jueves, 3 de marzo de 2022

LISIS. Día 43. (Platón, 213b - 213c)

Encontrarse con Sócrates es, a la vez, introducirse en la vida y planteársela en extremo. Qué preguntas tan raras hace y, simultáneamente, qué difícil escapar de ellas sin dárselas de frente con algo mucho más grande, de dimensiones improbables pero deseadas. En realidad, esta es la verdad. Quien se atreve a hablar así se descubre, como mínimo, viviendo en dos mentiras. La primera es la de lo que se da por supuesto y no se ha hecho realmente propio, que afectaría al ámbito de lo que se cree ampliamente. La segunda es la de la posibilidad por encima de todo lo ya realizado, es decir, la de la apertura en la que estamos más que instalados pese a los cercados que pensamos que nos dan seguridad y protección. Así de sorprendente es una conversación en la que se parte de una amistad vivida y, a base de cuestionarla, se recupera más fuerte habiendo pasado por su extraordinaria fragilidad y vulnerabilidad. 

Pero sigamos. 

Por tanto, si esto es imposible, el amante es el que es amigo del amado. 

Así lo veo yo. 

El que odia es, pues, el enemigo del odiado. 

Necesariamente. 

οὐκοῦν εἰ τοῦτ᾽ ἀδύνατον , τὸ φιλοῦν ἂν εἴη φίλον τοῦ φιλουμένου .

φαίνεται .

τὸ μισοῦν ἄρα πάλιν ἐχθρὸν τοῦ μισουμένου _

ἀνάγκη .

Hay dos afirmaciones que son suscritas. Sócrates enuncia y Menéxeno asiente. Están, como en otras veces, en sintonía, en acuerdo, en homología. No respecto a algo fácil, sino en la definición de términos. Han llegado a la conclusión de que ese que decimos que es "algo" lo es porque se sitúa en una relación respecto de otro "alguien". La relación le define. La acción a través de la cual se relaciona le define o, mejor dicho, nos permite hablar de él de un modo. O, mejor dicho aún, por si nadie se ha dado cuenta, le permite a uno mismo decirse lo que es, esto es, permite conocerse. Es en la acción donde la persona se conoce a sí misma, sabe qué es, quién es, en qué se está convirtiendo o qué viene a ser. En la acción se expone, se libera, se dice. 

No se cuestiona la teoría, aunque estemos hablando, sino la vida misma. Conviene recordarlo, porque no se trata de un hablar por hablar, ni cabe decir cualquier cosa. Además, la presión de Menéxeno, lo mismo que en el auditorio, porque de lo que están hablando será probablemente aquello que creen que viven. Se está "juzgando" y "criticando" la vida misma. Es además quien obra quien carga con la responsabilidad, pero no solo. Porque en tanto que relación devine respuesta, exigencia de respuesta. 

Las frases son aparentemente sencillas y, a la vez, no dejan escapatoria. Parecen dibujar el mapa de las acciones y relaciones humanas en dos grandes campos y modos. El del amor y el del odio. No están, al mismo tiempo, y esto es interesante en la misma escala. Uno no es del todo degradación del otro. Hace falta hablar del odio, no solo del amor. Hace falta hablar del amor, no solo del odio. 

Estrictamente presentados, diríamos que uno obliga a hablar del otro, pero en paralelo más que en escala. Y se pudiera incluso decir que la reducción a una sola cuestión a la hora de presentarlo, aunque del resto tuviéramos que hablar matizando con mucho tiento, ayuda a la compresión. Esta reducción es una radicalización de las cuestiones y los temas. Lo interesante igualmente es que responden a una misma lógica, si se acepta y ve, que comparten. Y es la lógica de la acción. De tal manera que el ser se expresa y se hace siendo, pero con la prioridad del ser que aparece más que lo que deja. Lo que deja siempre será imperfección respecto a su forma de aparecer. 

Se ve en paralelo el "amigo" y el "odiado". Aunque respecto del amigo la unidad de la "filia" permite comprenderlo igualmente mejor, como más unido. En el caso del odio (miseo), la apelación a algo diferente que es el "enemigo" (echthros) obliga igualmente a pensar de otro modo. El odio es exclusión, separación, rechazo. Ha quedado así en nuestra lengua, más por lo negativo que en lo positivo. Pero esa negatividad provoca una aparición positiva de algo que se puede denominar, que se puede comprender oscuramente como algo vacío. Y vuelvo otra vez a pensar que aquello que se esconde tras "fileo" es realmente la unidad de la humanidad consigo misma en el otro, mientras que el "miseo" su oposición o grieta.


 

 

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