domingo, 14 de noviembre de 2021

CRITÓN. Día 29. (Critón, 48c - 48d)

Lo normal no es preocuparse por leer Critón, ni mucho menos interesarse en lo que dice. Como bien confirma más de un pensador actual ilustre, filosofía no es historia de la filosofía, ni se queda en el avatar ilustrado del conocimiento por repetición. La memoria que tanto criticamos nada tiene que ver con la memoria o el recuerdo socrático. En resumidas cuentas, que se puede leer Critón sin enterarse de nada y ser capaz de repetirlo en griego sin error y resumirlo a la perfección sin comprensión alguna. La inteligencia humana puede con esto y mucho más. Y, sin embargo, Critón seguirá siendo actual por lo que trata, por la realidad en la que profundiza. La mayor ignorancia de todas es pensar que esto no es lo verdaderamente importante y que es del todo innecesario. 

Sócrates ha centrado la atención en la máxima, en lo más elevado que ha alcanzado, en lo más alto. Y pretende descender hasta lo más concreto. La metáfora de la altura no es tan importante como la distancia. La persona singular e individual, consciente totalmente de su responsabilidad absoluta con lo Absoluto y de su peculiar apertura a una verdad que se dice a sí misma. Supongo que, una vez escuchada como tal, es imposible dar la espalda para mirar a otro lado como si tal cosa. 

Por tanto, como conclusión: examinemos qué hay que hacer, cribemos posibilidades, discernamos caminos; es decir, no paremos en la situación, que no es lo que toca exactamente, sino el más allá de esta situación hacia adelante en la historia. Sea como sea, con la prudencia que caracteriza a todo esto, después de ganar cierta claridad habrá que "intentarlo". 

Respecto a otras cosas, así continúa: 

En cuanto a las consideraciones de que hablas sobre el gasto de dinero, la reputación y la crianza de los hijos, es de temer, Critón, que éstas, en realidad, sean reflexiones adecuadas a éstos que condenan a muerte y harían resucitar, si pudieran, sin el menor sentido, es decir, a la mayoría. 

ἃς δὲ σὺ λέγεις τὰς σκέψεις περί τε ἀναλώσεως χρημάτων καὶ δόξης καὶ παίδων τροφῆςμὴ ὡς ἀληθῶς ταῦτα Κρίτωνσκέμματα  τῶν ῥᾳδίως ἀποκτεινύντων καὶ ἀναβιωσκομένων γ᾽ ἄνεἰ οἷοί τ᾽ ἦσανοὐδενὶ ξὺν νῷτούτων τῶν πολλῶν.

Dice "matar y resucitar", para referirse irónicamente a los que no alcanzan ni a la mitad. Y la inclusión de la referencia a la "resurrección" emparejada con el "matar" hace ver a quien quiera leerlo bien que ambas cuestiones están bastante lejos, pese a las apariencias, de lo que sucede. Tan radical es el pensamiento socrático. Pero antes de esta cita, lo que viene a exponer es que la consideración de esto que la mayoría toma como principal es, en verdad, poco menos que una distracción, o sea, realmente una maldad, un sinsentido. Ni dinero, ni prestigio, ni familia. ¡Ojo! Poco menos que decir que nada es importante a la altura de lo que han descubierto. Y probablemente el lector de este diálogo se dé cuenta, gracias a esta referencia descomunal en apariencia, de la radicalidad en la que está instalado este diálogo, que nada tiene de banal y quiere sacudir cualquier polvo extraño que no provenga del cielo mismo. Lo paradójico y lo trágico es que Sócrates muestra que vivir así es posible. Y que viviendo así todo sería absolutamente transformado en una realidad más bella, más humana, más bondadosa. 

Nada. Reitero la radicalidad. La línea trazada estaría por justificar. Porque lo más necesario parece eso otro que quiere apartar de la vista y consideración. 

O sea, vuelve a preguntar. Si hacemos esto o aquello, ¿estamos obrando justa o injustamente? Ni más ni menos. Nada de perderse en la consideración de lo que otros hacen, por otro lado. Ni de lo que pensarán siquiera. Sino la persona misma, Critón, amigos y Sócrates ante la verdad misma sobre la justicia que han descubierto como la más bondadosa ayuda y auxilio de la persona. 

Pero el final de esta intervención es lo que requiere mayor finura incluso. Hay un "quedarse y permanecer" que, en no pocas ocasiones y como resistencia frente a lo que pueda ocurrir a la persona, "no hacer nada" será la opción elegida como justa, porque será preferible ésta a cometer injusticia. ¡Hasta este punto ha llegado el lector platónico!

Y si resulta que vamos a realizar actos injustos, no es necesario considerar si, al quedarnos aquí sin emprender acción alguna, tenemos que morir o sufrir cualquier otro daño, antes que obrar injustamente. 

κἂν φαινώμεθα ἄδικα αὐτὰ ἐργαζόμενοι, μὴ οὐ δέῃ ὑπολογίζεσθαι οὔτ᾽ εἰ ἀποθνῄσκειν δεῖ παραμένοντας καὶ ἡσυχίαν ἄγοντας, οὔτε ἄλλο ὁτιοῦν πάσχειν πρὸ τοῦ ἀδικεῖν.

O yo ando muy tonto y no sé leer, que es lo más probable, o Sócrates aquí ha cambiado la máxima con la que ha comenzado el discurso. El que comienza como si hubiera tocado el techo del cielo subiendo a lo más sublime para traer consigo qué es la justicia, el bien, la belleza y la honradez, ahora culmina su descenso de forma escandalosamente negativa, como ocurriría con una foto. El que inicia en lo afirmativo incuestionable termina en lo negativo firme y sólido: no cometer injusticia. Supongo que soy yo el que lee mal y Sócrates no se refuta a sí mismo ante Critón, porque lo que éste responde es lo que cualquier lector diría con la mayor de las seguridades: 

Me parece acertado lo que dices, Sócrates, mira qué debemos hacer. 

καλῶς μέν μοι δοκεῖς λέγειν Σώκρατεςὅρα δὲ τί δρῶμεν.

Tengo que coincidir con Critón. A mí me parece igualmente bello y valiente lo que dice y cómo lo dice. Es más, lo que nace de sus palabras es una especie de obligación importantísima: "Qué debemos hacer." ¡Como lo diría un soldado en medio de una batalla! ¡O como un hijo a su padre! ¡O como un siervo a su señor!



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