miércoles, 1 de septiembre de 2021

La que se viene encima

La que se viene encima, con lo tranquilo que vivía yo hace un mes, por ejemplo. No quiero recordarlo. Hace años usaba unas agendas Dina5 y me han comprado una de esas para este curso. Es bonita y le he puesto una pegatina. Para personalizarla, que trabajo entre adolescentes. A lo que voy, que se viene encima una buena. No tengo manos ya para anotar todo lo que tengo que hacer y mientras estoy escribiendo este blog, que me descansa y disfruto. 

---

Para la distribución del tiempo. Tres consejos que me doy. No dejar para mañana lo que pueda hacer hoy. Es decir, adelantar lo que se pueda. Pero qué ocurre entonces, que los huecos que tengo los vuelvo a llenar. Entonces mejor dejarlo para mañana. Segundo consejo, reservar tiempos de calidad para lo importante. Lo cual derivaría, si me lo tomo en serio, en no ir a trabajar. Bueno, trabajar es importante. No quería decir eso. Pero más importantes son otras cosas, que al final se atienden entre restos y entre sueños. Mejor entonces dar la calidad que pueda a los tiempos que tengan. Tercero y último, descansar y reponer fuerzas. Un santo muy importante, que sabía de escuela como ninguno en su época, dijo que el descanso también es trabajo. Luego, por mucho aprecio que le tenga, menudo lío tengo con todo lo demás. ¿Será que debo pasarme todo el día trabajando, aceptarlo sencillamente y sonreír? De los tres consejos casi que puedo pasar un poco. Espero no perder la alegría, que me la exijo mucho menos que la paciencia. ¿Se puede exigir uno a sí mismo la alegría? Es probable. 

---

Admiro a las personas que saben decir "no". No sé por qué, pero las admiro. No sé lo que es, a decir verdad, pero las admiro. Me parece que son personas equilibradas, prudentes, que disciernen. Me refiero a las que saben decir "no" a cosas interesantes y buenas. Aclaro. Que también conozco a muchas que dicen "no" a todo y cualquier cosa, sin más, por el gusto de creerse mejor que los demás o por desprecio a la vida misma. Padecen vidagimia. Son unos pobres esclavos de sí mismos que terminan esclavizados. Pero a los primeros los admiro sinceramente. Salvo en una cosa, una cierta prepotencia que les da respecto de todo lo demás la capacidad de decir "no" porque tienen una vida "llena". Debe ser una reminiscencia de una conversación que no tuve la noche aquella en que llamé a un amigo porque lo necesitaba. Qué sé yo. Medio en broma, medio en serio. 

---

Sigo leyendo a Platón. No os creáis. Lo que pasa es que no lo digo. Estoy con Hipias Menor. Casi nada. Es otro de los que están recogidos en el primer volumen de la edición de Gredos, la de tapas azules chulas. El diálogo entero se lee del tirón. Qué bonito. Si saben lo que saben, ¿son ignorantes o conocedores?" (365e) Hipias es más frágil que Protágoras, menos consistente. Y, curiosamente, más arrogante. Las últimas palabras de Sócrates en el discurso son: "Pero el que también vosotros, los sabios, vaciléis, esto es ya tremendo para nosotros, que ni siquiera dirigiéndonos a vosotros vamos a cesar en nuestra vacilación." (376c) Con todo, Sócrates es un auténtico cabezón, persistente e incomodante. Qué compañía tan constante y pertinaz. 

οὐδὲ γὰρ ἐγὼ ἐμοί, ὦ Ἱππία: ἀλλ᾽ ἀναγκαῖον οὕτω φαίνεσθαι νῦν γε ἡμῖν ἐκ τοῦ λόγου. ὅπερ μέντοι πάλαι ἔλεγον, ἐγὼ περὶ ταῦτα ἄνω καὶ κάτω πλανῶμαι καὶ οὐδέποτε ταὐτά μοι δοκεῖ. καὶ ἐμὲ μὲν οὐδὲν θαυμαστὸν πλανᾶσθαι οὐδὲ ἄλλον ἰδιώτην: εἰ δὲ καὶ ὑμεῖς πλανήσεσθε οἱ σοφοί, τοῦτο ἤδη καὶ ἡμῖν δεινὸν εἰ μηδὲ παρ᾽ ὑμᾶς ἀφικόμενοι παυσόμεθα τῆς πλάνης.

---

Los principios son tediosos. Pero ahora se me olvida teclear y cosas así. La verdad es que es un gusto tener fuerza y ánimo. Doy gracias por ello. A pesar de los tiempos extraños, retomar la actividad trae consigo más orden en algunas cosas. Me encanta mi trabajo. Lo digo en serio. Soy un apasionado que no consigue dejar al margen su gusto por la educación. A mí todavía me reporta mucha satisfacción. Al principio eran unas, ahora otras. Eso también es verdad. Todo hay que vivirlo. A los jóvenes siempre les diría lo mismo que me dijeron a mí: apunta a lo mejor de la educación en tu día a día, cuida mucho esos fundamentos, no los tomes a la ligera. Recuerdo una conversación con mi primer jefe de estudios en la fotocopiadora a horas impropias de un colegio normal. Era octubre. Yo iba a tope. "El final de curso queda lejos. Tómatelo con calma." El director me decía casi lo contrario. El director tuvo razón. Al principio hay fuerzas para todo. 

---

Tengo tres cuadernos abiertos sobre la mesa. No sé si alguien sigue trabajando así. Cada uno de una vaina. Para ir haciendo esquemas, tomando notas, escribiendo ideas. Me ha dado siempre por apaisar los cuadernos grandes Dina4 de cuadros y por escribir en cada renglón de los pequeños Dina5 negros y con gomita. Algunos son joyas. Dos gruesos y otros dos menos gruesos usé un año para mí mismo. A mano. Algunas noches dolía la mano de escribir ya. He sido muy fan siempre de los diarios. Aunque con el paso de los años y el pudor debería quemar celebrativamente más de una docena. 

---

Me encantaría tener unas obras completas de Unamuno. No digo más. 

---

Hay un autor al que quiero releer con calma. Por desafinidad, porque sonamos diferente, incluso en la distancia. Pero que está presente en todas partes. De hecho, me resulta muy llamativo que personas que aprecio le tengan en alta consideración, como si hubiésemos leído libros diferentes, como si no se leyeran más que las letras muertas, dejando espacios y preguntas sin contestar. O, lo más probable, me estaré perdiendo algo. La verdad es que lo leí muy joven, muy joven. Un compañero que tenia dinero en la universidad me regaló bastantes libros suyos porque se había comprado una edición muchísimo mejor. Le daba pena tirarlos y yo siempre acojo libros sin desprecio. 

---

La ciencia no ha perdido ningún rumbo, porque nunca lo ha tenido. El ideal de la ilustración la dejó sola, a su aire. Como le ha ocurrido al capitalismo. Se han asalvajado. Y el reto es que cumplen y exploran todas las posibilidades que ellas mismas abren, como con ganas de qué sé yo qué. Tengo un buen amigo que, al menos, desde al conciencia personal no creyente, se pone límites a sí mismo. Pero reconoce que no es lo normal, que lo que rige es el intercambio por dinero y no la aspiración al saber, salvo en algunos casos muy contados que pueden permitírselo de partida por azarosos bucles del destino. Algo mantiene, calladamente, la aspiración que la ciencia tiene más allá de sí misma y no termina de explicarse. 

---

Platón es una maravilla. ¿Gorgias? ¿Critón? ¿Cuál? Tengo mucho respeto a Banquete. ¿A quién?, preguntará alguno. 

--- 

He saludado hoy a un montón de personas. ¿Sois buenos para los nombres?



No hay comentarios:

Publicar un comentario