domingo, 23 de enero de 2022

LISIS. Día 23. (Platón, 208e - 209a)

Lisis ha entrado en un nuevo terreno, desconocido para él. Se sentó curiosamente y quizá comience a notar el vértigo de la pregunta y la duda en sus respuestas. Qué puede decir, con cierto sentido, para no mostrar demasiada ignorancia en las cosas sencillas y cotidianas sobre las que le está examinando Sócrates. Qué decir.   

Llegados al momento de la contradicción, todavía Sócrates no hace sangre en ello, sino que insiste en el negativo de lo que Lisis decía al inicio con su ingenuidad juvenil y respuesta rápida. Hacemos problema del amor de los padres, que es, en principio, el fundamento de todo lo demás. Lo que muestran "los hechos" en este caso es que lo normal es que los padres parezca que no aman a sus hijos. Y la "prueba forense" es que no permiten que hagan lo que desean, sino que los tratan como esclavos. Aunque la descripción pueda ser un tanto chocante, y se pueda leer desde un contexto cultural muy diferente al nuestro, lo cierto es que sigue siendo más o menos parecido. Y todos lo ven normal, natural y comprensible. 

Pero, ¿por qué causa ponen entonces trabas para tu felicidad y para hacer lo que quieras, y, durante todo el día, te tienen siempre esclavizado y, en una palabra, no haces nada de lo que deseas? De modo que, tal como parece, no te aprovechan ni toda esta riqueza que poseéis, ya que todos éstos mandan más que tú, ni este cuerpo tan espléndido al que, por cierto, atiende y cuida otro; porque tú, Lisis, en nada mandas, ni nada haces de lo que deseas?

Pues esto es porque no tengo aún, dijo, la edad, Sócrates. 

ἀλλ᾽ ἀντὶ τίνος μὴν οὕτω σε δεινῶς διακωλύουσιν εὐδαίμονα εἶναι καὶ ποιεῖν ὅτι ἂν βούλῃ, καὶ δι᾽ ἡμέρας ὅλης τρέφουσί σε ἀεί τῳ δουλεύοντα καὶ ἑνὶ λόγῳ ὀλίγου ὧν ἐπιθυμεῖς οὐδὲν ποιοῦντα; ὥστε σοι, ὡς ἔοικεν, οὔτε τῶν χρημάτων τοσούτων ὄντων οὐδὲν ὄφελος, ἀλλὰ πάντες αὐτῶν μᾶλλον ἄρχουσιν ἢ σύ, οὔτε τοῦ σώματος οὕτω γενναίου ὄντος, ἀλλὰ καὶ τοῦτο ἄλλος ποιμαίνει καὶ θεραπεύει: σὺ δὲ ἄρχεις οὐδενός, ὦ Λύσι, οὐδὲ ποιεῖς οὐδὲν ὧν ἐπιθυμεῖς.

οὐ γάρ πω, ἔφη, ἡλικίαν ἔχω, ὦ Σώκρατες.

Comenzando por la respuesta de Lisis, y dejando para después la pregunta de Sócrates, una vez más Lisis lo ve todo en la cortedad de su experiencia de vida y acusa a la edad. Es un problema de años, de "tiempo objetivo" (esta expresión la pongo entre comillas por la tontería que es). No es, como bien sabemos, problema de edad, sin más. No se da con los años. Sin embargo, lo que los años impiden, curiosamente, es la capacidad para sostener el deseo que no se ha educado del todo, que no se ha formado todavía, que se conduce por sí mismo y no es apropiado adecuadamente por la persona. No puedo entrar demasiado en ello, pero imagino que se comprende suficientemente bien. Trata de psicología, del alma propiamente, pero también tiene algo ontológico por descubrir respecto a la condición humana. 

En la pregunta de Sócrates destaco que atiende a una causa que no se puede atender y que no es la libertad del padre y la madre en juego. Esta motivación de dónde viene. Cuál es la causa por la que los padres obran de tal manera y su intención. Por otro lado, se suma la contradicción. No solo no dejan que haga lo que quiere obligando a que haga otras, sino que directamente ponen impedimentos a su "deseo", a su "querer", a su "voluntad". Este desdoblamiento al español usando la palabra "deseo" tendría que ser tratado con más cuidado. Ya sabemos que la subjetividad moderna hiere la buena comprensión de los textos antiguos. No hay tal propiamente hablando. Más bien se contrapone la objetividad (tampoco es la mejor palabra) del padre y de la madre a la objetividad del movimiento del hijo. Por eso la conclusión es el aparente abandono de una condición libre y filial y la sumisión y entrada en una condición de esclavo. Y esto, por amor. El padre implica al hijo y lo mueve hacia abajo en sus primeros años. Cuál es el motivo de semejante hundimiento, descenso. En el que, por otro lado, las riquezas importan poco y tienen nada que ver o hacer. 

El resultado es tremendo: en nada mandas, ni nada haces de lo que deseas. Reitero y subrayo el "nada". Como se puede ver, dicho sea de paso, en un bebé que ni sabe controlarse, ni sabe dormir siquiera, ni sabe hablar, ni sabe de nada que no sea la experiencia inmediata de trato con sus deseos y necesidades, de amor y de miedo. Ahí se ve reducida la vida. Y hablar de amor y miedo son excesos, lo sé. Llega al mundo enterrado en su dependencia más absoluta, que el caminar y moverse por sí mismo en los primeros años solo empeora el abajamiento y sometimiento, al igual que las primeras experiencias de conciencia personal. 

¿Es la situación humana, en lo que aquí se juega, de filiación o de esclavitud, y por tanto, tanto en una como en otra, simplemente una elección de la relación de uno con el otro? ¿Es algo que se debe descubrir, de lo que tomar conciencia, en lo que educarse y formarse? ¿Es la libertad y la voluntad -mejor la segunda palabra que cualquier otra- un aliado o un enemigo de la filiación y de la esclavitud? ¿O es que hay que aprender, y por tanto enseñar cuanto antes mejor, que esta es la situación extraordinariamente profunda que condiciona toda existencia: o filiación o esclavitud?

Apunto, para terminar, que el padre y la madre son esclavos de la relación con su hijo. Por si Lisis no lo sabe, solo hace falta atender a su tiempo. Lo demás, una vez que se sabe, son realmente juegos de niños. La vida humana es, en su libertad, una forma de esclavitud elegida, de compromiso elegido. 



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