jueves, 23 de diciembre de 2021

ADVIENTO. Un proyecto muy pequeño

Primer día de descanso, de recuerdo y agradecimiento de lo vivido, de paz. A principio de curso, presenté un proyecto y me dieron por respuesta que era un proyecto muy pequeño, que buscaban algo más grande. Entonces pensé que había comenzado la Navidad. Llega mañana. Nuestro mundo está así mezclado y batido. Tengo algo grande que celebrar aunque lo vivamos siempre en lo finito y sensible. Y el motivo de la fiesta no es propio, sino que me incorporo a él con lo que puedo. Me alegró la respuesta, educada y correcta. Me ayudó a ver dos cosas. A los grandes de este mundo y a los que dan pequeños pasos en el día a día. Sin rencor. En Jerusalén no amanece el Salvador del mundo. Dispuesto a encarnarse, la elección es suya. La palabra está dada. Ando enredado desde hace tiempo con Schelling y Fichte, también con Cassirer y Cohen. Ayer volví a Fichte -aunque me regalaron dos libros tomistas modernos- a ese deber más que categórico, a esa voz de la conciencia que sitúa y traslada. "Ningún paso dado en este mundo se pierde." Eso es esperanza. Poca broma. Comencé ya con Gesché, para no ir apurado. Hice la lista de cosas con las que tengo que cumplir en enero. Por ordenar un poco lo que, sin duda, no terminaré de hacer estos días. Me está encantado Joel B. Green. Al menos a mí estas lecturas me ayudan a entrar en el Misterio. Despejan menos dudas de las que invitan a responder. Compré un librito de Buber el sábado sobre "Bien y mal" en el que se comentan cinco salmos. El 73 me ha resultado muy provocador. No lo había leído en esta clave. Era más de las aportaciones de Schökel. Continúo con Balthasar. La lectura de Rodrigo Polanco estructura, pero la obra directamente considerada es más bella. He oído que Miguel García-Baró no ha pasado por Teodramática y se quedó al inicio de Estética. No culpo a nadie de eso. Es demasiado extensa. Son muchas horas de estudio. Espero recibir Rahner en algún momento. Tengo la oportunidad de conseguir sus Escritos. Y veo lejana la posibilidad de investigar en Pannenberg y su sistemática por el precio de los tres volúmenes. No termino de enganchar con Ciorán, como si me pasó fácilmente con Shestov. Oliver Clement se convirtió leyendo a Berdiaiev. Recomiendo, del último, "Contra la indignidad de los cristianos." Cuánto bien ha provocado Florenski. Se ha publicado un libro de patrística que me interesaría mucho, pero estoy a la espera de la valoración de los que saben. Hay que ser cauteloso. No encuentro por ningún sitio el Sócrates de Hadot. Sigo comentando Lisis, aunque guardo estas entradas para 2021. Realmente asombroso. El evangelio de Lucas es de otro mundo, sin duda. Disfruto mucho de los artículos sueltos de Julián Marías, como si fuera un bloguero culto de un tiempo que creyó que podía realmente mejorar el corazón del hombre. Chretién leyó a Kierkegaard con mucho provecho: "En otro de sus discursos, Kierkegaard describe esa transformación respecto a la pecadora del evangelio de Lucas: "Mientras lloraba, olvidaba la causa primera de su llanto; las lágrimas de arrepentimiento se convirtieron en lágrimas de adoración." La oración de petición deja de pedir lo que pedía, pues al pedir ha recibido, ha recibido el olvidarse, ha recibido el deseo más elevado." Este adviento no me quito de la cabeza a Olegario y su raíz. 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario