sábado, 16 de abril de 2022

LISIS. Día 55. (Platón, 216c - 216d)

Antes de continuar, un pequeño alto en el camino. Aunque da la sensación de que todo son saltos en el camino y que ha desaparecido el principio, sin que se vea ningún final. Estamos en el medio continuamente, sin saber bien por qué hemos llegado aquí, sin ser capaz de dar cuenta de todo, absolutamente todo lo que ha pasado. Y mucho menos sabiendo dónde iremos a parar. Se quiere algo, pero vaya usted a saber, a estas alturas y tan metidos en harina, qué pan posible puede quedarnos. Estrictamente, en el medio. Y, en este medio, una consideración más. Como fraccionando y fraccionando el discurso para verlo con mayor atención, con mayor objetividad, con mayor luz. Los decimales, que se diría. Los nano-decimales en ocasiones. 

Sócrates vuelve a frenar la conversación y pide considerar algo que a lo mejor se ha dejado pasar rápidamente. Qué es lo que ahora pide que se examine. Pues algo que, de primeras, ni Menéxeno entiende qué quiere decir. Pero más sorpresa cabe notar cuando el mismo Sócrates dice que él tampoco lo entiende, que es como si hubiera llegado aquí movido por algo diferente de sí y que ahora, según va preguntando, parece que hay que hacer ver o notar. A lo mejor no vale para nada, pero reclama su atención. Y, como reclama la suya, también tiene que ir Menéxeno con él a verlo, lo mismo que nosotros. 

ἔτι δὲ καὶ τόδε σκεψώμεθα, μὴ ἔτι μᾶλλον ἡμᾶς λανθάνει τὸ φίλον ὡς ἀληθῶς οὐδὲν τούτων ὄν, ἀλλὰ τὸ μήτε ἀγαθὸν μήτε κακὸν φίλον οὕτω ποτὲ γιγνόμενον τοῦ ἀγαθοῦ.

πῶς, ἦ δ᾽ ὅς, λέγεις;

ἀλλὰ μὰ Δία, ἦν δ᾽ ἐγώ, οὐκ οἶδα, ἀλλὰ τῷ ὄντι αὐτὸς εἰλιγγιῶ ὑπὸ τῆς τοῦ λόγου ἀπορίας, καὶ κινδυνεύει κατὰ τὴν ἀρχαίαν παροιμίαν τὸ καλὸν φίλον εἶναι. ἔοικε γοῦν μαλακῷ τινι καὶ λείῳ καὶ λιπαρῷ: διὸ καὶ ἴσως ῥᾳδίως διολισθαίνει καὶ διαδύεται ἡμᾶς, ἅτε τοιοῦτον ὄν. λέγω γὰρ τἀγαθὸν καλὸν εἶναι: σὺ δ᾽ οὐκ οἴει;

ἔγωγε.

Esto es. Lo que Sócrates quiere considerar, que la amistad se haya ocultado aún más, en lugar de ganar claridad con ella. Y que no tenga, por tanto, nada que ver con lo que están hablando. Y que se hayan confundido por tanto de "lugar" que están estudiando o "herramientas" con las que están examinando el tema. Es decir, que no pertenezca al campo de "lo bueno" y "lo malo" como tal, sino a otra cosa. Si es que esto puede suceder. Mejor dicho, como se verá, que no sea una cuestión de personas cerradas en el bien y el mal, si es que esto existe, que no existe ni en la razón menos sincera que se pueda conocer, sino que pertenezca al terreno nuevo que están pisando ahora, al entre. Es decir, no a lo bueno propiamente o lo malo propiamente, sino a lo que propiamente se sabe entre el mismo bien y el mismo mal, viajando de un lado a otro. De ahí que, para mí al menos, el "horizonte" en el que se mire toda realidad haga que esta realidad cambie radicalmente. Porque esto que se acaba de hacer termina por dar una forma nueva a lo que se considera. Mejor dicho, acaba de dar forma gracias a que se ha hecho luz sobre el fondo. Se ha tomado como forma muy rápidamente algo que solo se puede considerar en verdad como fondo de algo, no como forma. Ni siquiera como forma, no digamos como materia. 

Poco a poco. 

Primero. No es ninguna de las cosas que han considerado. Porque han dado por bueno que lo que ha llegado a ser amigo de lo bueno es o bueno o malo. Lo expone en negativo, como lo que no es. Lo que ha llegado a ser amigo de lo bueno no es ni bueno, ni malo. Mejor repetirlo otra vez, para que se comprenda que está "en medio", que es "entre", que "ha llegado a ser" lo que no ha terminado de llegar a ser del todo "bueno" o "malo", que el movimiento hacia la proximidad no ha finalizado, no se ha definido, permanece abierto. Que la amistad, dicho así, en su llegar a ser, sigue siendo. 

Segundo. Menéxeno no entiende. "¿Qué quieres decir?" Como una protesta. Es la desventaja de quien está atento y, pese a estar en la conversación, necesita más explicación. Esta duda, dicho sea de paso, muestra lo centrado que está. Porque no es fácil de entender. Y la duda de Menéxeno es didáctica para nosotros. ¡Hasta para Sócrates!

Tercero. El "no lo sé", que sabemos que es irónico, de Sócrates. "Me encuentro como aturdido, mareado, confundido, perdido." Dice de sí. O sea, que está igual que está Menéxeno en la conversación queriendo oír el discurso. 

Cuarto. Una intuición. Esa captación amplia de la verdad, ese trato con la realidad que se da, sin que se sea consciente todavía de ello. Ese impacto, golpe, choque, vuelta, donación, fogonazo o claridad. Ese movimiento, ese aparecer. Y que no es feliz intuición, sino desconcertante momento propiamente hablando. Se da, se viene una objetividad entera de un modo inasequible inmediatamente. Parece que el ojo, o lo que sea, no está preparado para ver todo lo que tiene que ver y está sin embargo viendo. No me detengo. 

Quinto. Las palabras importan. Es un "logos" "aporía" (ἀλλὰ τῷ ὄντι αὐτὸς εἰλιγγιῶ ὑπὸ τῆς τοῦ λόγου ἀπορίας,), que conduce a un callejón sin salida, pero del que parece que se ha salido aunque no se recuerde bien por dónde, o se ha visto más allá de él aunque ahora no se encuentre el agujero por el que mirar. Aunque devuelve la sensación de estar encerrado en algo, esta sensación la da el haber quedado algo abierto. 

Sexto. Que lo bello sea lo amado. Esta es la tesis. τὸ καλὸν φίλον εἶναι. Así de sencillo. Y convendría pararse aquí un rato largo. Porque esto que no se deja captar sencillamente, por mucho que se haya puesto de modo ordenado en una frase, significa tantas cosas y tan amplias, que abarcarlo resulta complejísimo. Se tendría que estar examinando una y otra vez algo así. Y que, siendo así, lo bueno es lo bello. λέγω γὰρ τἀγαθὸν καλὸν εἶναι: Entonces, lo que atrae, la atracción es lo que mueve en una dirección y otra y, cuando aparece y se da a conocer, lo hace como fuerza en movimiento, pero no como cosa en sí objetiva al modo como otras cosas son objetivas. O, dicho de otro modo, que quien ama hace muchas cosas muy diferentes de "amar" y "amar" no aparece sino siempre en camino, como realizándose a sí misma en la medida en que está fuera de sí hacia el bien, agradándose en el bien, atrayendo la belleza del bien, que no va habitualmente de la mano en el aparecer a la primera de cambio. Y que el bien no se ve, por tanto, sino a través de la belleza, que a su vez requiere de ese movimiento de búsqueda hacia el bien que es salida de sí y abandono de sí, por tanto también de una cierta conciencia vuelta sobre sí exclusivamente sin más realidad que uno mismo, y que eso es amistad. 





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