lunes, 24 de enero de 2022

LISIS. Día 24. (Platón, 209a - 209b)

Imaginemos el campo abierto de las posibilidades y la cadena que entre ellas se produce. Al ser seres históricos, las personas nos vemos condicionados por todo aquello que hacemos, sea cual sea la intención con la que lo hacemos o la finalidad que nos empuje a ello. Ni la intención, ni la finalidad están claras como los hechos. No se puede apelar al ver, a la inmediatez, salvo para resolver la acción. Estando presentes en todo momento, para la acción, ambos motores (intención, motivación y finalidad) quedan ocultos. Incluso para la propia persona, que ignora esto. En esta inmensidad abierta de posibilidades abiertas, unas se asientan en muchos casos sobre otras. Hay posibilidades que actúan como llaves, que abren o cierran. Condicionan, eso sí, no determinan. Aunque algunas, no pocas, sí determinan la condición humana. La libertad, que es una especie de factor situante del ser humano en la historia, el mundo y respecto de la vida y todo lo demás, no decide en el aire y abierta a todo. Si bien, también es cierto, es mucho mayor de lo que habitualmente considera el sometido por su propia existencia pasada o por motivaciones y finalidades poco clarificadas. No quisiera aquí hacer psicología, al modo como hoy se entiende. 

Sócrates recupera la respuesta de Lisis sobre la edad. Según el joven ateniense, sus padres le impiden hacer lo que quiera, cualquier cosa que desee, por la edad que tiene. Se vincula y unen dos realidades que no van propiamente de la mano. Una está relacionada con el tiempo. Las dos, en verdad, pero son dos vivencias del tiempo distintas. 

Avanza el diálogo. 

No, no es esto lo que te frena, hijo de Demócrates, ya que, como creo, hay algo, al menos, que tanto el padre como la madre te dejan y no esperan a que tengas la edad; porque, cuando quieren que se les lea o se les escriba algo, pienso que es a ti, antes que a ningún otro de los de casa, a quien se lo encomiendan. ¿No es así?

Claro que lo es, dijo. 

μὴ οὐ τοῦτό σε παῖ Δημοκράτουςκωλύῃἐπεὶ τό γε τοσόνδεὡς ἐγᾦμαικαὶ  πατὴρ καὶ  μήτηρ σοι ἐπιτρέπουσιν καὶ οὐκ ἀναμένουσιν ἕως ἂν ἡλικίαν ἔχῃςὅταν γὰρ βούλωνται αὑτοῖς τινα ἀναγνωσθῆναι  γραφῆναισέὡς ἐγᾦμαιπρῶτον τῶν ἐν τῇ οἰκίᾳ ἐπὶ τοῦτο τάττουσιν γάρ;

πάνυ γ᾽, ἔφη.

Primer punto, que no todo está prohibido. ¿Pero es esto algo que coincide con el deseo? Me he perdido. Porque el tema era ese, la relación del deseo de Lisis y el impedimento de sus padres. Pero bueno. Sócrates avanza que hay cosas que sus padres sí quieren que haga. O sea, no solo se trata de limitar el deseo, sino de excitarlo y sacarlo y darle fuerza en relación al bien. Aquí hay algo que se conoce bien. E insisto, que deseo no es la subjetividad alocada que hoy se comprende pasando por la modernidad y sus ridiculeces, sino la voluntad en su objetividad personal, la voluntad haciéndose fuerte en la persona y dirigiendo su vida, con la que tendrá que vérselas la libertad humana continuamente. Y no cito el caballo que todos tendrán en la cabeza. 

El segundo punto, hay que comprender qué era leer y escribir entonces. En su contexto, no en el nuestro. No puedo discutir lo más mínimo con los sabios que saben y saben mucho, pero sería genial encontrar un estudio sobre lo que está diciendo aquí realmente Platón (no Sócrates, es verdad) al usar estos términos: tanto ἀναγιγνώσκω como γράφω. El primero es sorprendente. Y queda traducido como "leer", aunque me temo que nuestra lectura sea pobre en comparación con lo que está queriendo proponer. Y la relación con la "letra", con la "escritura", con la persona que deja escondido entre letras cierto saber o pensamiento. Pero es la apelación a la escritura la que me hace pensar que no se trata solo de leer, sino de conectar con la raíz de la palabra "conocer" que hay en lo que traducimos como "leer". Por tanto, lo que quieren los padres es que conozca, que sepa, que muestre lo que sabe. Y este oficio, porque era un oficio, era igualmente propio de esclavos. Y hay, indiscutiblemente, una esclavitud a la que la persona debe atender y un sabe con el que hay que relacionarse, al menos en primer lugar, como un esclavo, como un siervo, con auténtico sometimiento. Porque será ese saber al que nos sometemos el que con más profundidad diga, no de primeras, que la persona es libre. No una, sino toda persona. Así como conviene que alguien lo repita entre los pueblos. 

Lisis asiente. Una vez más. Sin aportar nada. Al menos yo no veo nada más en su respuesta, salvo que hay concordia y que está siguiendo atentamente lo que dice Sócrates, quedándose en su descripción y poco más. 

Por cierto, que los padres exigen. No prohíben, sin más. Exigen, piden, cuentan con él, lo tienen presente. Y desean que esto suceda. Los padres desean, tienen sus deseos, su voluntad en marcha hacia el hijo. No se nombra ni se atiende, pero está así descrito en la otra palabra que en la traducción aparece unas veces como querer y otra como desear.  

Seguimos. 

Así pues, en este caso, puedes libremente escoger qué letra quieres escribir en primer lugar y cuál en segundo y lo puedes hacer también al leer. Y cuando, como supongo, coges la lira, ni el padre ni la madre te impiden destensar la cuerda que quieras, y hacerlas sonar con los dedos o con la púa, ¿o es que te lo impiden?

No, por cierto. 

οὐκοῦν ἔξεστί σοι ἐνταῦθ᾽ ὅτι ἂν βούλῃ πρῶτον τῶν γραμμάτων γράφειν καὶ ὅτι ἂν δεύτερον: καὶ ἀναγιγνώσκειν ὡσαύτως ἔξεστιν. καὶ ἐπειδάν, ὡς ἐγᾦμαι, τὴν λύραν λάβῃς, οὐ διακωλύουσί σε οὔτε ὁ πατὴρ οὔτε ἡ μήτηρ ἐπιτεῖναί τε καὶ ἀνεῖναι ἣν ἂν βούλῃ τῶν χορδῶν, καὶ ψῆλαι καὶ κρούειν τῷ πλήκτρῳ. ἢ διακωλύουσιν;

οὐ δῆτα.

Lo dicho. Hay una "objetividad del bien" que en la escritura, la lectura, las artes, la estética en general aparece. Que no se trata de hacer cualquier cosa, sino de aprender, de obedecer, de fijarse y atender, de entrar en esa comunicación profunda con el saber. Frente la cierta "pedagogía" de la expresión libre, en el que la persona se da a sí misma sin moldear sacando de sí una vida sujeta a muchos deseos y orientaciones sin fundamento, donde se dice que la persona se muestra pero no hay tal persona mostrándose, Sócrates pone delante la necesidad del bien, de lo bien hecho, de lo bueno en acto, junto con el orden y la belleza. Para educadores, que no han pensado bien lo que están haciendo, sería importante volver a entender bien esto y saber qué hacer en la escuela. Los padres igual. Aquí se antepone la responsabilidad de los padres antes que cualquier otra. Queda dicho. 

Qué importante sería despertar la voluntad para el bien y para lo bueno. Sin ambages. Y cómo modelarla desde el amor y la pertenencia a la común humanidad y familia. 

Lisis, otra vez, asiente. 



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