viernes, 5 de noviembre de 2021

CRITÓN. Día 20. (Platón, 47a)

Qué cómodamente leemos y hacemos filosofía, pensamiento, religión y existencia algunas personas. Qué cómodamente, cuando todo va bien y se puede decir cualquier cosa, y sea lo que sea, saber que va a ser recibido y alabado simplemente por la firma, por el nombre, por el poder, por el prestigio, por el honor. Qué cómodamente se intenta, además, presentar la vida, suavizándola y calmando gritos y horrores, sobre todo de esta parte del mundo. Y qué cómodamente es recibida por quienes también están cómodamente asentados y posicionados. Sin embargo, Sócrates está, en este caso, en la cárcel y sabe sobradamente que lo van a matar, que la condena a muerte no es cualquier cosa. Y, con todo, permanece. ¿No estará loco y la filosofía, por tanto, comienza con esta locura y es locura si es filosofía? Por mucho que se haya dicho razón y se haya apoderado de ese mundo, ¿no es más bien una locura?

Pues eso. 

¿Se deben tomar en consideración, se deben atender todas las opiniones? ¿La situación en la que estamos no revela, por contra, que ¡ni de lejos!? ¿No es más bien tanta y tanta opinión, tanta fuerza en la opinión la que, de hecho, ha creado esta situación tan grotesca y que, sin ella precisamente, no estaría Sócrates en la cárcel enfrentado a su muerte "antes de tiempo"? ¿Se han hecho los muchos con la ley y la ley habla por su boca? ¿Es posible todo esto?

Otra cosa, al hilo de todo esto. No todas las personas están en la misma situación con la misma capacidad para atender a lo fundamental. Los hay jóvenes, que hablan como todos, pero no dicen lo mismo que los mayores. Los hay ya mayores, quizá sabios o alejados de la sabiduría y encerrados en sus propias vidas disfrutando y queriendo disfrutar de lo que quede, pase lo que pase. Los hay que tienen preocupaciones de un modo y los hay vueltos en la realidad de otro modo. Los hay con principios, por decirlo de alguna manera, a los que no quieren traicionar pase lo que pase. Los hay con principios y sin ellos. Y si se tienen principios, algunos quieren pensarlos y otros aferrarse a ellos, por no negarse a sí mismos, porque odian más la refutación de lo que puedan amar el saber. Muchas vidas supuestamente contemporáneas, capaz de comunicarse entre ellas, pero no precisamente con lenguaje, sino con algo más que el lenguaje. Hace falta algo más que hablar o escribir para ser capaz de comunicar algo. ¡Y no digamos recibirlo, comprenderlo, aceptarlo, homologarse con ello! 

De lo anterior extraigo algo que es más que nítido e incontestable para cualquier persona mínimamente reflexiva que ha vivido algo que ha tomado por realmente relevante: la vida se expresa, la vida se muestra, la vida enseña. Y es muy diferente lo que la vida enseña a lo que la persona aprende. ¡Cuánta distancia! ¡Y la que quedará cuando se ha comenzado a entender esto! Ahora que parece que entendemos lo que la vida es, lo que la vida dice, ¿cuánto quedará por aprender, ahora que ya sabemos de sobra que no sabemos de lo fundamental?

Critón responde a la pregunta de Sócrates. Supongo que a la última. Es decir: "¿No te parece que está bien decir que no se deben estimar todas las opiniones de los hombres, sino unas sí y otras no, y las de unos hombres sí y las de otras no?" Sócrates pregunta por el "parecer" de algo que puede ser valorado de muchas formas, como personas hay en el mundo; pero un parecer que se impone a la razón como audible, comprensible. La sobrada distancia que hay entre una persona y su opinión, cuando hablamos de todo esto, en verdad no es tanta en lo concreto. Igual que Critón y lo que piensa Critón. Sin embargo, la distancia es real y permite hablar con Critón sobre lo que Critón está pensando en sí mismo, y que haya un diálogo, como mínimo, a cuatro bandas, si no cinco. ¿Qué responde Critón?

Y Sócrates le hace un examen "rápido", como los antivirus de los ordenadores también pueden hacer una "pasada general" sobre los archivos. De tal manera que "lo gordo" aparezca y se sienta la necesidad de afinar más para no decir barbaridades y tonterías. 

Está bien.

¿Se deben estimar las valiosas y no estimar las malas?

Sí. 

¿Son valiosas las opiniones de los hombres juiciosos, y malas las de los hombres de poco juicio?

¿Cómo no?

Veamos en qué sentido decíamos tales cosas. Un hombre que...

Y en griego...  

Κρίτων

καλῶς.

Σωκράτης

οὐκοῦν τὰς μὲν χρηστὰς τιμᾶντὰς δὲ πονηρὰς μή;

Κρίτων

ναί.

Σωκράτης

χρησταὶ δὲ οὐχ αἱ τῶν φρονίμωνπονηραὶ δὲ αἱ τῶν ἀφρόνων;

Κρίτων

πῶς δ᾽ οὔ;

Σωκράτης

φέρε δήπῶς αὖ τὰ τοιαῦτα ἐλέγετο; ...

Ahora comenzará lo que ya sabemos, los ejemplos sobre la idea principal. La tesis de partida es: se deben tener en cuenta las opiniones valiosas, que son las de los hombres juiciosos. Hago notar lo que todos son capaces de ver leyendo con tranquilidad. Primero, que se deben atender, que hay obligación de atenderlas, que es necesario hacerlo claramente... 

Segundo, que se trata siempre de opiniones y que hay que tomarlas como tales. Algo que está indicado en el examen, pero meridianamente claro. Tercero, que no todas las opiniones son igualmente válidas. Es decir, que las opiniones tienen un valor estimable, juzgable, valorable, pensable, sentible... Lo cual será decisivo, porque son las opiniones y no las personas que sostienen esas opiniones, o que las dicen, porque se puede decir una cosa y vivir otra... 

Cuarto, que el valor está en relación directa con la prudencia, con el buen juicio de quien las sostiene, esto es, que sea alguien que vive "juiciosamente", "reflexivamente", "con calma". Se debe valorar lo que el propio sujeto valora y ha valorado, dicho de otra manera, y que le conforma en una persona de la que somos capaces de decir "es juiciosa", "es prudente", "es pensativa", vive así. Está claro. 

Y, por último, no todo es bueno y debemos enfrentarnos a lo malo y es posible que, en la reflexión, encontremos mal y deberíamos estar también preparados para ello, para que no nos esclavice y someta. ¡Ojo a esto último, que no es tan fácil! El prudente y juicioso que ha hecho reflexión sobre la vida sabemos que es digno de ser escuchado porque se ha enfrentado al mal y no ha perdido la batalla, porque es un tipo heroico y de resistencia probada. 




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