jueves, 13 de enero de 2022

LISIS. Día 13. (Platón, 206b - 206d)

Cuál es el arte que puede mostrar Sócrates: el del diálogo, cuyo enemigo fundamental es la palabrería suelta y lejana, que no toca carne ni humanidad, dicha al aire. No puede dar consejos al margen de todo eso. Si algo puede mostrar, convencido está que aparecerá en el diálogo y no fuera de él. Lo mismo que le está ocurriendo a Hipotales y que le ha colocado en una situación de precariedad que antes veía como desbordante y magnífica. 

No es fácil de decir, le contesté, pero si quisieras hacer que viniese a hablar conmigo, tal vez podría mostrarte aquellas cosas de las que conviene hablar, en lugar de aquellas que, como estos mismos dicen, recitas y cantas. 

οὐ ῥᾴδιον, ἦν δ᾽ ἐγώ, εἰπεῖν: ἀλλ᾽ εἴ μοι ἐθελήσαις αὐτὸν ποιῆσαι εἰς λόγους ἐλθεῖν, ἴσως ἂν δυναίμην σοι ἐπιδεῖξαι ἃ χρὴ αὐτῷ διαλέγεσθαι ἀντὶ τούτων ὧν οὗτοι λέγειν τε καὶ ᾁδειν φασί σε. 

O sea, a estas alturas, es Sócrates, el que no ha entrado, el que invita a una conversación a Lisis, para que Hipotales aprenda. Ejemplo, una vez más, de lo que después será una de las acusaciones principales frente al tribunal y por lo que será condenado. Nos parece ridículo pensarlo, pero es así. Allí se dijo que "corrompía jóvenes enseñándoles", porque luego le imitaban, y aquí está ocurriendo tal cual en labios de Sócrates.  

Se distingue claramente el diálogo con la libre expresión poética o musical. A lo mejor entendemos ahora por qué el lugar del amor no es el canto solitario, sino el diálogo con el otro. En el diálogo no se está solo, a diferencia de lo que ocurre en poesía o canto, que el alma se expresa y libera, pero poco más. Ante la poesía o el canto no hay respuesta, solo contemplación estética. Las palabras que entran en diálogo pueden entrar en comunión, en concordia, en amor. 

Insisto en ese punto en el que ya Sócrates no tiene intención alguna de entrar en la diatriba que se llevaban al principio y sí está dispuesto a tratar sobre el amor, en concreto, con Hipotales. Casi como auxiliándolo. Lo que convierte, lamentablemente, a la posible conversación con Lisis en un escenario teatral o didáctico, pero habrá que ver si se da una auténtica conversación o no. Y Sócrates, para mayor distancia, pide que sea el interlocutor quien salga. 

Hipotales responde con una resistencia, pero encontrando fácilmente varias posibilidades. No era entonces para tanto. Indica entonces dos seguridades: que no saldrá Lisis y que, en caso de que Sócrates entre, se acercará a escuchar, bien por él mismo o a través de la mediación de Ctesipo. En cualquier caso, que Sócrates entre es la opción y se siente a hablar "como si tal cosa". ¿Está diciendo que Sócrates atraerá a Lisis con la palabra y que Lisis es atraído por la palabra? Sin duda, la presencia de Sócrates en la palestra provocará y llamará la atención de todos. No son tantos los que están allí reunidos. Es "la atracción" y "la novedad" del momento en la palestra recién estrenada. Además, están de fiesta y, con motivo de tales, se permite más "mezcla", más "juntarse unos con otros". El contexto es un lugar para niños y jóvenes en un tiempo que se permiten reuniones que, en circunstancias normales, los tendrían separados para ejercitarse cada cual según su desarrollo. 

Sócrates accede, con una fórmula solemne, como respondiendo al deber. 

Esto es lo que hay que hacer, dije yo. 

ταῦτα, ἦν δ᾽ ἐγώ, χρὴ ποιεῖν.

Y narra la entrada en la palestra con detalle. Hasta encontrar a Lisis, a quien ahora reconoce, y describirlo en su belleza y bondad. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario