viernes, 12 de febrero de 2021

Duermevelas y vigilancias. Día 12.

Muérdeme. Déjame probar tus palabras y la culpa. No las escondas donde no llego. Configuraré con ellas el cielo al que no llego. Teoría con pendientes dependientes de tu cuello. Compartimos los cabellos cercenados. Pretendemos puzlear el universo. La suma desvirtúa los colores. Opusculando la agudeza y el redondeo. Nuestros labios son un cono que no cuadra. Coincidimos en la mirada que se cruza. Abandonas la llamada en este sueño. Achacas a la impresión lo inmemorable.


Por fin podemos salir, aunque sea al campo. No dan permiso si rezamos. Pedimos perdón a Dios por lo que no hicimos y recogemos los frutos enterrados en el cielo. Agachamos la cabeza y fragmentamos. El corazón y la cabeza en dos universos. De la mía salen nubes que traerán tormentas. Hacia la tuya fluyen rápidamente entre pausas. Lejos está nuestro descanso, otra vez. Con mucha ansia lo expulsamos. Imposición tenaz de una evidencia atractiva. Un hito geométrico explica la intimidad que forja en el aire. Pesadumbre de esta vida según sus adaptaciones. Ahora preguntamos si algún día regresaremos. Así somos de elegantes y sufridos. Así de infantiles acunados. Merced de los delirios de las noticias. Llegan sin dejarse ver por las ventanas. No subsisten ni las sombras entre las que vagamos. Quedan signos de lo que jamás tendremos. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario