viernes, 28 de enero de 2022

LISIS. Día 28. (Platón, 210a - 210c)

Desde los muros de la ciudad, con esa extraña invitación a entrar en la palestra para pasar el rato "diatribando", hasta aquí, donde parecen estar solos Lisis y Sócrates, se ha tratado de casi de todo. En escasas páginas se han acelerado las cuestiones a base de preguntas que de otro modo uno no se haría en su día a día. Lo bueno de la pregunta es eso, que fuerza dar un paso más. Es lo que tiene el diálogo entendido como examen y no como mera conversación en la que se superponen argumentaciones y retóricas varias. Este diálogo provoca avances y va tejiendo un camino. Como si fuera un laberinto, avanza y avanza en busca de salida. 

En estos momentos, la situación es la siguiente y verán si pueden o no atravesar por ahí. El saber y la vida van de la mano. La vida se confía al saber. En función de lo que se sabe y lo que se ignora así se vive. Mejor dicho, en función de lo que se sabe que realmente se sabe y lo que se sabe que realmente se ignora se sitúa la vida. Y la vida aparece entonces como confianza en plenitud, como confianza plena. Se entrega confiada al saber. Y hay algo en el saber que siempre es ajeno, que es saber de otro. 

Así pues, ¿no nos confiaría todas las otras cosas mejor que a él mismo o a su hijo, en todo cuanto le pareciéramos saber más que ellos?

Necesariamente, dijo, oh Sócrates. 

Así son las cosas, querido Lisis, le dije. En aquello en lo que hemos llegado a ser entendidos, todos confían en nosotros, griegos y bárbaros, hombres y mujeres. Haremos, pues, en esas cosas lo que queramos, y nadie podrá, de grado, impedírnoslo, sino que seremos en ellas totalmente libres y dominadores de otros, y todo esto será nuestro porque sacamos provecho de ello. Pero en aquello en lo que no hemos logrado conocimiento no nos permitirá nadie hacer lo que a nosotros nos parezca, más bien nos lo impedirán todo lo que puedan, y no sólo los extraños, sino el padre y la madre e, incluso, alguien más próximo, si lo hubiera. En estas cosas seremos, pues, súbditos de otros y ellas mismas nos serán ajenas, porque ningún provecho sacamos de ellas. ¿Concedes que es así?

Lo concedo. 

ἆρ᾽ οὖν καὶ τἆλλα πάντα ἡμῖν ἐπιτρέποι ἂν μᾶλλον ἢ ἑαυτῷ καὶ τῷ ὑεῖ, περὶ ὅσων ἂν δόξωμεν αὐτῷ σοφώτεροι ἐκείνων εἶναι;

ἀνάγκη, ἔφη, ὦ Σώκρατες.

οὕτως ἄρα ἔχει, ἦν δ᾽ ἐγώ, ὦ φίλε Λύσι: εἰς μὲν ταῦτα, ἃ ἂν φρόνιμοι γενώμεθα, ἅπαντες ἡμῖν ἐπιτρέψουσιν, Ἕλληνές τε καὶ βάρβαροι καὶ ἄνδρες καὶ γυναῖκες, ποιήσομέν τε ἐν τούτοις ὅτι ἂν βουλώμεθα, καὶ οὐδεὶς ἡμᾶς ἑκὼν εἶναι ἐμποδιεῖ, ἀλλ᾽ αὐτοί τε ἐλεύθεροι ἐσόμεθα ἐν αὐτοῖς καὶ ἄλλων ἄρχοντες, ἡμέτερά τε ταῦτα ἔσται —ὀνησόμεθα γὰρ ἀπ᾽ αὐτῶν

εἰς  δ᾽ ἂν νοῦν μὴ κτησώμεθαοὔτε τις ἡμῖν ἐπιτρέψει περὶ αὐτὰ ποιεῖν τὰ ἡμῖν δοκοῦνταἀλλ᾽ ἐμποδιοῦσι πάντες καθ᾽ ὅτι ἂν δύνωνταιοὐ μόνον οἱ ἀλλότριοιἀλλὰ καὶ  πατὴρ καὶ  μήτηρ καὶ εἴ τι τούτων οἰκειότερόν ἐστιναὐτοί τε ἐν αὐτοῖς ἐσόμεθα ἄλλων ὑπήκοοικαὶ ἡμῖν ἔσται ἀλλότριαοὐδὲν γὰρ ἀπ᾽ αὐτῶν ὀνησόμεθασυγχωρεῖς οὕτως ἔχειν;

συγχωρῶ.

Lo diré, sin más, porque me está haciendo reacción. Si el saber es poder, el saber no es tal saber. Como se está hablando aquí, el saber somete. Si el saber somete entonces ignora la vida, ignora al prójimo, ignora al otro, se pierde a sí mismo. Si este saber es un saber técnico que no se sitúa de tal modo en la realidad que le confiere una humildad y prudencia mayor que al resto, no es saber. Al menos sobre ciertas cuestiones, no será saber. En las que el diálogo está tratando. Evidentemente, en ciertos asuntos sabe el que sabe y habrá que dejarse guiar por el que sabe. Pero no todas las cuestiones están sometidas a esta lógica y el saber no es único y común en todo. Respecto de otros, no hay tal saber. Respecto de uno mismo y la vida, tampoco. Unir tan frecuentemente el saber y el poder social extrapolándolo a todas las circunstancias, sin responsabilidad y sin culpa, será el origen mismo del totalitarismo, de la tiranía y la vida sometida a los dictámenes de quienes se presentan con ánimo de impedir la libertad. 

Dicho más sencillamente. Si antes hemos distinguido entre saberes ahora no podemos dar marcha atrás y confundirlos todos. Y la vida entendida planamente lleva a esto, a mezclarlo todo sin orden alguno. Un desastre. 

E insisto, Lisis no nota responsabilidad alguna. Y todo el saber se está poniendo del lado del poder, no del sobrecogimiento, no del misterio, no de la admiración o la gratitud o la escalofriante culpa. Aquí el saber se hace desde una descripción excesivamente capaz, como una suma sobre lo humano y no como lo humano mismo brillando. Y así nos va. Que todo, por este camino, se vuelve técnica y las personas números que suenan como suenan las monedas que se agitan en manos codiciosas. 

Lejos de esto existe otro saber cuyo mejor nombre es prudencia. 

Lisis podría hablar de otro modo. Si supiera. ¿Desde qué punto del diálogo hemos derivado en estas cosas? 




No hay comentarios:

Publicar un comentario