sábado, 5 de febrero de 2022

LISIS. Día 36. (Platón, 212b)

Comienza la guerra en Ucrania. Lamento enormemente que estas cosas sucedan en el mundo. Ancianos de hoy en Ucrania que nacieron durante la IIGM y que no morirán en paz. 

Llevo días con este párrafo de Platón en la cabeza, dándole vueltas, viendo palabra por palabra. Por un lado se habla de la existencia de una voluntad honda, que nace de la persona, más allá de todo lo demás. Por otro, de una voluntad que se aferra a algo, de una voluntad que adquiere forma según lo que aspira, según aquello a lo que tiende. Por otro, de una voluntad, por tanto, que es configurada en tensión y diálogo con lo diferente a sí misma. Pero también de una voluntad que lo que quiere y busca es simplemente su querer y su búsqueda, y a eso le llamamos amor. Una voluntad que aspira, que tensiona, que no cede a nada del mundo y, surgida de la vida, aspira a la vida, pero ya no en sí misma, sino en otro. A eso llamamos amor. A la vida que se muestra deseándose a sí misma, pero en otro. Que conserva en ese movimiento su vitalidad al referirse a la vida misma y no dejarse atrapar en su salida por ninguna realidad del mundo, que resiste a su mundanización. No sé cómo decirlo mejor. 

Siempre me queda la incógnita de la lectura irónica de la obra de Platón, en su conjunto, y más cuando Sócrates habla tan tajantemente. Y solo percibo la ironía en la exageración, en el desprecio de todo lo demás. Porque no tengo a Sócrates por un ignorante de las condiciones de la vida en lo concreto. Pero sí que, como una bofetada dialética a todos los oyentes, se muestra a sí mismo como un ejemplo casi imposible de un ser que supera el mundo y que dice que es posible superarlo todo en el amor. Habría que recuperar la lectura de otros textos de Platón, que estos días también he ojeado.  

Se habla de "amistad", no sé si con la precisión y diferencias que hoy atribuimos a tal palabra. Percibo que esta traducción no es adecuada porque desvía la atención de lo importante, que sería una mutua pertenencia, una relación común. En cierto modo simétrica y a la vez asimétrica. Sin considerar que esto sea una negación, sino un modo precisamente de aludir a la unidad sin eludir la diferencia. Integración, quizá. Podría haber sido un camino que la palabra "filía" hubiera podido tomar como rumbo para mostrarse, más allá de la elección de un vínculo. De ahí que pueda ser extrapolable, como tal, a la humanidad entera más allá de lo selectivo del concepto actual, aunque se realice como posibilidad en lo concreto más que en lo universal. No puede darse, y esto también es asombroso, más que en lo concreto aunque la filía propiamente no lo sea. Y es identificable, definible, que le gustaría decir a Sócrates, en el rostro del otro. 

La ironía socrática resuena en el desprecio por todo aquello que, sin embargo, forma parte integral de la amistad, como se había examinado al inicio, con mayor ironía por ser el principio de la conversación con ambos jóvenes. Entonces se apelaba a su unidad en todo, de aquí que no hubiera diferencias en nada entre dos amigos. Ahora se exhibe algo paradójico respecto a aquello, puesto que ahora se muestra la amistad en una pureza imposible, prescindiendo de todo lo demás. A la vez que, por tal desprendimiento, se puede llegar a considerar realmente la amistad en sí misma, la persona en sí misma alejada de lo demás mundano. Por bien que siga sonando, encarnación no es contextualización, como vida no es mundo.  

Sigo pendiente de muchas dudas y preguntas. Tendré que seguir adelante. Sin olvidar este párrafo, ni la conversación rápida del inicio. 



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