Aunque se hable de uno y muchos, no es cantidad, sino calidad. Por si alguien, a estas alturas, no se ha dado cuenta. Y así debería ser en tantas otras cosas, en la medida en que pudiéramos distinguir precisamente sobre esas cosas. Problema que, de forma clara, afecta a la democracia, por ejemplo, y que implica a la barbarie brutal del siglo anterior y del presente, más lo que vendrá. Mientras seguimos siendo racionales, el primer paso de la racionalidad será la escucha de lo mayor que sí misma, afirmando a un tiempo la capacidad de acoger lo que ella no es, en ese diálogo. Pero esto para otro día.
No lo anoté ayer, pero hay "ejercitaciones" que descubren capacidades y otras las mantienen y fortalecen. No todo es novedad, por novedad. Es igualmente importante la "resistencia".
Sócrates sentencia entonces:
Así pues, ha de obrar, ejercitarse, comer y beber según la opinión de ése solo, del que está a su cargo y entiende, y no según la de todas los otros juntos.
ταύτῃ ἄρα αὐτῷ πρακτέον καὶ γυμναστέον καὶ ἐδεστέον γε καὶ ποτέον, ᾗ ἂν τῷ ἑνὶ δοκῇ, τῷ ἐπιστάτῃ καὶ ἐπαΐοντι, μᾶλλον ἢ ᾗ σύμπασι τοῖς ἄλλοις.
Hasta en los pequeños detalles, quien quiere alcanzar ciertas metas, debe disciplinarse aprovechando la sabiduría de otros. Hasta en pequeños detalles desde hace mucho tiempo. No vivir "descubriendo" y al libre albedrío sin más, movido por sus inclinaciones y pasiones. Perdón por la crítica. Y se fía de una opinión, que no puede recibir sino como "opinión", que no recibe por tanto en la sabiduría sino en la mera confianza. Aunque haya otras opiniones masivas, ni juntándolas todas ellas. Es decir, fuera de toda cantidad posible.
Pero alguna forma tendremos de "medir" o discriminar, ¿no? O sea, de alguna manera, quien no sabe vive expuesto y debe escoger. Y el médico y el entrenador se reconocen socialmente, contra la sociedad. O saliendo de la sociedad, significándose fuera de la masa, pero en ella.
La imagen que pongo hoy es para recordar que Sócrates, quien se supone que habla, estuvo ante el tribunal. No sea que lo olvidemos. Y que se contaron los votos dos veces. No a la primera, sino a la segunda, fue condenado a muerte. Lo cual demuestra, sea como sea, que es posible cambiar de opinión. Y que el cambio no siempre es bueno. A pesar de que él no cambió de opinión.
Su recomendación, pase lo que pase, será escuchar "a uno". Según se ve, esto es lo que hay que hacer. Y ese uno, evidentemente, no se da por cantidad, ni por diferencia, ni por separación, ni por división. Ese "uno" es un "uno" absolutamente propio, que tampoco es un sí mismo replegado, sino un "uno" que convoca.
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