jueves, 26 de enero de 2023

APOLOGÍA DE SÓCRATES. Día 25 (Platón, 24e - 25b)

La primera pregunta para Meleto es sencilla. Simplemente si le importa que los jóvenes lleguen a ser buenos. Con un matiz: "lo que más". Y responde que sí, sin dudarlo, sin preguntar, dejándose interrogar y examinar. Sabe que después de esta pregunta vendrá otra. Y otra. Y otra. Empezar es lo de menos, salvo porque sienta las bases de aquello que se va a cuestionar rápidamente. Como ya sabemos, a Sócrates le encanta zarandear las tesis para saber qué aparece dentro, si aparece algo. Y, sin duda, le interesa más la tesis que el mismo Meleto. 

Como ha respondido que es así, continúa. Si es lo que más le preocupa, sabrá por tanto quién los hace mejores, quién los mejora. Lo que normalmente llamamos maestro sería alguien que produce, provoca, causa el bien en los jóvenes. 

Leemos. 

Muy bien; pues di a éstos quién los hace mejores. Evidentemente, lo sabes, ya que te preocupa. Como has dado con el que los corrompe, que, según dices, soy yo, me traes ante ellos y me acusas. Di entonces quién los hace mejores; revélaselo. ¿Te das cuenta, Meleto, de que sigues callado y no sabes qué decir? ¿No te parece que está mal y que es prueba bastante de lo que yo afirmo: que este asunto jamás te ha importado? Vamos, hombre honrado, ¿quién los hace mejores?

Las leyes. 

No te estoy preguntando eso, querido, sino qué hombre, que, ante todo, sabrá efectivamente, las leyes. 

Estos, Sócrates: los jueces. 

¿Cómo dices, Meleto? ¿Que estos hombres son capaces de educar a los jóvenes y hacerlos mejores?

Desde luego. 

¿Todos, o unos sí y otros no?

Todos. 

Hablas bien, por Hera, y afirmas que hay gran abundancia de hombres de provecho. ¿Qué más? ¿Los hacen mejores también estos que están asistiendo al juicio, o no?

Ellos también. 

¿Y qué sucede con los miembros del Consejo?

Los consejeros también. 

¿Serán, entonces, Meleto, los miembros de la Asamblea, los asambleístas, los que corrompen a los jóvenes? ¿O también todos ellos los hacen mejores?

Todos ellos también. 

Parece, entonces, que todos los atenienses, menos yo, los hacen hombres excelentes, mientras que yo soy el único que los corrompo. ¿Es esto lo que afirmas?

Desde luego que es esto lo que afirmo con todas mis fuerzas. 

Realmente, como un juego. Ha dicho que sí para él y con él van todos, menos Sócrates. No es más. No hay más estrategia. Todos compartirán su destino contra Sócrates porque a todos los está haciendo hombres preocupados por la educación de los jóvenes, por su bien, por mejorarlos. Lo cual significa, en primer lugar, que sea capaz de separar muchas cosas. No selecciona absolutamente nada, sino que es una mera antítesis contra Sócrates. Pero él, según va respondiendo, lo que está haciendo es negar precisamente la tesis que ha dicho al principio que está afirmando. No le interesa nada la educación y el bien de los jóvenes, sino que solo está inquieto por condenar a Sócrates y elevarse a sí mismo por encima de los demás restantes, como cabecilla que dirige el grupo. Así de sencillo. Su interés está en la condena a Sócrates, aunque diga todo lo demás. 

Uno y todos. Uno singular y todos en sus cargos.

Conviene detenerse en el arte de educar. Significa, primero de todo, la bondad del joven. El que educa consigue su bondad. Luego piensa que es posible y lo provoca. ¿Pero es que ha desaparecido el joven, con su libertad, voluntad, razón, memoria, biografía? ¿Dónde están los jóvenes que tanto preocupan a Meleto? Nunca repasaremos suficientemente esto. 



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