miércoles, 17 de septiembre de 2025

FEDRO. Día 11. Platón 230d

Para estudiar a Fedro, además del trato directo y pausado con el texto, que en eso consiste en gran medida la filosofía, también sería oportuno contrastar algunos de los principales estudios. De este modo, en las ambigüedades y nudos gordianos descubrimos que hay numerosos caminos que transitar y detalles que no pueden obviarse rápidamente. De lo contrario, se rompe el hilo invisible que nos conecta íntimamente con la intención que late en él. 

Fedro ha manifestado su opinión sobre Sócrates: "Me pareces un fuera de lugar (atopótatos)", alguien fuera de serie, alguien extraordinario. Y lo es por su forma de hablar, que le hace similar a un extranjero que, al no saber del lugar, se deja llevar para un sitio y para otro. Condición esta que ahora va a retomar Sócrates para mostrar qué le hace ser así: el ir detrás de los discursos, persiguiendo este o aquel, queriendo dialogar con cualquiera que, en la ciudad o fuera de ella, diga que es sabio o que tiene algo de sabiduría. 

Sócrates retoma la palabra. Primero, se excusa. "Compréndeme, tú que eres de lo mejor (ariste)." Segundo, se dice a sí mismo "amante del aprendizaje" (filomathes). Tercero, distingue quién quiere enseñar (didaskein): la naturaleza no quiere enseñar, pero los hombres sí. Está clara la distancia, y es muy notable, entre aprender y enseñar. Y Sócrates aquí la planta, incluso antes de empezar a a escuchar el discurso que ha preparado Fidias. Por un lado, él es amante y buscador del aprendizaje, de la sabiduría, del conocimiento. No le importa hacerse discípulo y seguidor (mathetes) de la sabiduría. Sin embargo, lo que encuentra a su alrededor es paradójico: la naturaleza calla y los hombres hablan con elocuencia, y lo hacen además enseñando a otros con su vida, con su acción y con su palabra. Los hombres, como recuerda algún ilustre filósofo contemporáneo, son ejemplo de vida entre sí, de unos con otros, en una suerte de copertenencia común. De ahí que se vayan enseñando unos a otros. 

Esta enseñanza no sabemos si se da o no, pero sí que es querida. Los "hombres de la ciudad" (astei anthopoi) son aquellos que quedan definidos por la materialidad de la ciudad, no tanto por las relaciones (y la polis). Serían aquellos que han perdido tanto su ser que son partes del sistema que se está construyendo en ellas, ajenos a la posibilidad de pensar por sí mismos, convirtiéndose en la repetición del discurso, aparentemente tan bueno como bello, de los que sí que piensan, sí que hablan realmente. Lo que describe, con mucha sorna e ironía, la posición de Fedro en posesión egoísta y aislada, del discurso de Fidias, que al principio tenía guardado a buen recaudo de la vista o la reclamación de otros. Estos hombres de la ciudad están deseosos de enseñar y convertirse en maestros adorados, revestidos de honores y cubiertos de glorias y riquezas. 

Recogiendo algo de las anteriores palabras de Fedro, Sócrates se ríe de sí mismo y se presenta como alguien doblemente extraño, que sale donde tenga que salir, y camina lo que tenga que caminar, con tal de escuchar "esos discursos escritos". 

Habiendo llegado al sitio concreto, al lugar apropiado, Sócrates coge posición y se tumba, como se está en el "simposio", y le pide a Fedro que lea. 

Σωκράτης

συγγίγνωσκέ μοι ἄριστεφιλομαθὴς γάρ εἰμιτὰ μὲν οὖν χωρία καὶ τὰ δένδρα οὐδέν μ᾽ ἐθέλει διδάσκεινοἱ δ᾽ ἐν τῷ ἄστει ἄνθρωποισὺ μέντοι δοκεῖς μοι τῆς ἐμῆς ἐξόδου τὸ φάρμακον ηὑρηκέναιὥσπερ γὰρ οἱ τὰ πεινῶντα θρέμματα θαλλὸν  τινα καρπὸν προσείοντες ἄγουσινσὺ ἐμοὶ λόγους οὕτω προτείνων ἐν βιβλίοις τήν τε Ἀττικὴν φαίνῃ περιάξειν ἅπασαν καὶ ὅποι ἂν ἄλλοσε βούλῃνῦν δ᾽ οὖν ἐν τῷ παρόντι δεῦρ᾽ ἀφικόμενος ἐγὼ μέν μοι δοκῶ κατακείσεσθαισὺ δ᾽ ἐν ὁποίῳ σχήματι οἴει ῥᾷστα ἀναγνώσεσθαιτοῦθ᾽ ἑλόμενος ἀναγίγνωσκε.

-



domingo, 14 de septiembre de 2025

Fedro. Día 10. Platón 230b

Ayer comentaba la respuesta que había dado Sócrates a la pregunta de Fedro sobre los mitos. Una página cargada de significado y densidad, que marca un antes y un después en esto que llamamos filosofía. Creo que es la página a comentar para iniciarse en el pensamiento platónico. No tanto por la diferencia con el mito, sino por el cambio de objeto de estudio y, por lo mismo, de método. El saber que se persigue está intrínsecamente relacionado con el conocimiento propio. Todo lo demás vendrá después o conjuntamente con esta búsqueda. 

De la respuesta, otra cosa que destacar: no dice esta vez Sócrates con qué el hombre puede transformarse en un fiero Tifón o en una criatura suave, partícipe de lo divino. Lo deja callado. Lo deja en la sombra o indicado. Pero, con eso mismo, se apunta a una vida que se hace a sí misma y que no llega definida por su origen a una repetición de lo que encuentra más próximo. 

Habiendo llegado al plátano en el que querían reposar, Sócrates hace ahora una descripción y hondo elogio del lugar, como quien lo ve por primera vez. Es importante notar esta actitud filosófica ante la realidad, que indiscutiblemente, a la belleza que pueden ver los ojos, se añade la profundidad de la razón y el lenguaje en su totalidad. 

Si en la respuesta anterior ha criticado, de modo indirecto, a esa sabiduría ingeniosa que crea "ambientes" y se superpone a la realidad con el uso de la palabra, parece hacer ahora algo similar a eso mismo que ha cuestionado. Como una forma, quizá, de ponerse en pericia al nivel de tantos literatos creativos y lúcidos. Ahora Sócrates muestra con su grácil verbo que es capaz de hacer lo mismo que otros, pero no le interesa esa forma de hacer filosofía. Sea como fuere aquel rincón junto al riachuelo, el cuadro que Sócrates pinta se asemeja al paraíso. Uno que probablemente nunca ha existido en Atenas.

Σωκράτης

νὴ τὴν Ἥρανκαλή γε  καταγωγή τε γὰρ πλάτανος αὕτη μάλ᾽ ἀμφιλαφής τε καὶ ὑψηλήτοῦ τε ἄγνου τὸ ὕψος καὶ τὸ σύσκιον πάγκαλονκαὶ ὡς ἀκμὴν ἔχει τῆς ἄνθηςὡς ἂν εὐωδέστατον παρέχοι τὸν τόπον τε αὖ πηγὴ χαριεστάτη ὑπὸ τῆς πλατάνου ῥεῖ μάλα ψυχροῦ ὕδατοςὥστε γε τῷ ποδὶ τεκμήρασθαιΝυμφῶν τέ τινων καὶ Ἀχελῴου ἱερὸν ἀπὸ τῶν κορῶν τε καὶ ἀγαλμάτων ἔοικεν εἶναιεἰ δ᾽ αὖ βούλειτὸ εὔπνουν τοῦ τόπου ὡς ἀγαπητὸν καὶ σφόδρα ἡδύθερινόν τε καὶ λιγυρὸν ὑπηχεῖ τῷ τῶν τεττίγων χορῷπάντων δὲ κομψότατον τὸ τῆς πόαςὅτι ἐν ἠρέμα προσάντει ἱκανὴ πέφυκε κατακλινέντι τὴν κεφαλὴν παγκάλως ἔχεινὥστε ἄριστά σοι ἐξενάγηται φίλε Φαῖδρε.

Lo que hace Sócrates, de este modo, es regalar el oído a Fedro, que queda admirado, como predispuesto más todavía a escuchar y atender, cautivo del amor que tiene por las palabras y el ejemplo que Sócrates ahora muestra. Fedro queda ensimismado y así le dice a Sócrates que le parece "un hombre rarísimo" por "cómo habla". 

Dice Fedro de Sócrates que le parece "un extranjero", por dos motivos. Uno es que se deja llevar y conducir. Así como quien viene necesita alguien que le oriente, así Sócrates parece no saber dónde estar y recibe con docilidad las indicaciones del joven amigo. En realidad, a Sócrates, para el fin que hoy le ocupa, le da muy igual el lugar y el modo. Así que una vez más demostramos que Fedro no está atento a lo importante aunque escuche de primera mano la ironía. 

Por otro lado, la segunda cuestión es que cree que Sócrates no sale mucho de la ciudad. Sin embargo, la memoria de Fedro le está fallando rápido, porque justo antes ha demostrado directamente que sabe de los mitos y de los lugares que pisa mucho mejor que él. Pero las palabras que está escuchando Fedro le han hecho olvidar lo de antes y centrarse sólo en lo de ahora. Fedro escucha sin descubrir la contradicción, sin darse cuenta de la ironía. Y sigue como si nada. 

Es verdad que Sócrates se muestra comúnmente afincado en la ciudad y sin salir de ella. Esas calles, peligrosas por estar llenas de hombres, son su hábitat común. Pero también se muestra en repetidas ocasiones a Sócrates paseando fuera, sin problema alguno. Tiene su aquel y es significativo que se ocupe de la filosofía abandonando las formas comunes de la polis, del trato con otros en un grupo grande. No lo evita, pero no es extraño verlo en otra circunstancia. 

Lo importante es notar que Fedro no está del todo atento a lo que está ocurriendo. Y que Sócrates, pese a lo que dice, es quien está llevando la conversación de un lado a otro, y Fedro es quien sigue sin saber que está siguiendo.  

Φαῖδρος 

σὺ δέ γε θαυμάσιεἀτοπώτατός τις φαίνῃἀτεχνῶς γάρ λέγειςξεναγουμένῳ τινὶ καὶ οὐκ ἐπιχωρίῳ ἔοικαςοὕτως ἐκ τοῦ ἄστεος οὔτ᾽ εἰς τὴν ὑπερορίαν ἀποδημεῖςοὔτ᾽ ἔξω τείχους ἔμοιγε δοκεῖς τὸ παράπαν ἐξιέναι.




sábado, 13 de septiembre de 2025

Fedro. Día 9. Platón 229c

Fedro y Sócrates entran poco a poco en materia. Ahora, casi sin dilación, el joven pregunta al viejo qué tal lleva eso de creer en los mitos. Una pregunta directa, que requiere una explicación y que Sócrates no le va a ahorrar. Así que responde abiertamente con una lucidez enorme desvelando así principios esenciales de su filosofía, forma de vida, comprensión de la ciudad, relación con las cuestiones últimas. 

Σωκράτης

ἀλλ᾽ εἰ ἀπιστοίηνὥσπερ οἱ σοφοίοὐκ ἂν ἄτοπος εἴηνεἶτα σοφιζόμενος φαίην αὐτὴν πνεῦμα Βορέου κατὰ τῶν πλησίον πετρῶν σὺν Φαρμακείᾳ παίζουσαν ὦσαικαὶ οὕτω δὴ τελευτήσασαν λεχθῆναι ὑπὸ τοῦ Βορέου ἀνάρπαστον γεγονέναι  ἐξ Ἀρείου πάγουλέγεται γὰρ αὖ καὶ οὗτος  λόγοςὡς ἐκεῖθεν ἀλλ᾽ οὐκ ἐνθένδε ἡρπάσθηἐγὼ δέ Φαῖδρεἄλλως μὲν τὰ τοιαῦτα χαρίεντα ἡγοῦμαιλίαν δὲ δεινοῦ καὶ ἐπιπόνου καὶ οὐ πάνυ εὐτυχοῦς ἀνδρόςκατ᾽ ἄλλο μὲν οὐδένὅτι δ᾽ αὐτῷ ἀνάγκη μετὰ τοῦτο τὸ τῶν Ἱπποκενταύρων εἶδος ἐπανορθοῦσθαικαὶ αὖθις τὸ τῆς Χιμαίραςκαὶ ἐπιρρεῖ δὲ ὄχλος τοιούτων Γοργόνων καὶ Πηγάσων καὶ ἄλλων ἀμηχάνων πλήθη τε καὶ ἀτοπίαι τερατολόγων τινῶν φύσεωναἷς εἴ τις ἀπιστῶν προσβιβᾷ κατὰ τὸ εἰκὸς ἕκαστονἅτε ἀγροίκῳ τινὶ σοφίᾳ χρώμενοςπολλῆς αὐτῷ σχολῆς δεήσειἐμοὶ δὲ πρὸς αὐτὰ οὐδαμῶς ἐστι σχολήτὸ δὲ αἴτιον φίλετούτου τόδεοὐ δύναμαί πω κατὰ τὸ Δελφικὸν γράμμα γνῶναι ἐμαυτόνγελοῖον δή μοι φαίνεται τοῦτο ἔτι ἀγνοοῦντα τὰ ἀλλότρια σκοπεῖνὅθεν δὴ χαίρειν ἐάσας ταῦταπειθόμενος δὲ τῷ νομιζομένῳ περὶ αὐτῶν νυνδὴ ἔλεγονσκοπῶ οὐ ταῦτα ἀλλ᾽ ἐμαυτόνεἴτε τι θηρίον ὂν τυγχάνω Τυφῶνος πολυπλοκώτερον καὶ μᾶλλον ἐπιτεθυμμένονεἴτε ἡμερώτερόν τε καὶ ἁπλούστερον ζῷονθείας τινὸς καὶ ἀτύφου μοίρας φύσει μετέχονἀτάρ ἑταῖρεμεταξὺ τῶν λόγωνἆρ᾽ οὐ τόδε ἦν τὸ δένδρον ἐφ᾽ ὅπερ ἦγες ἡμᾶς;

En primer lugar, Sócrates pone sobre la mesa que sabe que hay quienes creen y quienes no creen. Y quienes no creen no son ignorantes, sino que los llama "los sabios". No algunos, sino "los sabios" refiriéndose a todos ellos. Es una actitud propia de quienes tienen un mayor conocimiento de ciertos asuntos y, derivado al parecer de tal sobreabundancia, se convierten en escépticos y ponen distancia. 

Además añade "no sería nada extraño" que él también estuviera al margen, "como hacen los sabios". Pero en su caso, por imitación, no por convencimiento. De tal modo que, en ese caso, diría... y cuenta una versión del mito desmitologizada. Como "haciéndose el interesado". No sería Sócrates, sino Sócrates hablando "como un sabio", porque todos tenemos claro que este perfil se puede impostar 

Esta página, esta respuesta de Sócrates es uno de los pilares fundacionales de la filosofía de Occidente. Allí donde tantos han visto el paso "al logos" o el "giro antropológico" (este sí que lo fue radicalmente), abandonando el mundo de la mitología a la par que el mundo de la investigación narrativo-imaginaria de la naturaleza. De verdad, esta página es impresionante. 

Sigo.

En este "hacerse el sabio" lo que hace es dar a conocer las distintas tradiciones que hay. Unas aportan esto, otras lo otro. Lo importante es ver que entran en contradicción. Y, al hacerlo, cuestionar su origen, que Sócrates establece, según su impresión, en "el ingenio" de algún hombre de buen verbo. Estas historias tienen gracia, efectivamente. No están desprovistas de sabiduría, por separado. Pero al unirlas, todo se vuelve confuso. Y quien intenta conjugarlas, se mete en un jaleo impresionante. 

Lo esencial es que Sócrates ha decidido abandonar esa investigación por otra, "siguiendo la inscripción de Delfos", la enviada por Apolo, que indica: "Conócete a ti mismo." Esa tarea, que le fue entregada, reconoce con humildad que no ha sido cumplida del todo y que no ha llegado a su fin. Por eso tiene que posponer todo lo demás a esta radical misión, principio de toda filosofía y saber posibles para el hombre. 

No basta con esto que añade, con mucha fuerza, que todo intento de sabiduría que no empiece por aquí le resulta despreciable, ridículo, estúpido. Aquel que conoce, antes de conocer, debe conocerse a sí mismo, saber de sí más que de cualquier otra cosa, también para encontrar su límite, posibilidad y realidad. No sea que el ponerse a conocer exteriormente tanto le lleve, como con frecuencia ocurre, a olvidarse de sí, a perderse, a minusvalorarse o exaltarse en exceso. 

El conocimiento de sí no es un conocimiento estático, sino el saber en qué se está convirtiendo y haciendo. Porque puede ocurrir, como bien sabemos, que, al movernos entre grandes posibilidades, terminemos siendo o enrevesados y hinchados, o suaves y sencillos, que son los que "participan de divino y límpido destino". Muy interesante. 

Ya nos dice Sócrates un fruto de su investigación, aunque irónicamente diga no saber nada: el hombre, según su naturaleza, puede convertirse en alguien próximo a Dios o en un diablo, vivimos entre dos tensiones fortísimas que afectan radicalmente a nuestra vida, si no a nuestra naturaleza. ¡No es cualquier cosa! 

Y, llegando a esa conclusión, dice haber llegado al árbol donde van a sentarse a leer y estudiar el discurso de Fidias. 

Fedro, por supuesto, no dice nada. Ni replica, ni pregunta. O, lo que es lo mismo, quizá no se haya enterado de nada o necesite primero recibirlo, memorizar bien lo que ha dicho y después, con algo de calma y algún otro compañero, repensar lo que ha escuchado de Sócrates con inusitada contundencia. ¡Sublime!





lunes, 8 de septiembre de 2025

Fedro. Día 8. Platón 229b

Todavía no se han sentado a leer el diálogo. Seguimos en los previos. Y, buscando el sitio adecuado, Fedro le pregunta ahora si no es por estos sitios, cercanos al arroyo Iliso, donde Bóreas arrebató a Oritía. 

Es Ovidio quien conserva para nosotros esta historia. El dios Bóreas, hijo del Titán Astreo y la diosa del amanecer Eos. Es conocido su ímpetu y carácter violento. Como dios de los vientos del norte era temido. Aunque también hay momentos en los que beneficia a la misma ciudad en la defensa contra los enemigos. El caso es que se recuerda que, por allí, ocurrió algo de esto y Bóreas se llevó consigo a la hija del rey de Atenas del momento, Oritía. 

El joven pregunta si fue por allí y Sócrates responde que es lo que se dice. 

Φαῖδρος

εἰπέ μοι, ὦ Σώκρατες, οὐκ ἐνθένδε μέντοι ποθὲν ἀπὸ τοῦ Ἰλισοῦ λέγεται ὁ Βορέας τὴν Ὠρείθυιαν ἁρπάσαι;

Σωκράτης

λέγεται γάρ.

E insiste de nuevo que, ante la belleza y tranquilidad del arroyuelo, le parece un lugar adecuado para que jueguen, disfruten y gocen libremente las muchachas, como Oritía. Pero Sócrates le corrige y precisa que no es por allí, pese a sus impresiones y a que a él le parezca muy adecuado, sino que más adelante hay un altar que recuerda el sitio donde dicen que pasó. 

A propósito de todo esto, finalmente se llega al a cuestión radical sobre el mito y Fedro, que en principio va a ser el interrogado, pasa a ser interrogador. 

Φαῖδρος

οὐ πάνυ νενόηκαἀλλ᾽ εἰπὲ πρὸς Διός Σώκρατεςσὺ τοῦτο τὸ μυθολόγημα πείθῃ ἀληθὲς εἶναι;

¿Qué es el mito? Visto desde nuestra perspectiva histórica sería terriblemente injusto atribuirle un significado meramente poético o literario, como si fueran composiciones de carácter estimulante o edificante meramente. Comportan una auténtica cosmovisión y, con ella, una forma de vida. 

Frente a quienes consideran que nos hemos separado de los mitos, a mi entender eso es imposible. Hemos transitado de un logos a otro, el llamado mito es también un logos, una razón, un sentido. Lo importante es comprender que nuestra comprensión global del mundo necesita, aunque quisiéramos ir directos, el rodeo por el logos. El logos avanza en la historia a medida que el ser humano se detiene también en él y él es ayuda para alcanzar la realidad misma. 

La pregunta de Fedro tiene su riesgo. Las enseñanzas de la ciudad igualmente fortalecen lo político, la pertenencia. Hacen comprender a unas generaciones y otras que viven unidas en un único mundo común y compartido, que se va dejando de ancianos a jóvenes. Hay una transmisión en el saber, en la piedad. 

Sócrates interrumpe esta cadena con una pregunta. Sin afán destructivo se inicia así una amplitud en el logos que permitirá una aproximación más profunda a la realidad y revela el auténtico carácter del mito, de las relaciones, de la inquietud del corazón humano. 



Fedro. Día 7. Platón 229a

Están buscando un sitio especial para sentarse. Fuera de la ciudad y en tono bucólico. Como Fedro dice estar descalzo, y Sócrates siempre lo está, aparecen los dos mojándose los pies por el arroyuelo en dirección a la sombra agradable de un plátano. Fedro va delante. 

Este pequeño detalle, que también se nombra como una costumbre socrática en El banquete, no hay que dejarlo pasar rápidamente. Sócrates va descalzo en coherencia con su filosofía, con su acción política. De este modo acentúa la austeridad y sencillez de vida propia de quien se dedica a la búsqueda de la verdad y el bien, pero también significa un ejercicio de fortalecimiento del carácter. En su estilo de vida remarca la separación de las riquezas y un cierto desprecio de las mismas, viviendo desapegado de ellas y un mundo excesivamente material. Más bien, para no caer en errores de lectura que lleven en una dirección inadecuada, lo que trata Sócrates es de mostrar el justo orden de las cosas y lo desproporcionado que ya era en su tiempo, no digamos ahora, el materialismo vital que anquilosa y desorienta al alma. Junto a esto, también señala el distanciamiento con respecto a la vanidad y la apariencia estética, descolocando a quienes se hicieran de él una imagen impropia. 

Con cierta ironía, por otro lado, habría que diferenciar entre una vida buena y una buena vida. Pero lo dejamos para más adelante. Sólo apuntar que aquí hay una de las rupturas filosóficas más importantes de toda su historia: la de quienes afirman la prioridad misteriosa de la vida y la existencia, y quienes buscan afirmarse por encima de ella como unos vividores y disfrutones. 

Es curioso, además, que comúnmente ponga ejemplos de zapateros en sus diálogos, siendo él alguien tan alejado de todo esto. 

Por otro lado, conviene hacer notar que es una vida material elegida y que tampoco es algo exagerado en lo que alguien se juegue la vida. Lo cual, por su simbolismo, deja huella en sus discípulos y, algunos de ellos, comienzan a imitar esa conducta peculiar como forma de vida filosófica. En concreto, más entre los posteriormente llamados cínicos como Antístenes, que cuestionan radicalmente los usos y costumbres de la ciudad asumidos acrítica e irracionalmente. 

Aquí no se trata tanto de eso, como de un placer. Conviene ponerlo de manifiesto también al inicio de la lectura de Fedro. El joven está buscando placer tras placer, gusto tras gusto. No hay en él un compromiso filosófico que exceda el ámbito de lo estético y lo genuinamente cautivador. Está del lado de la admiración y el deleite, de lo cómodo y ligero. No tiene ninguna inquietud superior por encima de estas y se complace al máximo en encontrar un lugar idóneo para cultivar estas actitudes hacia la vida. 

Σωκράτης

δεῦρ᾽ ἐκτραπόμενοι κατὰ τὸν Ἰλισὸν ἴωμεν, εἶτα ὅπου ἂν δόξῃ ἐν ἡσυχίᾳ καθιζησόμεθα.

Φαῖδρος

εἰς καιρόν, ὡς ἔοικεν, ἀνυπόδητος ὢν ἔτυχον: σὺ μὲν γὰρ δὴ ἀεί. ῥᾷστον οὖν ἡμῖν κατὰ τὸ ὑδάτιον βρέχουσι τοὺς πόδας ἰέναι, καὶ οὐκ ἀηδές, ἄλλως τε καὶ τήνδε τὴν ὥραν τοῦ ἔτους τε καὶ τῆς ἡμέρας.

Σωκράτης

πρόαγε δή, καὶ σκόπει ἅμα ὅπου καθιζησόμεθα.

Φαῖδρος

ὁρᾷς οὖν ἐκείνην τὴν ὑψηλοτάτην πλάτανον;

Σωκράτης

τί μήν;

Φαῖδρος

ἐκεῖ σκιά τ᾽ ἐστὶν καὶ πνεῦμα μέτριον, καὶ πόα καθίζεσθαι ἢ ἂν βουλώμεθα κατακλινῆναι.

Σωκράτης

προάγοις ἄν.

Sócrates insiste en que Fedro sea quien vaya delante y oriente el camino, el viaje. Él irá detrás. Lo cual es muy significativo. Y ambos se dicen, uno a otro, que lo que tienen que hacer es mirar bien. No conviene ir en la vida filosófica sin los ojos bien abiertos y atentos a lo que ocurre, siempre caminando en la dirección esperada. 



domingo, 7 de septiembre de 2025

Fedro. Día 6. Platón 228d

Hasta ahora se ha compuesto sólo el escenario inicial, el punto de partida. Llevo días dándole vueltas, poco a poco, al modo como este discurso empieza. Sócrates es el primero en tomar la palabra y asalta a un joven Fedro que sale de Atenas después de un día entero con Fidias. ¡Poca broma! 

El joven no huye, sino que busca un lugar más apacible y tranquilo para seguir repasando. Quiere que las palabras que ha escuchado se graben en él con más fuerza, que se queden en su memoria mejor fijadas aún. Y Sócrates, que lo conoce bien y parece leer sus intenciones como quien está ante un libro abierto, busca su compañía para algo muy diferente: no va a repetir lo que ha aprendido, sino que va a pensar aquello que ya tiene mínimamente aprendido y a cuestionar, a partir de ahí, cuánto merece realmente la pena todo aquello. Es una cuestión "judicial". 

Ahora, tras un primer juego "retórico" entre ellos, donde uno se hacía el humilde y el otro apostaba fuerte a la ironía, las cosas van cobrando sentido y se encauzan. Fedro no se sabe todo el discurso, ¡ni falta que hace! 

Apunta Fedro una diferencia importantísima. Y con esto, nuevamente, se nos indica un primer método filosófico de crucial relevancia: ser capaces de distinguir unas cosas y otras, o sea, que no nos parezcan las mismas, ni por asomo; que no haya confusión en nuestra sensibilidad y entendimiento, que se hayan hecho por tanto nítidos. Esta segunda diferencia alude a contenido y continente, a significado y significante. Por eso Fedro, aunque no se ha aprendido todas las palabras, una por una y como un papagayo, dice saber de qué han hablado, es decir, reconoce el contenido y la materia y sustancia y esencia (palabras que llegarán después) del discurso. 

Φαῖδρος

οὑτωσὶ τοίνυν ποιήσωτῷ ὄντι γάρ Σώκρατεςπαντὸς μᾶλλον τά γε ῥήματα οὐκ ἐξέμαθοντὴν μέντοι διάνοιαν σχεδὸν ἁπάντωνοἷς ἔφη διαφέρειν τὰ τοῦ ἐρῶντος  τὰ τοῦ μήἐν κεφαλαίοις ἕκαστον ἐφεξῆς δίειμιἀρξάμενος ἀπὸ τοῦ πρώτου.

El discurso de Fidias incluye una diferencia más, que es propia del contenido, y que dicha rápidamente puede parecer sencilla y simple, pero en la práctica no lo es tanto: la diferencia entre el que ama y el que no. 

Fedro le dice a Sócrates que es capaz de dar cuenta de todo lo que Fidias ha expuesto en sus cuestiones "principales" (kephas) y empezar por "lo primordial", "lo primero" (proto). No voy a entrar en esto demasiado, pero sólo quiero deja apuntado que es como decir que se remonta al origen esencial, sin contar, como joven que es, con los presupuestos que hay de fondo en todo punto de partida. La  filosofía muchas veces arranca precisamente ahí, al cuestionar en el inicio de un discurso, los presupuestos que hay y hacerlos evidentes, visibles, racionalmente comprensibles. Es cuestión de método. 

¿Qué hará Sócrates ante esta intervención?

Pues le da igual todo lo que ha dicho Fedro. Y va a Fedro mismo y le pregunta a él mismo qué tiene en la mano izquierda, bajo el manto. Y, una vez más, Sócrates ve en lo oculto e implícito, en lo no dicho, presente, en lo que está y es más real que toda palabra que se pronuncia. ¡A lo mejor eran evidente que es a Fedro a quien habría que calificar de ingenuo! Fedro lleva en su poder un discurso escrito, que será el que lea, en lugar de recordar. Se trata de "el discurso mismo". Y, después de dar vueltas y vueltas, está ahí delante y puede ser examinado. 

Σωκράτης

δείξας γε πρῶτον φιλότηςτί ἄρα ἐν τῇ ἀριστερᾷ ἔχεις ὑπὸ τῷ ἱματίῳτοπάζω γάρ σε ἔχειν τὸν λόγον αὐτόνεἰ δὲ τοῦτό ἐστινοὑτωσὶ διανοοῦ περὶ ἐμοῦὡς ἐγώ σε πάνυ μὲν φιλῶπαρόντος δὲ καὶ Λυσίουἐμαυτόν σοι ἐμμελετᾶν παρέχειν οὐ πάνυ δέδοκταιἀλλ᾽ ἴθιδείκνυε.

Con gran ironía, Sócrates le recuerda a Fedro que no va a ser su "sparring". Y que deje de jugar. Y, con esto, hay un descenso a la realidad rápido y directo, con una claridad enorme y radical. Fedro se estaba creyendo algo y ahora queda como un mero poseedor de un discurso escrito, que es alguien que todavía necesita ese soporte y, por lo mismo, realmente no ha aprendido nada. 

Con insistencia, Sócrates le pide ir al grano: "Enséñamelo ya."

Y Fedro responde, con cierta insolencia, que le ha robado la oportunidad de entrenarse con él. Quizá no sabe lo que dice. Así que van a buscar un lugar para leer. 

Sócrates indica el lugar: a la orilla del Iliso. Y allí se sentarán tranquilamente. 

Φαῖδρος

παῦεἐκκέκρουκάς με ἐλπίδος Σώκρατεςἣν εἶχον ἐν σοὶ ὡς ἐγγυμνασόμενοςἀλλὰ ποῦ δὴ βούλει καθιζόμενοι ἀναγνῶμεν;

Σωκράτης

δεῦρ᾽ ἐκτραπόμενοι κατὰ τὸν Ἰλισὸν ἴωμενεἶτα ὅπου ἂν δόξῃ ἐν ἡσυχίᾳ καθιζησόμεθα.

Mal empieza Fedro, como un sofista engañador, que se aprovecha de los demás para entrenar y ejercitar sus artes. Mal empieza. Y a Sócrates, que queda como alguien clarividente y centrado en las cosas mismas, más interesado en Fedro que en el discurso, destaca por su actitud filosófica. Al principio ha dado margen, incluso se ha mostrado humorísticamente dialogante y juguetón, pero ahora ya ha centrado todo lo que está ocurriendo en una única dirección. 

Insisto en que Fedro, pese a ser un mero joven sin categoría de sofista, ya presume de su desprecio por la verdad y ejercita el ocultamiento en sí mismo de palabras y técnicas ajenas para el control de los demás. Esto es, en realidad, el origen mismo del desprecio de todo diálogo posible. El ser humano deja de ser palabra para ser repetición de la palabra ajena. Una repetición que es, en cuanto aparece la verdad, incapaz de sostenerse a sí misma. 




sábado, 6 de septiembre de 2025

Fedro. Día 5. Platón 228a

Mi lectura y revisión continúa. Sócrates desenmascara rápidamente la falta humildad puramente retórica de Fedro, que lo único que hace es dilatar el tiempo y exigir el ruego. Sócrates le recuerda a Fedro que lo conoce como a sí mismo. Expresión esta que contrapone el conocimiento del otro y el olvido de sí mismo. Conoce a Fedro en tanto que se conoce a sí mismo, queriendo decir de este modo que son almas cercanas. Y mostrando, para cerrar la línea, que Sócrates se conoce a sí mismo y no se olvida de sí mismo. 

Lo que hace Fedro, pues parece su habitual proceder, es escuchar al experto y pedirle que repita el discurso hasta aprenderlo. De modo que al salir, se lo sabía de memoria y fuera, caminando más allá de las murallas, podía repetirlo en soledad o, mejor aún, en compañía. Si encontraba algún otro amante de los discursos, aunque al inicio se hiciera el remolón y el interesante, terminaba practicando en común con otros. Estos amantes quedan indicados en el texto como un poco "frikis" por estas cosas, como personas extrañas, singulares. 

El caso es que, sea como sea, Fedro está deseando soltar el discurso. Y Sócrates lo sabe. Por lo tanto, se pegará a él y caminarán juntos. Haga lo que haga, sucederá esto y no otra cosa. Sócrates insiste.

Σωκράτης

 Φαῖδρεεἰ ἐγὼ Φαῖδρον ἀγνοῶκαὶ ἐμαυτοῦ ἐπιλέλησμαιἀλλὰ γὰρ οὐδέτερά ἐστι τούτωνεὖ οἶδα ὅτι Λυσίου λόγον ἀκούων ἐκεῖνος οὐ μόνον ἅπαξ ἤκουσενἀλλὰ πολλάκις ἐπαναλαμβάνων ἐκέλευέν οἱ λέγειν δὲ ἐπείθετο προθύμωςτῷ δὲ οὐδὲ ταῦτα ἦν ἱκανάἀλλὰ τελευτῶν παραλαβὼν τὸ βιβλίον  μάλιστα ἐπεθύμει ἐπεσκόπεικαὶ τοῦτο δρῶν ἐξ ἑωθινοῦ καθήμενος ἀπειπὼν εἰς περίπατον ᾔειὡς μὲν ἐγὼ οἶμαινὴ τὸν κύναἐξεπιστάμενος τὸν λόγονεἰ μὴ πάνυ τι ἦν μακρόςἐπορεύετο δ᾽ ἐκτὸς τείχους ἵνα μελετῴηἀπαντήσας δὲ τῷ νοσοῦντι περὶ λόγων ἀκοήνἰδὼν μένἰδώνἥσθη ὅτι ἕξοι τὸν συγκορυβαντιῶντακαὶ προάγειν ἐκέλευεδεομένου δὲ λέγειν τοῦ τῶν λόγων ἐραστοῦἐθρύπτετο ὡς δὴ οὐκ ἐπιθυμῶν λέγειντελευτῶν δὲ ἔμελλε καὶ εἰ μή τις ἑκὼν ἀκούοι βίᾳ ἐρεῖνσὺ οὖν Φαῖδρεαὐτοῦ δεήθητι ὅπερ τάχα πάντως ποιήσει νῦν ἤδη ποιεῖν.

La respuesta de Fedro es complaciente. O sea, que se deja querer. Y así estamos ante una primera encarnación del discurso de Lisias, según parece. Sócrates ha hablado de tal modo que ya se ha apuntado un triunfo. No por saber muchas cosas, si se revisa bien lo que dice, sino por haber sabido mucho sobre el propio Fedro. Que no es lo mismo las cosas que las personas que poseen palabras. 

Fedro continúa con una preciosa afirmación de Sócrates que lo describe a la perfección por lo que sabemos de él: "no me soltarás en tanto no abra la boca, salga como salga lo que diga." Lo que viene a decir que Sócrates es una lapa humana, alguien pegadizo, alguien que se aproxima mucho y no se va con facilidad. Y a quien le importa más la persona que los discursos que dice la persona. Lo cual es una diferencia de altura. 

Φαῖδρος
ἐμοὶ ὡς ἀληθῶς πολὺ κράτιστόν ἐστιν οὕτως ὅπως δύναμαι λέγεινὥς μοι δοκεῖς σὺ οὐδαμῶς με ἀφήσειν πρὶν ἂν εἴπω ἁμῶς γέ πως.