sábado, 29 de enero de 2022

LISIS. Día 29. (Platón, 210c)

Vuelvo a repetir que este blog dedicado a los diálogos de Platón desde hace un año es fruto de mi ignorancia. Prueba palmaria de ello es que voy tan poco a poco que casi es párrafo a párrafo. Y ni siquiera me entero. Y haber leído algo no hace que mañana no tenga que madrugar, ni aquí se anda por las nubes. Es verdad que encuentro algo diferente en estas conversaciones con los textos antiguos que, por desgracia, se da más bien poco. Y el tiempo lo saco del interés y la pasión. Porque tuve en esto la alegría, por la que estoy muy agradecido, de tener grandes maestros en la universidad, de los que gracias a los libros no me he separado en exceso. 

El caso es que, del trocito de ayer, quedaron muchas cosas pendientes. Se va a dar un corte en la conversación y se pasará a otro asunto, igualmente relacionado con lo dicho. Apunte a parte, la docilidad de Lisis es la docilidad práctica de muchas personas. Responde como si tal cosa, igual que muchos vivimos "como si tal cosa". Solo la pregunta provoca un cambio de rumbo. Pero cuántas veces vivimos sin preguntas, dejando pasar las cosas, sin más. 

Cuando en se dice que "se confiará todas las otras cosas" no se dice una cosa cualquiera. Sobre todo porque se añade que esta confianza es fruto del "parecer sabios". Después se insiste en esto más. Pero el juego es perverso. Porque es absolutamente cierto que el Gran Rey, sin saber de ciertas cosas con saber cierto, está obligado a confiar. Y como no sabe, solo podrá confiar en lo que le parece tal cosa. Sabiendo esto, el poder que está describiendo Sócrates, y su incitación, no está yendo por el directo camino que obliga al saber, sino que está continuamente recurriendo al parecer ante otros. Tema del que no hemos salido desde entonces, por lo que se ve. Los ejemplos son dolorísimos. 

Ahora cambia de tema, se vuelve sobre la amistad. 

Entonces, ¿seremos amigos de alguien y será alguien amigo nuestro por aquellas cosas por las que somos inútiles?

En modo alguno, dijo. 

ἆρ᾽ οὖν τῳ φίλοι ἐσόμεθα καί τις ἡμᾶς φιλήσει ἐν τούτοις, ἐν οἷς ἂν ὦμεν ἀνωφελεῖς;

οὐ δῆτα, ἔφη. 

Está clara la conexión con todo lo anterior, aunque se dé el salto temático basado en la relación de confianza y sirva esta descripción primera para saber de qué estamos hablando. Se es amigo de alguien que da muestras de algo valioso, de algo provechoso, de algo que merece la pena. O algo así. Se es amigo de quien es, en algo, amable. 

Se introducen varios asuntos en la pregunta de Sócrates. Por un lado, que la amistad es doble, que no debemos considerarla únicamente en una dirección. Se es amigo, y ambas relaciones son la misma y no al mismo tiempo, por dos caminos. Por el de encontrar "ofelia" en alguien y por el que alguien ha encontrado "ofelia" en nosotros. Una mirada doble y diferente. Aquí se marca clara e irónicamente el lado negativo con todo el interés del mundo. Si se preguntara directamente por "lo recibido" no sería lo mismo, quedaría mucho peor. Y, al mismo tiempo, es claro que toda amistad aporta algo y que, siendo un vínculo libre, tiene una motivación con un interés mayor sobre el resto de realidades. Por qué con esta persona y no con otra, no se responde por simple coincidencia en un espacio y tiempo, sino que se ha dado algo que la distingue de las demás relaciones posibles. 

Empezar por lo inútil, por otro lado, tiene su gracia. "Anófeles", para que resuene mejor. 

La confusión proviene de la misma pregunta. El lío está hecho, porque Lisis ha respondido sin pedir aclaraciones. Como conoce las palabras no se para en ellas y sigue adelante. Lo cual nos permite a todos, eso sí es verdad, avanzar. 

Dada la complejidad de la persona, en la pregunta hay algo graciosísimo. Alguien puede ser útil e inútil al mismo tiempo. Es decir, puede provocar algo provechoso o no. En ese sentido creo que habría que considerar la pregunta. En lo que aporta, en lo que exporta una persona de sí y en lo que somos capaces de importar de ella. Alguien puede dar lo que no se puede recibir, por valioso que sea. Y ahí no habrá amistad. Hay en la amistad una cierta sintonía o situación compartida. 

El jaleo viene cuando esta consideración de la "philía" se extiende a todas las relaciones humanas, haciendo que se dé en ella un intercambio de provecho y utilidad mutua. Es algo que, por otro lado, todos consideramos fácilmente a la hora de hablar de estas relaciones, porque no consideramos en ella su aspecto histórico o que la "filía" pueda empezar de un modo y continuar de otras muchas maneras, más como vínculo ya que como provecho. La capacidad del amor para unir a las personas, lamentablemente y por desgracia, siempre parece tener que justificarse de algún modo, tanto en el tiempo de Sócrates como en el nuestro. 


 

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