viernes, 22 de enero de 2021

Expectativas y esperanzas

Salgo hacia el colegio en 30 minutos, así que voy a ser más que breve. Comienzo por la anécdota del día. 

Como siempre, espero en la puerta de clase a que el otro profesor salga. Es lo habitual. Entro al modo que me enseñaron. Sin correr, por un camino diferente, hablando con algún alumno y preguntando a todos qué tal están. Esto cuando no había covid. Ahora espero a que se ventile todo. Estando en el umbral, una alumna venía hacia mi lugar. Yo pensaba que venía hacia mí. Mi sorpresa, solo iba a limpiarse las manos con el producto estrella del año. Me he reído. Entonces me ha preguntado qué tal. 

En la siguiente clase, lo mismo. Ya la última de la semana. Espero en el umbral. Viene un alumno. He pensado que iba a limpiarse las manos. Esta vez iba a saludarme. Los dos nos hemos ido a por Natalia, la otra alumna, que justamente salía de clase. Y nos hemos reído en el pasillo. 

El evangelio suele leerse ya sin sorpresa por quienes lo conocen y los que no lo conocen no suelen sorprenderse tampoco. Sin embargo, yo descubro cosas nuevas cada día. O creo descubrirlas. El caso es que estoy ahí, dándole vueltas. 

En aquella época, el que venía de fuera era escuchado porque traía noticias. Existían caminantes casi profesionales. A modo de juglares medievales o aedos más antiguos. Se les escuchaba. En el caso de Jesús, parece que su fama le precedía y juntaba multitudes para enseñar. Pero cuando se ponía a hablar, contaba poco menos que parábolas para la gente del lugar. Insisto mucho en que la parábola es una invitación a fijarse en otra cosa, a partir de una realidad muy cotidiana y sabida por todos. El maestro, con las parábolas, parecía más bien enseñar poco. 

Por ejemplo, Lc 8,4ss, la historia que se cuenta no aporta ninguna novedad a los avezados agricultores a los que habla. Lo que dice lo saben hasta los niños. Es su cotidianeidad más absoluta. Sin embargo, al avisar de que es una parábola les invita a algo más, casi a fijarse a partir de su vida en algo distinto para cuyo acceso necesitan la llave fundamental, la clave del cofre y del tesoro del Reino. Quien habla, es precisamente la misma llave. 

Mirad cómo empieza. "Salió un sembrador a sembrar." ¡Toda una lección de vida! ¿Por qué la gente se quedaba a seguir escuchando? ¿Se trata de una lección esencial de agricultura? ¿Les iba acaso ese forastero de Galilea a contar cómo era su vida y las durezas de la siembra? Para quien no lo sepa, sembrar así es relativamente fácil. Te pones en el campo y lanzas con generosidad las semillas, para que caigan por doquier. La técnica, que la tiene, es la de la dispersión. 

Ahora bien, para sorpresa de todos, Jesús carga las tintas en el error, en la dificultad, en lo que cae fuera, en lo que no tiene hondura y en lo que no recibe luz de lo alto. Tres ejemplos, contra uno que sale bien. Todo sembrador sabe que no es proporcional, en absoluto. Lo más frecuente es la buena siembra, cuya cosecha supera con creces la humilde semilla de partida. Pero Jesús insiste esquemáticamente en lo que ya todo el mundo sabe. Quizá cuando vayan a sembrar la próxima vez, a lo mejor estaban en ese momento del año, recuerden sus palabras y, al tiempo que hacen lo que tienen hacer, estén buscando interiormente el Reino. 

Es una parábola, sin más. Los discípulos preguntan porque no entienden lo que quiere decir. Le están avisando sutilmente de que un buen maestro hablaría de otro modo y así ganaría más discípulos y asombraría con su conocimiento de lo profundo. Jesús no se hace rogar. E insiste en que a ellos, los más cercanos, se les va a revelar algo secreto (tres veces se repite de una u otra manera). Es probable que comprendieran más de esta manera, pero nunca todo del todo. 

Esta unidad literaria, diseñada en cinco movimientos, termina con una sentencia que equipara fertilidad con nueva fecundidad, con un nuevo nacimiento. Incluso María es puesta en otro lugar distinto del que un anónimo personaje la sitúa. La clausura de Jesús vincula a todos en la Palabra recibida en la escucha y vivida en la acción. 

LECTURAS

  • SÁEZ DE MATURANA, Francisco Javier, Juan el Bautista. Una aproximación al profeta del desierto, PPC. Ya lo tengo. Emprenderé su lectura esta noche, cuando se pueda. De momento va a pasar a la cola de los pendientes. No corre prisa ninguna. 
NOTAS

  • Hoy es la fiesta del B. Guillermo José Chaminade, fundador de los Marianistas. Un hombre para su tiempo y fecundo en los nuestros. Aproximarse a su biografía, que hoy devuelvo, me ha hecho comprender un impulso misionero en medio de la persecución cuya naturaleza es inexplicable. Debía contagiar afecto y confianza, servía de comunión y acercaba a Dios. 
  • Lo sigo señalando, para que luego no se diga. El horario de vida de los adolescentes no puede estar a merced de sus preocupaciones e interese. Es una estructura mínima de vida. Ver a un alumno que no puede sostenerse en una clase con normalidad me da mucha pena. Está perdiendo oportunidades esenciales. 
  • Respecto de la política nacional, vamos de escándalo en escándalo, de manipulación y discurso en manipulación y discurso. Los enfrentamientos entre los partidos justifican muchas violencias cotidianas. No entiendo a los ciudadanos que defienden a los políticos, en lugar de exigir que se defiendan sus derechos y sus libertades. 
  • Recomiendo encarecidamente no escuchar demasiadas noticias. Las pocas que llevo esta semana en el rato de radio de camino y vuelta del colegio me están saturando. Hoy las he apagado, sin más. Entonces es cuando he pensado de qué va a ir este blog en febrero, cuál será la locura que emprenda entonces. Estoy ya en ello. Como me voy otra vez para allá, a la celebración de Chaminade, le voy a dar un par de vueltas más. 
  • Sobre nieves y pelotas de nieve tendríamos que pensar ahora que podemos detenernos un poco. Con qué facilidad una tontería se convierte dando vueltas y vueltas en algo grande que a su paso lo destruye todo. Como el rumor. Como la queja. Soy un enemigo decidido de la queja. Se me quedó grabado y no olvido el ejemplo de Moisés. 

Al final de una clase, mientras hacen el test correspondiente con su tecnología disponible, me pregunto qué quedará. Ser profesor es un trabajo que requiere más humildad, más paciencia y más estructura de la que parece. En tiempos nuevos, no todo puede cambiar. Si algo cambia es para proteger lo esencial, que es interior a la vida misma, a la realidad, especialmente a cada persona y acontecimiento. 



4 comentarios:

  1. Gracias por tu compartir diario.
    Hace algún tiempo pensé que los relatos del evangelio eran para ser narrados de forma oral. Así que hace algún tiempo, no leo textos evangélicos a nadie: se los cuento. Como si fueran chistes, anécdotas o relatos, sabiendo que son mucho más.
    Un abrazo y ánimo.
    :)

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  2. Muchas gracias, amigo. Es posible lo que dices del Evangelio. Tiene que hacerse palabra y diálogo, eso lo tengo claro. Su fuerza es intemporal. Yo me he hecho a la lectura muy pausada.

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  3. Hola, Josefer.
    Soy Javier, el autor del libro "Juan el Bautista. Una aproximación al profeta del desierto". Me alegra que lo tengas como libro pendiente de lectura, Si te gusta como a mí, vamos bien.
    Un abrazo desde Perú, donde vivo desde hace mucho tiempo.
    Javier

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    1. Qué alegría. Muchas gracias por el trabajo que has hecho. Aquí cerca lo tengo. Juan Bautista es sorprendente, una figura un tanto olvidada sin la que no podemos entender muchas cosas de Jesús, ni nuestra vida cristiana. Tal y como está escrito el texto es, además, muy pastoral y existencial. Se agradece esa lectura tan profunda y honda. ¡Adelante! ¡Y muchas gracias!

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