(1) Una persona, cuyo nombre no diré porque es reconocidísimo y admiradísimo, asiste a una mesa redonda para hablar de su campo del saber científico y cómo está en diálogo con otros saberes. En las primeras intervenciones ya se ve que ha hecho grandes descubrimientos -que reconoce casualidades, incluso-, pero que no tiene ni idea de por qué hace lo que hace y mucho menos, en cuanto le sacas de lo suyo, dice algo con sentido de todo lo demás. Sin embargo, se permite hablar de lo que hacen otros. En lo suyo es un hombre de reconocido prestigio. Sin embargo, no cabe esperar mucho más. Los demás, también doctores en sus disciplinas, ponen caras de asombro. Se puede ver en el video. No diré cual. ¡Menuda sorpresa se están llevando!
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(2) El alcance de las propias posiciones dependen, en gran medida, de las propias capacidades y del lugar por el que optemos. Pero, sobre todo, del método que empleemos. Somos capaces de ofrecernos métodos propios y herramientas que lleguen mucho más allá de lo inmediatamente dado en nuestras capacidades. En esto, la ciencia -que no es simplemente un método, aunque se repita- ha aportado mucho a la humanidad. Pensar lo contrario es realmente ridículo. Pero ocurre. En el mundo ocurre de todo y hay gente para todo. De lo que no se habla, y se debería, es la orientación que tiene y de dónde recibe ese impulso, y quién gestiona ese impulso para guiarlo. Hoy, dada la complejidad, en los grandes proyectos ya no se colabora entre uno o dos, sino que se apoya en una comunidad que muchas veces no tiene conciencia personal de las implicaciones de sus investigaciones. Participan, se hacen parte. Pero no asumen el reto de pensar igualmente el conjunto.
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(3) Hay cristianos a los que les sigue sorprendiendo que les amen sus enemigos. ¡En el mundo ocurre de todo!
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(4) No sé si lo he dicho, pero lo digo. En mi afición por leer, gracias a una página web nutridísima de artículos y tesinas y tesis doctorales de todo tipo, sacio de vez en cuando mis ansias y busco muchas cosas. Pues me he encontrado una tesis doctoral con una bibliografía que casi me convierte en samurái. Me dolían los ojos y no exagero. Ni una palabra de todo lo demás. La tesis era original y muy interesante. Creo que pasó ampliamente de su propia bibliografía.
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(5) Deberíamos volver a esa educación infantil que decía: "Señalar está feo. Es de mala educación." Ya sé que es difícil y que todas las personas de este país disfrutan de libertad de expresión y pueden decir (casi sin el casi) lo que quieran, les venga en gana y todo lo demás. Con una precaución: al menos de momento y, ya se sabe, no en todos los temas. ¡Cuidado! ¡No te vayas a pasar! A ver si te crees que estas cosas no tienen consecuencias.
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