Sigo dentro del minidiscurso de Sócrates a su amigo Critón. Es una conversación realmente interesante en el que ambos están como cogidos de la mano desde el inicio, en una permanente homología. Que incluye, dicho sea de paso, que no temen la disonancia de su música respecto al resto de la ciudad. Su homología, su afirmación será una revelación de lo que hay aceptado como tal entre los muchos, que no han pensado realmente ni lo que quieren, ni lo que hacen. No hay propiamente dos "homologías" porque no hay dos afirmaciones como tales.
Una recomendación para todo amigo de Sócrates.
Luego no se debe responder con la injusticia ni hacer mal a ningún hombre, cualquiera que sea el daño que se reciba de él. Procura, Critón, no aceptar esto contra tu opinión, si lo aceptas; yo sé, ciertamente, que esto lo admiten y lo admitirán unas pocas personas. No es posible una determinación común para los que han formado su opinión de esta manera y para los que mantienen lo contrario, sino que es necesario que se desprecien unos a otros, cuando ven la determinación de la otra parte. Examina muy bien, pues, también tú si estás de acuerdo y te parece bien, y si debemos iniciar nuestra deliberación a partir de este principio, de que jamás es bueno ni cometer injusticia, ni responder a la injusticia con injusticia, ni responder haciendo mal cuando se recibe el mal. ¿O bien te apartas y no participas de este principio? En cuanto a mí, así me parecía antes y me lo sigue pareciendo ahora, pero si a ti te parece de otro modo, dilo y explícalo. Pero si te mantienes en lo anterior, escucha lo que sigue.
Me mantengo y también me parece a mí. Continúa.
οὔτε ἄρα ἀνταδικεῖν δεῖ οὔτε κακῶς ποιεῖν οὐδένα ἀνθρώπων, οὐδ᾽ ἂν ὁτιοῦν πάσχῃ ὑπ᾽ αὐτῶν. καὶ ὅρα, ὦ Κρίτων, ταῦτα καθομολογῶν, ὅπως μὴ παρὰ δόξαν ὁμολογῇς: οἶδα γὰρ ὅτι ὀλίγοις τισὶ ταῦτα καὶ δοκεῖ καὶ δόξει. οἷς οὖν οὕτω δέδοκται καὶ οἷς μή, τούτοις οὐκ ἔστι κοινὴ βουλή, ἀλλὰ ἀνάγκη τούτους ἀλλήλων καταφρονεῖν ὁρῶντας ἀλλήλων τὰ βουλεύματα. σκόπει δὴ οὖν καὶ σὺ εὖ μάλα πότερον κοινωνεῖς καὶ συνδοκεῖ σοι καὶ ἀρχώμεθα ἐντεῦθεν βουλευόμενοι, ὡς οὐδέποτε ὀρθῶς ἔχοντος οὔτε τοῦ ἀδικεῖν οὔτε τοῦ ἀνταδικεῖν οὔτε κακῶς πάσχοντα ἀμύνεσθαι ἀντιδρῶντα κακῶς, ἢ ἀφίστασαι καὶ οὐ κοινωνεῖς τῆς ἀρχῆς; ἐμοὶ μὲν γὰρ καὶ πάλαι οὕτω καὶ νῦν ἔτι δοκεῖ, σοὶ δὲ εἴ πῃ ἄλλῃ δέδοκται, λέγε καὶ δίδασκε. εἰ δ᾽ ἐμμένεις τοῖς πρόσθε, τὸ μετὰ τοῦτο ἄκουε.
Por partes. Lo primero, "el principio". Detrás del cual viene todo lo demás. El engendrador exigente. La voz imperativa, que contradice lo usual. Una exterioridad extraña, porque se aleja realmente del mundo conocido inmediatamente. Una palabra distante que no se corresponde con nada de lo que se puede aprender verdaderamente en el día a día, donde efectivamente sucede que a la injusticia se responde con injusticia y el mal campa a sus anchas traspasando a unos y otros. Lo segundo, que no cuadra con una vida en la que quepa cualquier cosa. El principio, de hecho y en la acción, contradice una forma de vida en la que todo dice estar permitido. Pero no es así. Hay un mal sostenido comúnmente en el que se aprende a dar mal por mal y esperar mal por mal. Y cualquier que parezca romper esa lógica antilógica, esa lógica diabólica quedará señalado como diferente. Entonces, en tanto que no se espera de él mal por mal, cargará con el mal de todos y todos se focalizarán en él para hacer mal sin encontrar respuesta a cambio. Como en un desahogo colectivo.
Por esto está Sócrates advirtiendo a Critón, como haciéndole ver la parte verdadera, buena y bella del asunto, sin incidir demasiado en lo otro. Aunque "ese mal recibido" sea precisamente lo más evidente de su situación y su tiempo, es decir, cárcel y condena. Separemos al justo todo lo que podamos. No sea que cambie la ciudad en la que vive.
Qué débil aparece Sócrates agarrado y sosteniendo el "principio".
Sobre el "desprecio" de unos a otros, que viven de forma distinta, habría que hablar igualmente. Si este desprecio es, por sí mismo ya, una forma de mal o no, según la lógica en la que se viven. Y qué contiene ese desprecio, si es que es posible vivirlo de alguna manera sin dañar, sin cometer injusticia. E, incluso, si incluye un cierto desprecio de sí mismo que no pocas filosofías han cultivado como ascenso hacia una vida superior a la humana, dejando de alguna manera de ser humanos, de ser cuerpo, de ser encarnación, de estar en el mundo. Este desprecio, que comporta aparentemente lucha, puede ser enfrentamiento igualmente o una especie de separación que lo espiritualiza todo. Equilibrio difícil, dado el primer paso, entre cuerpo y alma, materia y espíritu, pertenencia y singularidad. En cualquier caso, adelanto que, bajo ningún concepto puede ser reducido a una única forma de vida. Y lo digo precisamente porque se afirma que no puede haber "determinación común" en quien no se sujeta al principio con fuerza, y quien vive del principio no puede negarlo. Vivir el principio no es separarse de él, sino portarlo, moverlo en la historia, adelantarlo para el resto de la humanidad a posibles concretos que antes no se habían probablemente explorado.
Seguimos con Critón y su respuesta. Quiere escuchar más. Quiere deliberar con Sócrates. Quiere seguir examinando hasta dónde se puede llegar. Quizá porque mantiene secretamente la esperanza de que el amigo -y el maestro- se haga ver a sí mismo que queda resquicio para otra acción diferente.
Recuerdo, para todo el que lo haya leído y pasado por alto, el inciso decisivo que en mitad del minidiscurso de Sócrates se apunta: "Jamás es bueno cometer injusticia." E insisto una vez más en que esto tiene muy poco que ver con un discurso y palabras al aire. Se trata de la vida, de la vida buena. Se trata de sostener que no se vive de cualquier manera y que sólo es digna de ser vivida la vida que se somete a examen y, en ese examen, lleva vida buena, algo de bien.
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