestionable. Compartir viaje. Sin duda, Aristóteles ha sido reconocido siempre como uno de esos pocos seres humanos que han llegado auténticamente lejos. Y sus palabras impregnan todo. 

Una finalidad propia en cada saber. Siendo finalidad aquí comprendido como objeto no visto directamente, sino por realizar. De ahí que vaya tan de la mano de la acción. Una de las grandes aportaciones explicitadas por Aristóteles, con conceptos claros. Y una línea en las acciones que puede servir de ayuda para distinguir unas de otras, sin la confusión de todo con todo. 

Estos saberes, estas ciencias y técnicas en sentido amplísimo, con una jerarquía y orden. Toda jerarquía pide un principio y todo orden, un criterio. Porque, como es comprensible por cualquiera, no todo camino conduce igualmente lejos. Intentaría repasarlo, no como taxonomía dada previamente, sino que aquí quien lea se debería obligar a pensar realmente lo que está sucediendo. 

Repaso. El asunto es el fin, que no es uno y único, pero sí, sino que vivimos cotidianamente la existencia de muy diferentes fines, tareas que nos involucran, alcanzables. Fin en el sentido de lo que nos tensa, no de una meta. La objetividad de Aristóteles es palmaria, constante. Los fines son de la realidad. No nos los inventamos. ¡Importantísimo! Porque luego iremos descubriendo otras cosas. Pero el punto de partida es más bien este. Aquí estamos situados de cara a una realidad que nos brinda la posibilidad de un fin, o muchas realidades que son un fin. Siendo la persona, como es, una, el fin de todo aquello que la interese será una. Imagino a Aristóteles comprendiendo ese esfuerzo de comprensión de su propia realidad. 

Esta última conexión es fundamental. Ya digo que no son las cosas las que tienen fines, sino la vida. De ahí que la persona, eso sí, sea capaz de descubrirlo y entrar en diálogo con él. Es ansia viva. Que permanece y no se cansa. Es exigido este despertar. Por eso la Ética puede ser comprensible, si el lenguaje es bueno, por cualquiera. Desde un niño, casi. Nos damos inmediatamente cuenta de lo que está en juego con la acción. Y esta acción, descolgada y desconectada de la razón, es imposible para la persona. Obramos según razones, aunque no siempre en atención a ellas. 

Es abrumadora la experiencia por la cual, provocado de tal modo por la realidad, la persona se da cuenta de que lo único que puede hacer es cerrar los ojos para ver. O algo así, si es que se dice así el pensamiento. ¿De verdad interesa? ¿Es "natural" o "provocada"? ¿Qué tiene de "natural" y qué de "provocada"? ¿Qué ocurre si no hay respuesta? 

Aristóteles, con todo, me parece que acierta en una cuestión. La tensión tiene nombre de fin que no lo define. Esa palabra, más que hablar de algo alejado, vislumbra una dinámica humana explicable, asumible, real, cotidiana. Otra cuestión será el hacia dónde concreto, la realidad concreta. Eso es otro tema. 





domingo, 12 de septiembre de 2021

ÉTICA A NICÓMACO. Libro I,1 (Día 01)

Aristóteles está por explorar. Sin duda, un referente del pensamiento, de enorme repercusión por su doctrina sobre la acción. El dato de partida más significativo, de carácter biográfico, está en su conexión con Sócrates y Platón. Formado en la Academia, termina fundando el Liceo. Atenas lo acogió y lo cuidó, sin despejar sobre él ciertas reservas, ni levantar restricciones. Pero está claro que el maestro le dio todo. Empezando por el lenguaje y la visión. De los dos, Aristóteles hizo suya especialmente lo visto con sus propios ojos. Más o menos. 

Comienza la "Ética a Nicómaco" (EN) apelando al bien con una afirmación sublime y rotunda, de altura. 

Todo tiende al bien. 

πᾶσα τέχνη καὶ πᾶσα μέθοδος, ὁμοίως δὲ πρᾶξίς τε καὶ προαίρεσις, ἀγαθοῦ τινὸς ἐφίεσθαι δοκεῖ: διὸ καλῶς ἀπεφήναντο τἀγαθόν, οὗ πάντ᾽ ἐφίεται. 

¿Todo, Aristóteles? ¿Todo?

Su misma expresión revela que no. De momento no. Quien comienza a hablar no es "todo", ni siquiera una "parte". Quien comienza a hablar se llama con nombre personal y propio. Lo mismo que quien lee lo hace con nombre personal y propio. De eso se trata. De esta frontera no trazada explícitamente, aunque dicha sin querer. No es "todo" lo que tiende al bien, sino probablemente, con sus propias palabras, el conocimiento -la técnica y el método- y la acción -la propiacción y la transformación-. Es decir, no "las cosas" que configuran el mundo como rodeándonos, sino la vida, la persona. Y, en la persona, lo fundamental en ella, aquí reducida, ciertamente, a lo esencial. La dilucidación de estos campos está en germen, pero marcará decisivamente la historia de Occidente. Ahora sí, toda persona, todos lo han recibido así. Viven así. Bajo el imperio del conocimiento y la acción. 

No queda clara, por eso es un "parecer meramente", la dirección, la finalidad a la que se orientan. Parece que buscan un bien. Y sería maravilloso poder considerar así siempre la acción, salvo por la barbaridad que se dice, como no se entienda bien. Lo que Aristóteles quiere decir es que la persona entera, antes que su conocimiento o su acción, persigue "lo bueno", en palabras de su maestro. De tal modo lo ansía y anhela que no puede prescindir de ello y se traduce, en efecto, en una vida vinculada a la verdad y en permanente dinamismo, lo cual puede ser perfectamente entendido como luz e intemperie, quedando así una imagen bastante bucólica. 

El bien antecede como demanda a la conciencia de su presencia o su ausencia, hasta el punto que esencialmente compone estructuralmente al ser humano, a la persona en su reclamo. Si entiendo bien a Aristóteles, incluso se diría que antes de la llegada de cualquier mal. Esto es, más por deseo que por miedo. Pero insisto, no son las cosas. Las cosas carecen de este principio fundamental. Los astros del cielo no se preocupan en absoluto por el fin y no andan en diálogo tras ningún bien o tipo de bien. 

Existe un fin supremo, superior. No es la "meta", sino que Aristóteles lo describe, siempre por tanto "viéndolo" de algún modo que aquí no cuenta, como tensión, como lazo que sujeta, como cuerda que atrae. 

Y siempre he pensado que esta es la razón del método y su importancia. El camino, a la postre todo camino sea este o aquel, orienta o limita en esta o aquella vía, tiene un "hacia" que lo condiciona todo, que lo moldea o formatea. El método es, por lo mismo, la dirección que ofrece posibilidades y permite la definición. Trata el nexo entre fin y de-fin-ición.

Sigo. El otro punto sorprendente es que, bien leído, lo que Aristóteles dice -mirada que hemos perdido, dificilísima de recuperar- viene a ser de una objetividad increíble para hoy. El fin se da en las cosas mismas. No lo pone nadie mediante el uso. Está en la realidad, en cada realidad. Y el mero hecho de tener contacto con ella, del modo que sea, empujaría a la persona en alguna dirección. 

Esto, que suena a barbaridad, quizá no lo sea tanto. ¿No tiene la realidad un poder de imponerse, no ofrece posibilidades que antes no eran contempladas? En español, ¿no se van los ojos, no se queda el corazón con lo que se escucha? A mi entender, es una cuestión ética que el subjetivismo exacerbado de la modernidad y lo que viene después ha olvidado y no le presta ninguna atención. Al menos aquí tenemos un punto de contraste importantísimo, que permite considerar científicamente algunas cuestiones éticas. 

No es la persona la que da, la que ofrece -sin más- sentido a la realidad. Eso puede ser un juego estético de los primeros momentos del espíritu en el mundo, cuando va conociendo cosas nuevas para él, pero viejas en todos los sentidos. 



 

sábado, 11 de septiembre de 2021

Resistir a la violencia

(1) Resistir a la violencia. Algo personal. El mundo tiene, de suyo, tanta violencia y se impone con tanto poder, que cuesta no querer parecerse en eso a "la naturaleza". Por mucho que hablemos de campos de flores y organizadas abejas como si no existieran volcanes y lobos feroces. El único modo de resistir a la violencia es ser pacífico, sin abstenerse. 

---

(2) Voy a poner un examen sorpresa a mis alumnos la próxima semana. No lo saben. No tendría gracia que lo supieran. Quiero que mis clases se parezcan más a la vida cotidiana.  

---

(3) Tendría que releer mejor algunos libros. Hasta el punto de que fueran primeras lecturas. Es el único modo de aprender de verdad. Lo otro será morir en mi recuerdo, momificarme. 

---

(4) La fraternidad es don. No seremos capaces fácilmente de reconocernos, pero mira que nos parecemos. Las descripciones del egoísmo que se utilizan comúnmente resultan insuficientes. Hablan de enriquecerse, cuando es mermarse, insignificarse, indignificarse, inhumanizarse, insemejarse. ¿No tendrá mucho sentido eso del "pecado original"? Luego están todos los relatos que se hacen, que no ayudan en absoluto, que no son mediación hacia la fraternidad. La Eucaristía, como tal, es resistencia. Debería serlo y mostrarlo: comunión. 

---

(5) Piden que Dios se manifieste "objetivamente". Miro a mi alrededor. Continuamente veo personas mostrándose como personas, con rostro, de carne y hueso, singulares y únicas. Y no veo que eso del "mostrarse objetivo" sea la clave para reconocer al otro. Más bien está en el trabajo de la aceptación personal, en el trabajo sobre la propia subjetividad y sensibilidad que en la exigencia a la realidad para que diga claramente lo que es. De hecho, aquí nadie recibe claramente nada. Ni un color, siquiera. Ni una nota musical, tampoco. Requiere disposición, actitud. Un cierto salto y conversión, un cierto abandono de lo viejo para ver lo nuevo, que tampoco es tan nuevo, aunque lo parezca. 



viernes, 10 de septiembre de 2021

Me ha hecho mucha ilusión

(1) Me ha hecho mucha ilusión descubrir que un pensador al que admiro resultaba incapaz de pensar sin escribir. O eso dicen. No sé si creerlo del todo. Por la admiración más que nada. A mí me pasa con el dialogar. Se multiplica lo pensado con la alteridad. Sobre todo si es exigente, tiene buenas preguntas y conoce la materia. Enseñando se refuerzan cosas, pero no se aprende igual. Escuchar, después de leer y leer con el mismo tono, cambia los acentos de las cosas. Al menos a mi parecer. Por eso soy amigo de conversaciones intensas. 

---

(2) Dos amigos me han escrito casi para decirme la misma cosa. Noticia alegre. Tengo personas cercas que, aunque no se merezcan nada de lo que les pasa, porque nadie se merece cosas así, reconozco que le han puesto empeño y han sabido perseverar en las dificultades. No sé si alguna vez habéis pensado de dónde vienen las palabras aporía o nación, aunque se usen tanto. Pues algunas personas de cuna dura, fría y pobre han superado enormes dificultades para llegar donde están, sin que nadie les regale nada. Ojalá -lo de siempre- no olviden el bien que han recibido, que en nada puede compensar el mal que quisieron hacerles. 

---

(3) No tengo en casa ningún libro "físico" de Zubiri. De los "tochos", de la colección Zubiri. De los de Alianza, los típicos poco cromáticos y de idéntica tipografía. Y eso que fue uno de los primeros libros que leí en la Facultad cuando era joven. Como no había recursos suficientes, funcionaban las fotocopias de páginas interesantes. Me fascinó la inteligencia sentiente en su momento y las palabras raras que se inventaba el compañero. Me he propuesto saldar las deudas de las fotocopias. Algunos volúmenes creo que son imprescindibles. De las páginas sobre la "volición" tengo fotocopias mentales. En general, es muy esquematizable, muy ordenado y sistemático. Me pregunto si no quería saberlo todo realmente, olvidándose un poco de sí mismo. Quizá su filosofía es terapéutica por eso. 

---

(4) Todas las respuestas no se pueden preparar, pero algunas preguntas sabes de sobra que caerán. Así que es de tontos no adelantarse, gestarlas bien y salir airosos adelante con una buena carga argumental. Lo cual me lleva a considerar que, una vez hecho todo ese trabajo, ¿para qué esperar a la pregunta siquiera y no lanzarlo sin más? Creo que sería honesto no dejar en ridículo a quien quiere dejar en ridículo haciendo este tipo de preguntas y anticiparse a ella, para que no quede mal. Ahora bien, el que no es honesto, aunque te hayas preparado la pregunta deshonesta que sabes que te hará para intentar cazarte, mientras habla está pensando otra cosa. Así que lo más prudente siempre será esperar y darle la oportunidad de no hacer nada, sin más. 

---

(5) La razón pone una mesura y un equilibro en las cosas que, sin ella, el mundo estaría perdido. No se podrá comprobar, pero las leyes necesarias que rigen el universo, por si alguien no lo ha pensado alguna vez, tienen a destruirlo, no a conservarlo. Lo que pasa es que no tenemos tanto tiempo como para comprobarlo y, desde el buenismo, pareciera que debiéramos obediencia suprema a no sé cuántas cosas, todas a la vez. 







jueves, 9 de septiembre de 2021

¿Habré conseguido mis objetivos?

(1) Como no escribo el día que publico, todo se vuelve más prudente. Y se puede escribir con interrogación fácilmente. Estoy delante de la agenda -de papel- con la carga de la próxima semana y resulta doloroso verlo. Es como escribir: "Te quedas sin vida estos días." Un poco lo mismo que mis alumnos cuando llegan exámenes. Pero me temo que no cambiará mucho para la siguiente. Es decir, aquí no hay final una vez ha comenzado la cámara a rodar. En el libro de la Vida, Dios guarda todo. Incluso los propósitos que me hago y que no cumpliré. Así de desastroso es esto, así de comprometido es aliarse con el Bien. A estas alturas de semana no sé cómo llevaré el tener libros nuevos y no haberlos leído. ¿Los habré marcado ya con el exlibris?

---

(2) Una persona sonriente que se ha quedado cabizbaja es lo más parecido a un muerto viviente. Hoy me he cruzado la mirada con un rostro desesperanzado que me ha helado. Es una experiencia real. Me ha dolido. 

---

(3) La cosa no va de buenas. ¿Habéis estado alguna vez en una conversación, habéis dicho algo y, habiendo sido perfectamente escuchado, la otra persona coge y hace como si nada hubieras dicho? Semejante dureza de corazón está diseñada para robar palabras y hacerse poseedor del único discurso válido y eficaz. Así que, con las mismas, he insistido educadamente en el siguiente turno de palabra: "Como te he dicho antes, de lo que se trata es de..." Pero como ella ha insistido nuevamente en su estrategia, he creído conveniente permanecer en la mía. Y hemos repetido unas tres veces lo mismo, casi con idénticas palabras en mi caso. ¡Qué bello es vivir!

---

(4) Del evangelio del buen samaritano, donde no se dice que sea bueno por ningún sitio, sino compasivo o algo similar para nuestra lengua, nadie repara en que es una interrupción a su programa y proyecto de vida. Lo suficientemente importante como para "dejarlo todo" y "seguir la interrupción". Nótese el paralelo con los textos vocacionales. El caso es que, el marco en el que está, que es de una riqueza incomparable y una densidad incalculable, todo aquello de lo que están tratando es de la eternidad, la vida eterna. Eternidad y vida eterna, evidentemente, no son lo mismo ni se parecen. Lo único que interesa, y nos podemos volver unamunianamente tercos en esto, es la vida eterna. El milagro es ese precisamente, que la eternidad sea vida y, ojo al asunto, se encarne.

---

(5) Algunas filosofías materialistas intentan ganar sus luchas por medio de ideas. Siempre he pensado que Marx era idealista como el que más. Por no hablar de su maestro. Tan idealista que se fuga del mundo que quiere arreglar. Tan idealista, tan idealista que sus análisis terminan en lo que no hay, empujado por el mero deseo de que lo haya, sin ninguna razón para que lo haya y, por lo tanto, no dudando ni un minuto en echar mano del enfrentamiento y la violencia porque son "necesarios". El "necesario" del Evangelio es que Jesús haga suyo el sacrificio de sí mismo, casi hasta quererlo. El "necesario" del marxismo es la violencia sobre el otro, el sacrificio del otro. No tiene más recorrido. Tan idealista, tan insoportablemente idealista que él, sin ser proletario, tiene conciencia de tal, pese a escribir que sólo los que pertenecen a una clase pueden tener conciencia de clase. Y, con todo, la aportación de Marx creo que es imprescindible leerla, dialogarla y estudiarla bien. Vaya por delante eso, para ingenuos que además desean ser doblemente ignorantes.   





miércoles, 8 de septiembre de 2021

Siempre variedad, muchos temas para un día

(1) Los días van cargados ya, en todos los sentidos. Más la gestión general de tiempos, entregas y reservas que hay que hacer. De aquí al final queda trecho, lo cual no es nada más que una consideración que vaya usted a saber en qué queda con tantos líos. La evidencia es que si no es por esto, será por lo otro. Esto va de momentos únicos. Y cada momento reclama la máxima atención y el mayor compromiso. No puedo decir más. 

---

(2) Le he dicho a muy poca gente que estoy estudiando los Sapienciales como nunca en la vida. Son unos vetustos y distantes escritos que se guardan en la Escritura con extraordinario disimulo. Me temo que muchos ni siquiera los conocen, aunque repitamos muchas de sus frases o similares. Son auténticas joyas, que no sé qué hacen ahí llenas de polvo. Además, acercarse a ellos está suponiendo para mí la más sincera admiración por muchos traductores. Se ha reeditado una Biblia recientemente que estoy por comprar como elogio y gratitud, sin más. A parte de que está cuidada su edición y la traducción me agrada. El inicio mismo del libro de Proverbios es enmarcable. Conocemos dos frases. No se ha meditado lo anterior todo lo suficiente. El primer salmo, para dedicarle tiempo. Qohelet empieza sin dilación, como con prisa. Sabiduría es para más adelante. Y algo de Ben Sirá tiene mucho que ver conmigo en este tiempo. Por ejemplo: "Mantente en compañía de los ancianos, adhiérete a su sabiduría. Procura escuchar cualquier explicación de lo divino, que no se te escapen los proverbios inteligentes." Con todo, cada día cuando lo estudio, os lo creáis o no, resuena en mí la voz del profesor que me abrió la inteligencia a estos Libros. Creo que leo aún en su tono. 

---

(3) Hay cosas que quitan el sueño y otras que dejan sin dormir. A ver si me explico. Físicamente, mentalmente, espiritualmente no tienen nada que ver. 

---

(4) Le hice una consulta a un experto hoy por la mañana -que no es hoy, claro, porque esta entrada está programada- al que admiro profundamente. Twitter es maravilloso. Hace posibles cosas rarísimas, como que la gente hable. Estoy a la espera. Aunque a lo mejor cuando se publique esto mi duda está resulta. No tengo acceso al texto original y no sé si es un error de traducción o directamente es que el autor está equivocado con su apreciación. Para que sea verdad lo que dice hace falta, como mínimo, una negación en algo. A la espera. Y espero no equivocarme, porque si no rebajará mi estima por ese filósofo que tanto admiro. Sería doloroso. 

---

(5) Si todo ha ido bien, el lunes he publicado un artículo muy esperanzador sobre la polarización desde (no "en") las redes sociales. Mi tesis es la siguiente: las redes sociales son estructuras que no responden por sí mismas a nada, solo generan condicionantes en un espacio, pero no configuran las relaciones; es más, las posibilitan. Lo cual quiere decir que el fenómeno de la polarización no es digital, ni mucho menos. Responde a un proyecto que le antecede, y mucho, en el tiempo. Ahora bien. No estaríamos hablar de polarización, y siento decirlo así de crudamente, si no nos dejásemos polarizar como sociedad, es decir, si no entrásemos en la "guerra cultural" que tanto se proclama y fuéramos consecuentes en todo con un poco más de vida cotidiana y desgaste por el prójimo por delante. La ociosidad que tanto mal está haciendo, porque genera pereza y distracción social como hábitat en el que muchas personas están creciendo, lleva a "matar moscas con el rabo". La esperanza está en que siempre es posible revertir la situación y apearse de lo radical. No dejarse polarizar, como mandamiento. O lo que es lo mismo, "no matarás", sin más. 




--


martes, 7 de septiembre de 2021

Decir la verdad y punto

(1) Qué difícil es conocer lo que una persona piensa de verdad y dar la oportunidad para que se exprese sin miedo. Muy complicado. Tengo la sensación de que hablamos continuamente, incluso en lugares importantes donde esto debería estar superado, con reservar, guardando cosas para dentro que son fundamentales en todos los sentidos, deshumanizando nuestros ámbitos de vida cotidiana. No hablo de la dinámica en la que entran, sin querer probablemente, hasta muchas parejas y familias, sino de espacios de trabajo en los que hay que tomar decisiones. Sin embargo, todo eso que se queda sin aparecer actúa en la problemática con mucha más presencia, en ocasiones, que lo que se hace explícito. 

---

(2) El diálogo "Gorgias" de Platón. Un buen libro para comenzar el curso. De los que ofrece perspectiva sobre lo que, sin lugar a dudas, sucederá. No se habla de paciencia, pero se la supone. 

---

(3) La "sordera" es recurrente. No escapamos de la sordera en la vida común jamás. Sobre todo porque el ruido que hacemos nosotros con nosotros mismos inunda la experiencia de la vida. No es incapacidad, por tanto, como saturación en muchas ocasiones. Recuerdo pasar una temporada larga en un pueblo, cuando era joven, y cómo al volver a la ciudad era realmente escandaloso el ambiente que había en todos los sentidos, desde la cantidad de gente que hay hablando a la vez, que a la fuerza gritan, a los coches, músicas varias, anuncios... No sé si es contaminación acústica. Yo diría "secuestro del silencio". 

---

(4) Una causa es una causa. Expresa, más que un antecedente, la relación de un fenómeno con otra parte de la realidad, que puede coexistir o haber desaparecido. Pero, en el mejor de los casos, abre las puertas a muchas más consideraciones que las que se mencionan habitualmente. Los esquemas reducidos de causas, por ejemplo, para explicar guerras o conflictos son auténticas aberraciones, que van calando. Creo que no hay intelectual serio que no lo sepa. A mí me sirve para discriminar y discernir a quién leer, a quién considerar. Por no hablar de lo que no son causas en forma de hechos o realidades sino tensiones de la realidad hacia adelante impulsados por el tiempo. Sobre el tiempo, dicho sea de paso, mejor casi no tomar como criterio de análisis de casi ningún intelectual de periódico. Lo que se comunica es extraordinariamente pobre. 

---

(5) Cuando falta tiempo, en seguida hay novedades. Se programa el exceso de trabajo y aparece lo que no entraba en lo posible. A mí me pasa desde siempre con los apegos. Que se hacen más fuertes en tiempos saturados. Me sirve, al menos, para leer mejor dónde está pegada realmente mi vida. No siempre se pueden poner, dicho sea de paso, como prioridades. En el papel suena bien, pero los papeles suelen conducir a callejones imposibles. Por cierto, que valoro mucho, cada vez más, a los grandes poetas que siempre están trabajando sus poemas, buscando y encontrando palabras, profundizando en la experiencia hasta alejarse crudamente de las máscaras del lenguaje ordinario. Y, después de un trabajo, siempre incompleto, lo dan por cerrado. Es como la vida misma. No se puede perfeccionar y pulir todo hasta el extremo. Y quien más conoce los detalles, más lo sabe. Tienen que darlos a conocer y caminar hacia lo siguiente. ¡Felicidades!



lunes, 6 de septiembre de 2021

De los simples y los complejos

(1) Una persona, cuyo nombre no diré porque es reconocidísimo y admiradísimo, asiste a una mesa redonda para hablar de su campo del saber científico y cómo está en diálogo con otros saberes. En las primeras intervenciones ya se ve que ha hecho grandes descubrimientos -que reconoce casualidades, incluso-, pero que no tiene ni idea de por qué hace lo que hace y mucho menos, en cuanto le sacas de lo suyo, dice algo con sentido de todo lo demás. Sin embargo, se permite hablar de lo que hacen otros. En lo suyo es un hombre de reconocido prestigio. Sin embargo, no cabe esperar mucho más. Los demás, también doctores en sus disciplinas, ponen caras de asombro. Se puede ver en el video. No diré cual. ¡Menuda sorpresa se están llevando! 

---

(2) El alcance de las propias posiciones dependen, en gran medida, de las propias capacidades y del lugar por el que optemos. Pero, sobre todo, del método que empleemos. Somos capaces de ofrecernos métodos propios y herramientas que lleguen mucho más allá de lo inmediatamente dado en nuestras capacidades. En esto, la ciencia -que no es simplemente un método, aunque se repita- ha aportado mucho a la humanidad. Pensar lo contrario es realmente ridículo. Pero ocurre. En el mundo ocurre de todo y hay gente para todo. De lo que no se habla, y se debería, es la orientación que tiene y de dónde recibe ese impulso, y quién gestiona ese impulso para guiarlo. Hoy, dada la complejidad, en los grandes proyectos ya no se colabora entre uno o dos, sino que se apoya en una comunidad que muchas veces no tiene conciencia personal de las implicaciones de sus investigaciones. Participan, se hacen parte. Pero no asumen el reto de pensar igualmente el conjunto. 

---

(3) Hay cristianos a los que les sigue sorprendiendo que les amen sus enemigos. ¡En el mundo ocurre de todo!

---

(4) No sé si lo he dicho, pero lo digo. En mi afición por leer, gracias a una página web nutridísima de artículos y tesinas y tesis doctorales de todo tipo, sacio de vez en cuando mis ansias y busco muchas cosas. Pues me he encontrado una tesis doctoral con una bibliografía que casi me convierte en samurái. Me dolían los ojos y no exagero. Ni una palabra de todo lo demás. La tesis era original y muy interesante. Creo que pasó ampliamente de su propia bibliografía. 

---

(5) Deberíamos volver a esa educación infantil que decía: "Señalar está feo. Es de mala educación." Ya sé que es difícil y que todas las personas de este país disfrutan de libertad de expresión y pueden decir (casi sin el casi) lo que quieran, les venga en gana y todo lo demás. Con una precaución: al menos de momento y, ya se sabe, no en todos los temas. ¡Cuidado! ¡No te vayas a pasar! A ver si te crees que estas cosas no tienen consecuencias. 




 

domingo, 5 de septiembre de 2021

Estoy tan impaciente que no puedo esperar más

(1) No me ha llegado el libro. Qué le vamos a hacer. Los libros, mejor dicho. Al final no puedo ir a la Feria. Ya hace tiempo que no paseo entre casetas. La experiencia de estar allí y sentarme en una a firmar libros fue increíble. Algún día espero volver. Aunque lo de "impaciente" no iba por eso, ni por mí. Sino por alguien que se acerca con ansia y lo dice así. Que tenía muchas ganas de volver. Que ya no podía aguantarse más. Que una semana se le hacía larga. Una semana. Y yo pensaba para mis adentros si estábamos hablando de lo mismo o de otra cosa. La objetividad, qué difícil se hace la objetividad. Qué poco dice a la vida. 

---

(2) Husserl hace una crítica del hedonismo anterior al "mundo del bienestar" que es para considerar. Cómo es posible que alguien escriba así, con semejante cordura sobre lo que supone una existencia así, tan atractiva en apariencia y tan deshumanizada en el fondo, y que se le dé la vuelta al papel y se continúe como si nada. Cómo es posible. Incluso hoy, después de comprobar el azote del látigo que sube y baja, por qué no se plantean las preguntas en otros términos. Y no es Husserl el primero, por supuesto. La idea se presenta empujando el deseo y excitándolo de tal forma que es casi imposible remediar no fijar profundamente la atención y quedar cautivado. ¡Ojo a la etimología de cautivo! 

---

(3) Se pueden encontrar libros muy científicos de historia que, hablando del mismo momento, digan cosas absolutamente contrarias. O bien los dos mienten, o bien miente uno frente a otro, o bien los dos dicen verdad y no existe la contradicción, en algún orden. Lo cual es muy interesante. Porque la historia desconoce de qué es ciencia realmente. Si lo es del pasado, si lo es en un presente histórico temporalmente superior a la vida de la persona, como de una generación o algo así, o si lo es del futuro. Creo que la pregunta es obligada. Porque cuando se recita a Cicerón, como si Cicerón pudiera ver y complacerse porque otros le hayan comprendido sin excepción, se usa tanto a la historia como a Cicerón. Y ya no sabemos de qué hablamos. La crítica de Unamuno es solo un aspecto del problema que no aborda el método. 

---

(4) En relación a las preguntas de nuestro tiempo, de las que todos deben tener una opinión, hasta en los casos en los que no tenga fundamento, tienen la contrapartida de olvidar otras que probablemente sean más interesantes. Por ejemplo, me parece importantísimo rescatar la preocupación sobre el lenguaje en la que derivó el siglo XX y su impacto en la construcción de relaciones. Pero no es más que citar a Platón y Aristóteles e indagar en su complejidad. Sin embargo, después de tanto análisis, lo que ahora tenemos son mayores preguntas con mayores problemáticas. Porque no se cerró nada en el análisis, sino que quedó todo abierto, sin sujetar nada a realidad alguna que no sea la difusa capacidad generadora de las personas. Lo cual, por si fuera poco, cayó en las peores manos para utilizarlo exclusivamente en su beneficio y provocar una confusión que viene de ocultar el saber conquistado. Esto no ocurre solo en el siglo XX. Viene de más atrás. Y por qué. Por olvidar otras preguntas más importantes y recocerse la razón en fragmentos y migajas de realidad carentes de la raíz y de sabia. 

---

(5) Recomiendo leer un documento preparado por la Compañía de Jesús, por el Secretariado para promover la Justicia Social y la Ecología, "Sanar la democracia en una era de totalitarismo y populismo". Que cada uno escoja, porque son muy diversos. He comenzado por los que me tocan más directamente y alguno en torno al que puedo tener interés por su significatividad. Como siempre, lo mejor es leerlo y encontrar algún sitio donde tomárselo en serio y compartirlo y dialogarlo con otros. A ser posible, que sea algo más que una taberna. No por la taberna en sí. Lo que quiero decir es que, sea donde sea, se pueda tomar en serio. Y se vea, a su vez, la complejidad de todo eso que decimos querer resolver. 



sábado, 4 de septiembre de 2021

Lo que ha querido decir es esto

Lo que ha querido decir es esto. Y todo lo que viene detrás, no sé si os ha pasado alguna vez, tiene algo que ver, pero se deja lo fundamental. A mí me ha pasado innumerables veces. Ni os cuento lo que he escuchado en clase cuando le pido a algún alumno: "Dilo con tus palabras." Entre sus palabras y las mías la distancia es exactamente la misma que entre el noúmeno y el fenómeno. Pero hay más. El alumno suele creer que trata directamente con la realidad, tal cual, con los noúmenos. Él sí tiene acceso a la verdad. Es sorprendente. En su favor diré que algunas veces ocurre que dicen cosas sorprendentes, que ni ellos mismos saben de qué hablan. 

---

El artículo del miércoles de Gregorio Luri, "Digno de descubrir el mundo", es precioso y sincero, toca temas a reconsiderar continuamente. Repetir no estéticamente. Más que repetir es reiterarse en la pérdida lo que le ocurre al estético. Y en el fracaso. Por recordar un poco, una vez más, el estético lo que hace es buscar en el mundo lo que no puede dar el mundo y así se desespera una y otra vez, buscando novedades en lo mismo, es decir, donde ni las hay, ni se las espera. Es un aprendizaje lamentable por el que parece que hay que transitar. Antes los adolescentes lo caminaban antes. Llegaban pronto las responsabilidades y les tocaba despabilar. Hoy lo retrasamos, en el mejor de los casos.

---

La profesionalización de todo es un absurdo. Tomar por bandera la "profesionalidad" es ridículo. Son, además, los mismos que se quejan de la burocratización de ámbitos en los que los papeles dicen poco. Son los mismos, pero no se dan cuenta del error y de su contradicción. Hay tareas que no se pueden profesionalizar. Ser madre, ser amigo, ser esposo, qué sé yo. Actividades humanas fundamentales que no tienen profesión adecuada porque no hay técnica para ellas. Solo tristes remedios que pasan de generación en generación sin cuestionar. No diré lo que estoy pensando, porque me echan. Si por profesionalidad se entiende rigor, humanidad, criterio, densidad, buen hacer, incluso pasión, entonces correcto. Vale tanto para el médico como para cualquier madre del mundo mundial, con o sin título. A ver si entendemos de una vez que no hay técnica adecuada para todo en la vida. A ver cuándo lo entendemos. Y nos dejamos de mandangas y chufas, y bonitas palabras que esconden lo que no se quiere decir de verdad. 

---

La relación entre el intelectual y la sociedad resulta compleja. O dejan de serlo cuando se ponen a transmitir para todos. O quedan encerrados en la masa que adora a gente lista y con títulos que dice lo que ellos quieren oír, creyéndose listos y sin títulos. De verdad, es un problema. No es que los libros se caigan de las manos. Es que el intelectual los abandona. Y luego se dedica tristemente a rastrear frases que puedan ser surgentes, sin decir directamente lo que piensa. El aforismo y la caja de los doscientos cuarenta caracteres no comparten idéntico género literario. ¡Con lo bonita que es la literatura!

---

Si una persona lee algo que he escrito sin nombre y me reconoce, mal. Si lo escucha de otra persona leído y piensa que es mío, peor. Es una pena tener un tono tanto oral como en palabras. Lo que yo daría por remendarme. Creo que durante una temporada voy a leer clásicos y hacer como los aprendices: imitarlos. Lo que tengo que intentar, como sea, es volver a frases cortas y eliminar algunos nexos a los que recurro en demasía. 

---

El día 1 las editoriales sacaron sus novedades de mes. No digo más. No hace falta decir más. A buen entendedor, diente por diente. Por ahora muerdo el polvo, me mantengo en mis trece. He contado una docena de especial interés y otro tanto sugerentes. Tres en concreto me parece que son fundamentales. Uno de los autores está en mi retina pendiente desde hace años. El problema es que los que sigo más de cerca -como puedo- hacen continuas referencias a él y están en clara deuda, aunque superándolo. Como si hablaran del escalón anterior en el que ya no están. Por eso me da pereza. Y la verdad es que las veces que ido un paso atrás en algunos autores he descubierto que no era tan fiero el león como lo pintaban. Así que permanezco conmigo mismo en el debate. Si tuviera tiempo infinito lo intentaría. El que tengo, por ahora, lo pierdo escribiendo así. 

---

El tiempo es relativo. Lo sé gracias a S, L, M, D, P, I... ¡Qué les pasa que dan siempre el doble, llegan horas antes, recorren una veintena de kilómetros más que el común de los mortales! En la media de tiempo estoy por debajo de la mitad. Seguro. Es lamentable. Esto en clase cualquier profesor lo puede comprobar: la atención multiplica el tiempo por dos. 

---

Cualquier persona puede sufrir con sentido y dar la vida por amor. Cualquier persona que ame, claro. Es el mejor de los diagnósticos. ¿Moriría por...? Entonces amo. Pero morir de morir, no morir de otras cosas. Que las metáforas no valen para todo. 

---

El ojo es peculiar. A propósito de una cosa de esta semana, he buscado por ahí tesis doctorales (de biología fundamentalmente) sobre el ojo. Son impresionantes y yo aquí sin saberlo, usándolos continuamente. Esto es la mayor de las ingenuidades posibles. Estar delante de algo y no verlo. El ojo propio es la prueba de ello. E, insisto como otras veces, que la búsqueda más abrumadora que hace la subjetividad es la de la propia objetividad. ¡Qué jaleos trascendentales tan chulos!

---

Cuando escucho "valor" entiendo "rebaja de contenido". Prestad atención a lo que quieren decir los que hablan de "educación en valores" o los "valores de..." y os daréis cuenta de que no hay nada que realmente convenza en ellos. Sin embargo, en el origen de "los valores" se encontraban realidades objetivas de valor incuestionable y evidente. Por eso se llamaron "valores", como cosificándolos. Hoy los tratamos como motivos para dirigir la subjetividad a que acepte algo que parece que se resiste a considerar como tal. Algo así como insistirle a alguien que está viendo el color amarillo que es el color amarillo y comprobar que él se niega a aceptarlo inmediatamente y pone trabas, debate, dialoga... ¡Que es amarillo! ¡Por favor! Pues con los valores ocurre lo mismo. Han perdido su capacidad de mostrarse, de evidencia, de convencimiento. 

---

Trasmitir convicciones se ha vuelto rechazable. Salvo que sean las opiniones predominantes del discurso que sirve de amalgama social. 



viernes, 3 de septiembre de 2021

¿Qué tal tienes el fin de semana?

¿Cuándo comienza realmente el fin de semana? ¿El viernes por la tarde o el sábado por la mañana? No lo tengo claro. Pero me sirve para hablar de lo siguiente. Una buena subjetividad -trascendental y seria- tiende permanentemente al escepticismo, pese a que su misma dinámica es la de buscar, buscar y buscar recibiendo impactos. Es algo curioso. No se salva a sí misma, mientras recibe alerta tras alerta, fogonazo tras fogonazo, flotador tras flotador. Tengo un libro preciso cerca que avisa en la primera página, muy honestamente por todo lo que llega detrás, que no debe ser leído por personas que no sepan nadar. Y es un cartel grande que al juntaletras le animará a leer más y más, alejándose y alejándose de la orilla que le soporta.

---

Nunca he pretendido con este blog que tuviera muchos asiduos, ni visitas, ni nada por el estilo. No he aplicado estrategia alguna. Lo cual para muchos puede ser una torpeza, sabiendo lo que sé. Pero para mí, sabiendo lo que sé, es una forma de no incrementar el ruido del mundo. Este lugar está para escribir y ya. Confío plenamente en que no llegue a nadie a quien pueda ofender y molestar, mucho menos aún hacer daño o mal. Lo intento con todo en la vida. 

---

Cicerón exaltó la amistad tanto que esa amistad no existe ni el latín, ni en español. Sin embargo, es ideal recorrer sus páginas un viernes en la semana en la que nos preparamos para recibir alumnos y que llenen las aulas. Pondría alguna cita, pero están muy manidas. Son más útiles para el que quiere ser amigo que para quien busca amigos por el mundo. Con esas lentes no los encontrará. Para eso debería servir la filosofía. Y volvemos a la subjetividad de algún modo. Lo dicho, la amistad hace bien cuando lo es, daña cuando se niega. Aunque prefiero hablar de fraternidad universal, por muchas razones. 

---

Hay una palabra que me da una rabia inmensa no poder usar como siempre porque la política la ha reventado. Esos partidos que tragan símbolos sin parar, que montan sus vayas haciendo suyo lo que es de todos, me causan desazón. A mí me parece tan evidente el engaño y el maltrato a la dignidad de las personas, que me imagino un mundo en el que fácilmente todo eso no existiera porque los ciudadanos fueran mínimamente conscientes de lo absurdo. Pero no. Hace tiempo que acepté que esto no cambiará. Que la manada crece casi al mismo ritmo que salen personas de ella por otro lado. Unos entran, otros salen. La manada permanece. Siempre hay un tiempo para ser manada, para ser parte de algo, para ser masa. Yo sí creo, con firme esperanza, que el tiempo obliga a la moderación y la prudencia, que la vida es maestra hacia delante, no hacia atrás. 

---

La historia la dirigen personas y no es irremediable. No hay una buena metafísica del tiempo que hoy interese a muchos, porque no hay un compromiso claro y decidido con la humanidad. Llegan innumerables escépticos cada año a la política y luego se hacen hedonistas de lo suyo, con sus glorias. El otro día me recomendaron un libro sobre "El orgullo", del que la Escritura dice que es el gran pecado, que a lo mejor recupero. La hybris tiene más rostros que Zeus metamorfosis y siempre golpea duro para conseguir sus objetivos. No reposa, no se recrea. No quiere ni oír hablar de paz. Machaca tanto a la persona que desaparecen de su vista todas las evidencias del prójimo, del sufrimiento, del dolor, hasta quedar manchada de sangre. Es terrible. 

---

Doy por concluido un cuaderno. Ha sabido servir noblemente. Ha respetado mi voluntad hasta el extremo. Se ha pringado día a día los últimos meses. Hay quedará, para la memoria, en la estantería junto a sus compañeros. Ya ni me acuerdo de qué tiene escrito. ¡Que duerma!




 


jueves, 2 de septiembre de 2021

Los jueves son tranquilos

Los jueves son todos tranquilos, salvo dos. Le ocurre a los jueves lo que a las personas medianas, que suelen pasar desapercibidas. Aprietan ya las ganas de fin de semana. Hemos pasado suficientes días como para saber que no estamos empezando. El cuerpo lo pide, rebosante de alegría. Sobre todo por la tarde. Voy a intentar cambiar en el lenguaje una palabra, que no diré, por alegría. Siempre alegría y más alegría. Es probable que estar alegre sea cosa también de voluntad. Veremos cuánta de voluntad hace falta para protegerse de los ladrones de la alegría. ¿Existen esos ladrones también? ¡Vaya que si existen! ¡Cría cuervos...!

---

Me hacen (poca) gracia los sabios y las sabias que cogen un libro de Ética clásico y se fijan en lo que se defendía entonces y ahora sería insostenible por una persona carta cabal. Esa forma de leer tan engreída me irrita. No tanto como a ellos, que protegiéndose entre banderas terminan quemando imágenes y oscureciendo logros. ¡Claro que un libro de Ética con dos mil quinientos años, dos mil, mil quinientos, mil, quinientos o cien tiene cosas corregibles! ¡Para eso no hace falta ni abrir el libro! ¡Lo interesante es lo que de ellos ha pasado a la historia, su acierto y atrevimiento! ¡Perdón por tanta exclamación! ¿Con qué cosas bárbaras, indignas y crueles estarán todos estos autosabios conviviendo asiduamente, arropados en su maldad? Si tuvieran un mínimo de perspectiva se darían cuenta, pero llevan gafas de sol extremadamente oscurecidas. ¿No se dan cuenta de que tienen el sentido común enfermo?

---

Por fin un libro actual le dedica un buen artículo a la envidia. Por fin. Lo que cuesta encontrarlo. En mi caso ha sido de casualidad. He comprado el libro y luego he visto de qué temas trataban. Hay títulos que son verdaderamente fantásticos y que atrapan. Por ejemplo, "Umbrales. Un viaje por la cultura occidental a través de sus puertas." Lo tengo pendiente y no sé ni de qué va. O "Sobre la razón", que es un folleto de sesenta páginas. La contundencia es tal que estás casi obligado a comprarlo, no sea que diga algo de lo que no nos hemos enterado todavía. Lo dicho, el título. El título es primordial. Si acaso ya después trabajas las primeras páginas y, a partir de ellas, se estira lo máximo posible. Salvo, eso en justicia hay que decirlo, esos autores sistemáticos que comienzan por el índice, desarrollan con rigor cada punto y subpunto de sus quinientas páginas, y luego, ya completo el trabajo, no pueden más y escriben en él la síntesis de todo: "La esencia de la manifestación." El editor suele aconsejar a posteriori un subtítulo que ayude. 

---

La tarea de los intelectuales es muy dura. Tengo que reconocerlo. Más todavía si cabe con tan horrenda dialéctica ante la que asistimos. Los críticos del emotivismo moral utilizan moralismos emocionales, los enemigos del individuo exacerbado están todo el santo día exacerbados con el suyo. Un intelectual hoy, que quiera dedicarse a la verdad sin más, a intentar investigarla y vivir en ella lo tiene francamente complicado. Por si fuera poco, cuando descubrimos uno que merece la pena le queremos preguntar tantas cosas que lo estropeamos en unos casos, en otro lo despistamos de su buen trabajo, o lo intentamos comprar para que sea pieza de museo. ¡Aquí yace el intelectual del siglo XXI! ¡Nosotros lo hemos matado! Evidentemente, la referencia no es gratuita, por simple.

---

Estoy seguro de que María y Lucas han salido juntos de paseo. No sé quiénes son. Pero estoy cierto probabilísticamente hablando de que algo así ha pasado en España, sin ir más lejos, hoy. Incluso varias veces y a pesar de ser jueves día 2 de septiembre. Según cálculos aproximados, Ricardo y Juan hoy se han visto por primera vez y lo suyo no terminará bien. No sé de qué hablo, pero, como mínimo, es posible tanto lo que digo de hoy como lo que anuncio para el futuro. Algún dato científico habrá. Como el del reputado periódico que anuncia a bombo y platillo que la mirada del profesor está científicamente demostrado que es el veinticinco por ciento de su eficacia como docente. ¿Qué? ¿Cómo te quedas? ¿Te miraron bien o mal en la escuela? Yo es que ni me acuerdo. 

---

No insisto ni con Juan, ni con Ricardo, ni con Lucas, ni con María. Le toca ahora a Lucía, que empujaba libros cuando era pequeña y ahora no se deja ver, y no es precaución covid. Alguna Lucía habrá que hoy explore algún tipo de análisis eidético. Digo yo. Está encerrada en su cuarto, leyendo sobre una mesa blanca, con flexo al lado. Lo suyo es más bien el bolígrafo. No usa lápiz, ni portaminas. Y subraya como si el libro fuera suyo, tanto lo que entiende como lo que no. Para eso gasta dos colores. Uno en verde, otro en rojo. 

---

Acabo de terminar uno de esos libros que no quería terminar. DEP, hasta la próxima. No he ahorrado en anotaciones, círculos, subrayados... Ha sido un auténtico festín. Del mismo autor ya está llegando el siguiente. 



miércoles, 1 de septiembre de 2021

La que se viene encima

La que se viene encima, con lo tranquilo que vivía yo hace un mes, por ejemplo. No quiero recordarlo. Hace años usaba unas agendas Dina5 y me han comprado una de esas para este curso. Es bonita y le he puesto una pegatina. Para personalizarla, que trabajo entre adolescentes. A lo que voy, que se viene encima una buena. No tengo manos ya para anotar todo lo que tengo que hacer y mientras estoy escribiendo este blog, que me descansa y disfruto. 

---

Para la distribución del tiempo. Tres consejos que me doy. No dejar para mañana lo que pueda hacer hoy. Es decir, adelantar lo que se pueda. Pero qué ocurre entonces, que los huecos que tengo los vuelvo a llenar. Entonces mejor dejarlo para mañana. Segundo consejo, reservar tiempos de calidad para lo importante. Lo cual derivaría, si me lo tomo en serio, en no ir a trabajar. Bueno, trabajar es importante. No quería decir eso. Pero más importantes son otras cosas, que al final se atienden entre restos y entre sueños. Mejor entonces dar la calidad que pueda a los tiempos que tengan. Tercero y último, descansar y reponer fuerzas. Un santo muy importante, que sabía de escuela como ninguno en su época, dijo que el descanso también es trabajo. Luego, por mucho aprecio que le tenga, menudo lío tengo con todo lo demás. ¿Será que debo pasarme todo el día trabajando, aceptarlo sencillamente y sonreír? De los tres consejos casi que puedo pasar un poco. Espero no perder la alegría, que me la exijo mucho menos que la paciencia. ¿Se puede exigir uno a sí mismo la alegría? Es probable. 

---

Admiro a las personas que saben decir "no". No sé por qué, pero las admiro. No sé lo que es, a decir verdad, pero las admiro. Me parece que son personas equilibradas, prudentes, que disciernen. Me refiero a las que saben decir "no" a cosas interesantes y buenas. Aclaro. Que también conozco a muchas que dicen "no" a todo y cualquier cosa, sin más, por el gusto de creerse mejor que los demás o por desprecio a la vida misma. Padecen vidagimia. Son unos pobres esclavos de sí mismos que terminan esclavizados. Pero a los primeros los admiro sinceramente. Salvo en una cosa, una cierta prepotencia que les da respecto de todo lo demás la capacidad de decir "no" porque tienen una vida "llena". Debe ser una reminiscencia de una conversación que no tuve la noche aquella en que llamé a un amigo porque lo necesitaba. Qué sé yo. Medio en broma, medio en serio. 

---

Sigo leyendo a Platón. No os creáis. Lo que pasa es que no lo digo. Estoy con Hipias Menor. Casi nada. Es otro de los que están recogidos en el primer volumen de la edición de Gredos, la de tapas azules chulas. El diálogo entero se lee del tirón. Qué bonito. Si saben lo que saben, ¿son ignorantes o conocedores?" (365e) Hipias es más frágil que Protágoras, menos consistente. Y, curiosamente, más arrogante. Las últimas palabras de Sócrates en el discurso son: "Pero el que también vosotros, los sabios, vaciléis, esto es ya tremendo para nosotros, que ni siquiera dirigiéndonos a vosotros vamos a cesar en nuestra vacilación." (376c) Con todo, Sócrates es un auténtico cabezón, persistente e incomodante. Qué compañía tan constante y pertinaz. 

οὐδὲ γὰρ ἐγὼ ἐμοί, ὦ Ἱππία: ἀλλ᾽ ἀναγκαῖον οὕτω φαίνεσθαι νῦν γε ἡμῖν ἐκ τοῦ λόγου. ὅπερ μέντοι πάλαι ἔλεγον, ἐγὼ περὶ ταῦτα ἄνω καὶ κάτω πλανῶμαι καὶ οὐδέποτε ταὐτά μοι δοκεῖ. καὶ ἐμὲ μὲν οὐδὲν θαυμαστὸν πλανᾶσθαι οὐδὲ ἄλλον ἰδιώτην: εἰ δὲ καὶ ὑμεῖς πλανήσεσθε οἱ σοφοί, τοῦτο ἤδη καὶ ἡμῖν δεινὸν εἰ μηδὲ παρ᾽ ὑμᾶς ἀφικόμενοι παυσόμεθα τῆς πλάνης.

---

Los principios son tediosos. Pero ahora se me olvida teclear y cosas así. La verdad es que es un gusto tener fuerza y ánimo. Doy gracias por ello. A pesar de los tiempos extraños, retomar la actividad trae consigo más orden en algunas cosas. Me encanta mi trabajo. Lo digo en serio. Soy un apasionado que no consigue dejar al margen su gusto por la educación. A mí todavía me reporta mucha satisfacción. Al principio eran unas, ahora otras. Eso también es verdad. Todo hay que vivirlo. A los jóvenes siempre les diría lo mismo que me dijeron a mí: apunta a lo mejor de la educación en tu día a día, cuida mucho esos fundamentos, no los tomes a la ligera. Recuerdo una conversación con mi primer jefe de estudios en la fotocopiadora a horas impropias de un colegio normal. Era octubre. Yo iba a tope. "El final de curso queda lejos. Tómatelo con calma." El director me decía casi lo contrario. El director tuvo razón. Al principio hay fuerzas para todo. 

---

Tengo tres cuadernos abiertos sobre la mesa. No sé si alguien sigue trabajando así. Cada uno de una vaina. Para ir haciendo esquemas, tomando notas, escribiendo ideas. Me ha dado siempre por apaisar los cuadernos grandes Dina4 de cuadros y por escribir en cada renglón de los pequeños Dina5 negros y con gomita. Algunos son joyas. Dos gruesos y otros dos menos gruesos usé un año para mí mismo. A mano. Algunas noches dolía la mano de escribir ya. He sido muy fan siempre de los diarios. Aunque con el paso de los años y el pudor debería quemar celebrativamente más de una docena. 

---

Me encantaría tener unas obras completas de Unamuno. No digo más. 

---

Hay un autor al que quiero releer con calma. Por desafinidad, porque sonamos diferente, incluso en la distancia. Pero que está presente en todas partes. De hecho, me resulta muy llamativo que personas que aprecio le tengan en alta consideración, como si hubiésemos leído libros diferentes, como si no se leyeran más que las letras muertas, dejando espacios y preguntas sin contestar. O, lo más probable, me estaré perdiendo algo. La verdad es que lo leí muy joven, muy joven. Un compañero que tenia dinero en la universidad me regaló bastantes libros suyos porque se había comprado una edición muchísimo mejor. Le daba pena tirarlos y yo siempre acojo libros sin desprecio. 

---

La ciencia no ha perdido ningún rumbo, porque nunca lo ha tenido. El ideal de la ilustración la dejó sola, a su aire. Como le ha ocurrido al capitalismo. Se han asalvajado. Y el reto es que cumplen y exploran todas las posibilidades que ellas mismas abren, como con ganas de qué sé yo qué. Tengo un buen amigo que, al menos, desde al conciencia personal no creyente, se pone límites a sí mismo. Pero reconoce que no es lo normal, que lo que rige es el intercambio por dinero y no la aspiración al saber, salvo en algunos casos muy contados que pueden permitírselo de partida por azarosos bucles del destino. Algo mantiene, calladamente, la aspiración que la ciencia tiene más allá de sí misma y no termina de explicarse. 

---

Platón es una maravilla. ¿Gorgias? ¿Critón? ¿Cuál? Tengo mucho respeto a Banquete. ¿A quién?, preguntará alguno. 

--- 

He saludado hoy a un montón de personas. ¿Sois buenos para los nombres?