lunes, 31 de enero de 2022

LISIS. Día 31. (Platón, 210d - 211a)

Lisis se encuentra en una situación prodigiosa. Ha sido conducido hasta allí. Supongo que mareado por todo lo que va diciendo y viendo pasar ante sí. Así que, un respiro. Con todo, no olvidemos que es un niño prácticamente. Y se mantiene atento a la conversación. Y no se rinde. Se nota la propuesta de una paideia novedosa, un tratamiento original de la infancia.  

Y yo, oyéndole, volví los ojos hacia Hipotales, y por poco cometo un fallo, pues estaba a punto de decir: "Así, oh Hipotales, es preciso dialogar con el amado, rebajándole y haciéndole de menos, y no, como tú, inflándole y deshaciéndote en halagos." Pero, como vi lo angustiado y desorientado que estaba por lo que se decía, me acordé de que quería que Lisis no se diera cuenta de su presencia. Me contuve, pues, y me guardé las palabras. En esto que vino Menéxeno de nuevo y se sentó junto a Lisis, en el mismo lugar del que se había levantado. Lisis, en efecto, infantil y amorosamente, a espaldas de Menéxeno, y hablándome en voz baja, me dijo: 

Todo lo que me has dicho, Sócrates, díselo a Menéxeno. 

Y yo le dije: 

Todo esto se lo dices tú, Lisis, ya que has estado muy atento. 

καὶ ἐγὼ ἀκούσας αὐτοῦ ἀπέβλεψα πρὸς τὸν Ἱπποθάληκαὶ ὀλίγου ἐξήμαρτονἐπῆλθε γάρ μοι εἰπεῖν ὅτι οὕτω χρή Ἱππόθαλεςτοῖς παιδικοῖς διαλέγεσθαιταπεινοῦντα καὶ συστέλλονταἀλλὰ μὴ ὥσπερ σὺ χαυνοῦντα καὶ διαθρύπτοντακατιδὼν οὖν αὐτὸν ἀγωνιῶντα καὶ τεθορυβημένον ὑπὸ τῶν λεγομένωνἀνεμνήσθην ὅτι καὶ προσεστὼς λανθάνειν τὸν λύσιν ἐβούλετοἀνέλαβον οὖν ἐμαυτὸν καὶ ἐπέσχον τοῦ λόγουκαὶ ἐν τούτῳ  Μενέξενος πάλιν ἧκενκαὶ ἐκαθέζετο παρὰ τὸν λύσινὅθεν καὶ ἐξανέστη οὖν Λύσις μάλα παιδικῶς καὶ φιλικῶςλάθρᾳ τοῦ Μενεξένουσμικρὸν πρός με λέγων ἔφη 

 Σώκρατεςἅπερ καὶ ἐμοὶ λέγειςεἰπὲ καὶ Μενεξένῳ.

καὶ ἐγὼ εἶπον, ταῦτα μὲν σὺ αὐτῷ ἐρεῖς, ὦ Λύσι: πάντως γὰρ προσεῖχες τὸν νοῦν.

πάνυ μὲν οὖν, ἔφη.

Me sorprende este punto narrativo. Parece que ha dado por terminada la conversación en algún punto y nos hace volver al motivo del inicio. ¿Será esta su demostración de amor? ¿Cuál? ¿Sacar la verdad que hay o puede haber en el otro? ¿Humillarlo es la palabra? ¿O situarlo ante las grandes preguntas de ese modo? ¿O velar porque, cuanto antes, el amado mire a la verdad más allá de sí mismo, sacándolo de sí, desatrapándolo de sí mismo para enfrentarlo tempranamente a la objetividad y ver en esas cómo responde? Me resulta muy poco claro por qué sucede, por qué se vuelve hacia Hipotales. 

Dos cosas se oponen: humillar e hinchar. No algo que se hace "desde fuera", sino algo que se sale "desde dentro" de la persona concreta. Preciosa formulación, que deja a quien dialoga como amante en un segundo plano para contrastar la acción del amado. Se ve, en este sentido, el movimiento del amado respecto de la verdad, respecto de las preguntas serias de la vida, ante las que no se llena de orgullo sino que afronta con humildad, dejándose contener, haciendo hueco para que vaya apareciendo.

Con todo, esa voz que escucha rápidamente y le dice "no" se repite y aparece aquí. La intención puede ser buena o no, las consecuencias no las sabremos. Lo cierto es que responde dócilmente al "no" que escucha y se frena. 

Aparece Menéxeno de nuevo. Y, con esta ocasión, Sócrates elogia la actitud de Lisis. Si lo elogia, según lo dicho hasta ahora, será pura ironía. Si lo elogia es para darle la oportunidad, de nuevo, de vérselas en una ocasión propicia para humillarse. Y de ahí que le abra camino para que se comporte como el que pregunta, a la socrática, dirigiendo el diálogo con Menéxeno en su nombre. 

Un joven que ahora da el paso de la imitación. Luego no ha aprendido nada. Es lo peor de lo que ha pasado hasta ahora. Que crea que se reproduce el diálogo socrático con la memoria, como ocurre con los textos homéricos, y no deje espacio a la novedad de la vida. Si esto no se ironía, si no es una clave irónica, entonces lo entiendo. No entendería la referencia a la humillación y ahora el paso a la alabanza. Por eso su "atención". ¿Es una atención para la memoria exclusivamente?



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