domingo, 30 de enero de 2022

LISIS. Día 30. (Platón, 210c - 210d)

Lisis está tan entregado a la argumentación que le va haciendo seguir Sócrates que ni se inmuta. Si se trata de confianza por el saber, en tanto que no se sepa, no parezca que sabe, no recibirá "filía" de parte de nadie. Ni de sus padres, ni de ningún otro. O sea, que todo lo que está viviendo Lisis, en palabras de Sócrates que él suscribe, no es propiamente "filía". Y asiente, como si tal cosa, y sigue adelante. No sé lo que pasa por la mente de este joven en este momento, pero dan ganas de llorar. Tan pronto ha sido encumbrado "como posibilidad" por encima del Gran Rey y ahora rebajado a la que parece una cruda realidad, que es lo que verdaderamente debe haber en su vida. Si no se da cuenta de esto, no sé. Pero cómo pretende dar el salto desde donde está, tan vacío, hasta tan lejos, sería interesante preguntarlo. Porque el recorrido de descenso ha sido brutal. De tenerlo todo a no tener nada, de creerlo todo a verse en la absoluta miseria. Esto es más que kénosis, pienso yo. 

Por tanto, ahora, ni tu padre ni nadie ama a nadie, en tanto que es inútil. 

Parece que no, dijo. 

νῦν ἄρα οὐδὲ σὲ ὁ πατὴρ οὐδὲ ἄλλος ἄλλον οὐδένα φιλεῖ, καθ᾽ ὅσον ἂν ᾖ ἄχρηστος.

οὐκ ἔοικεν, ἔφη.

Lo cierto es que el amor tiene algo de provechoso. Debemos verlo así. Se ama aquello que se busca, se busca porque satisface algo. Lo cual no implica ni hedonismo, ni utilitarismo, ni reduccionismo alguno. Pero si antes ha hablado de "ofelia" ahora trata de la famosa "areté"; mejor dicho, antes de "anofelia" y ahora de "an-areté". Lo cual en la traducción no viene reflejado. Esta segunda aportación de Sócrates en la misma dirección, pero cambiando de rumbo, es importante. 

En este punto Sócrates ha introducido una tercera forma de amor, de "filía" que no puede ser pasada por alto rápidamente. Antes era el amor de uno al otro, del otro al uno, en bidireccionalidad. Y ahora es el amor de uno a otro, de un amor juntos, de un amor que comunica a ambos, y que no solo es la capacidad de provecho e importación del otro o de donación acertada de sí al otro. Supongo que la diferencia es evidente. Hay un amor propio y un amor común. La gran pregunta, a estas alturas, es cuál de los dos debe recibir tal nombre, pese a que la confusión hace que los nombremos igual. Nombrarlos igual viene dada por la experiencia cotidiana de la relación. Hay relación entonces hay "filía". Sin embargo, no todas las relaciones, por decirlo de algún modo rápidamente, realizan igual de plenamente la "filía" ni están todas ellas a una misma distancia de su perfección y realización plena. La misma que Sócrates ha introducido en esta parte de la cuestión. 

Una vuelta más, siguiendo el mismo razonamiento. Algo más que se deriva de todo esto en los términos en los que están hablando y que, espero que pronto, se verá que está fallando en algún punto que se ha pasado por alto rápidamente. 

Si, en cambio, llegas a ser entendido, oh hijo mío, entonces todos te serán amigos, todos te serán próximos, porque tú, a la vez, serás provechoso y bueno; pero si no, entonces nadie te querrá, ni tu padre, ni tu madre, ni tus parientes. ¿Es posible, pues, estar orgulloso, Lisis, cuando aún no se sabe pensar?

ἐὰν μὲν ἄρα σοφὸς γένῃ, ὦ παῖ, πάντες σοι φίλοι καὶ πάντες σοι οἰκεῖοι ἔσονταιχρήσιμος γὰρ καὶ ἀγαθὸς ἔσῃ—εἰ δὲ μή, σοὶ οὔτε ἄλλος οὐδεὶς οὔτε ὁ πατὴρ φίλος ἔσται οὔτε ἡ μήτηρ οὔτε οἱ οἰκεῖοι. οἷόν τε οὖν ἐπὶ τούτοις, ὦ Λύσι, μέγα φρονεῖν, ἐν οἷς τις μήπω φρονεῖ;

Hasta yo, en mi ignorancia, me estoy dando cuenta de que aquí se está liando todo mucho. Que la confianza ahora se adquiere, casi se compra. Y que el saber es lo más provechoso para la persona, no por el saber mismo, sino por lo que conquistará de otros. Hasta yo me doy cuenta de que el saber, cuando se sabe algo, significa una aproximación a la realidad diferente por parte de quien sabe, mucho más que por parte de otros hacia uno mismo. Y que del saber no se debe esperar ese reconocimiento de los demás, porque los demás no saben propiamente en estos términos, y por tanto no sabrán discernir con claridad. Una vez que se sabe, si acaso, se aparecerá ante otros como un ser más extraño y diferente, como otro respecto de su situación. E, insisto, no cabe esperar una reacción buena y benévola. Solo, si se sabe de lo importante, la persona que sabe es la que ha sido transformada. No lo demás, que puede seguir intacto. 

El ideal, en cuanto a la "paideia", resulta educativo. En parte conviene subrayar esto, que la acción de Sócrates sobre Lisis está siendo de elevación. Se nota que Lisis quiere saber, ahora más que antes probablemente. Pero Sócrates está omitiendo todo lo demás. Platón está escribiendo de un modo claramente irónico. A saber qué había vivido ya de todo lo que le tocó pasar y cuánto había comprendido. 

Lo que no termino de entender, dicho sea de paso, es la traducción. 

En algo sí que deja entrever Sócrates que la sabiduría transforma la persona en servicial y buena, en amable y justa, en excelente en el trato y digna de confianza. Algo hay en las personas buenas que ojalá se pudiera ver fácilmente, que convoca en el trato, que aproxima. En torno a esta persona que sabe Sócrates hace girar una verdadera comunidad, al citar a "todos". Casi extraordinaria. Alguien en torno al que merece la pena estar, con quien conversar, a quien seguir y de quién fiarse. Y esto lo hace, según sus palabras, el saber de los saberes, el saber por excelencia. 

El cambio en la terminología despista un tanto. Al final de su intervención, sin embargo, ese saber se traduce en prudencia. Sin prudencia, dicho de otro modo, no hay puerta abierta al saber. Lo cual hace pensar en la prioridad de algunos saberes sobre otros, al menos en lo que a escala se refiere. Unos se dan para que otros puedan darse. Unos son el ejercicio previo a otros ejercicios superiores. Y no habiendo dado los primeros, los segundo serán falsos, engañosos. Aunque se puedan aparentar, no serán realmente reales. 

Acto seguido, con mucha ironía. Al menos así lo leo yo: 

Si necesitas de un maestro es que todavía no sabes. 

Es verdad. 

εἰ δ᾽ ἄρα σὺ διδασκάλου δέῃ, οὔπω φρονεῖς.

ἀληθῆ.

Pocas veces aparece esta respuesta, porque normalmente se asiente el argumento más que manifestar el pleno convencimiento. Esta frase es irónica porque probablemente quien más sabe es quien más necesita un maestro para seguir en el saber y no hacerse a sí mismo saber. O, dicho de otro modo, ya sabe que el saber no es posesión de uno, sino ser poseído por el saber. Pero como en la lógica de los primeros pasos hay maestros que conducen y enseñan, todavía cree que el saber es solo esto y nada más que esto. Por otro lado, se añade que la función en la que parece estar Sócrates asentado es la de un maestro y él ser el discípulo que aprende, y no se percata que lo que funda el diálogo, en el que ellos están tomándose tan en serio las cosas, es el auténtico amor y la verdadera amistad, y que no están siendo tales maestro y discípulo, aunque lo parezca. 

Y dada la situación en la que está Lisis, humillado y privado de todo lo que creía tener y de lo que ahora puede dudar, está sabiendo que ignora, por lo tanto está ignorando que sabe. Lo cual es muy paradójico y sorprendente. Algo verdaderamente raro. Por un lado, dice que no sabe. Por otro, sigue respondiendo. Pero responde, ahora que Sócrates le dice que es un ignorante, con mucha más tranquilidad y sencillez que todos los otros sabios con los que probablemente ya había dialogado. En la posición juvenil de Lisis hay una apertura a su propia verdad que no sabemos bien por qué se pierde en lo cotidiano, cuando dicen que saben incluso lo que no saben y creen saber de lo que ni han probado. 

En cualquier caso, sorprendente. 

Ni puedes, por consiguiente, tenerte por un gran sabio, si no sabes nada. 

Por los dioses, Sócrates, que así lo creo. 

οὐδ᾽ ἄρα μεγαλόφρων εἶ, εἴπερ ἄφρων ἔτι.

μὰ Δία, ἔφη, ὦ Σώκρατες, οὔ μοι δοκεῖ.

Lisis es honesto, más que honesto. Está confesando, sin pudor, en el examen de Sócrates que él no sabe. Con un juego de palabras, efectivamente. Saber que no se sabe no es poca cosa. Seguramente se sabe de muchos temas, o quizá solo de algunos. Se maneja un idioma, se aprende el lugar en el que se vive, sus costumbres, sus formas. Se va progresivamente entrando en una sociedad diversa y entablando relaciones de todo tipo. Pero este saber queda para eso otro diferente que está un poco más allá. Cuanto más se sabe, más se ignora. Algunas personas estamos en esa situación en la que vemos, ciertamente, que todavía hay que aprender de otros un largo camino hasta llegar a los límites del saber de lo que no se sabe. En cuanto al conocimiento. Pero referidos a la vida, todos nos volvemos día a día a trabajar como si esa realidad en la que estamos pasase ante nosotros desapercibida, ignorada. Quizá a eso esté aludiendo Sócrates. A lo más cotidiano. Porque lo que ha dicho es una barbaridad insoportable, que un padre no ama a su hijo porque su hijo todavía no es de provecho y que nadie ama a nadie. Eso sí es ignorancia de la grande, decir esa barbaridad sin parar todo el diálogo.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario