martes, 2 de noviembre de 2021

CRITÓN. Día 17 (Platón, 46c - 46c)

El corte es radical e intenso. No se comenta prácticamente nada de lo que Critón ha dicho y solo se expone y se coloca el propio Sócrates en la radicalidad de su momento, del instante, en el ahora. Eso sí, sabiendo que ha hecho lo que ha hecho y dicho lo que ha dicho. Sin posibilidad de desdecirse de buenas a primeras por intereses particulares. Sorprende sobremanera, como argumento que hoy probablemente sería tumbativo, la falta de implicación con su propia familia, con sus hijos. ¡Para que veamos cómo ha cambiado la vida! ¿Es que Sócrates ha ampliado su "familia" a algo mucho mayor de lo que vemos inmediatamente? Porque, sin lugar a dudas, ha sido fecundo sobradamente en la historia. ¿Tal es el precio y desprecio que provoca la vivencia de la verdad?

Con todo, Sócrates no se propone como modelo. Se mantiene al margen de emplearse en esos términos. Ni siquiera para los suyos más próximos. Llamativo. Se propone, pero le proponen como modelo. Tanto en las palabras primeras de Critón, como en sus argumentos, Sócrates vive ya el peso de la referencialidad. 

Entonces, una invitación se abre para el amigo: 

"Si no somos capaces de decir nada mejor en el momento presente, sabe bien que no voy a estar de acuerdo contigo, ni aunque la fuerza de la mayoría nos asuste como a niños con más espantajos que los de ahora en que nos envía prisiones, muertes y privaciones de bienes."

ὧν ἐὰν μὴ βελτίω ἔχωμεν λέγειν ἐν τῷ παρόντι, εὖ ἴσθι ὅτι οὐ μή σοι συγχωρήσω, οὐδ᾽ ἂν πλείω τῶν νῦν παρόντων ἡ τῶν πολλῶν δύναμις ὥσπερ παῖδας ἡμᾶς μορμολύττηται, δεσμοὺς καὶ θανάτους ἐπιπέμπουσα καὶ χρημάτων ἀφαιρέσεις. 

Aquí aparece una de las palabras más queridas por el socratismo y la sabiduría: el estar de acuerdo, la "homología". No hace falta leer mucho Platón para darse cuenta de la importancia que tiene. Así que, en definitiva, aquí Sócrates está abierto como siempre a esa comunión profunda en el logos y a través del logos con el resto de la humanidad, que es una unidad superior a la que se da en otras formas de relación, y que lleva a plenitud lo que ya Sócrates sabe de antemano y he nombrado antes, que Sócrates y toda persona tiene un compromiso con toda la humanidad que es superior a lo más inmediato. Y se puede vivir en acción, se debe vivir en la acción. De modo que la "homología" es la expresión sabia de esa comunión responsable. 

Por otro lado, en sus palabras está otro de los puntos claves de su pensamiento. Que no hay, de ninguna manera, "homología" posible bajo el miedo a la opinión de los muchos, pues esto no es una tarea propia de niños. Sea lo que sea lo que los muchos ponen delante no se debería atender a ellos, pues todo empieza, precisamente, con la salida de este género y grupo, para singularmente significarse y, ahora sí, unirse a la vida mediante el logos. Queda, por tanto, la mayoría desprovista de logos y sumida en la oscuridad de su opinión, de la que solo es posible que salga miedo hacia otros, según la hondura de su propia cerrazón. 

Insistiría en la búsqueda de lo mejor y de la capacidad para lo mejor. Esta bondad en el punto de partida es difícil de encontrar hoy. ¡Tanta esperanza es problemática! 

"¿Cómo podríamos examinar eso más adecuadamente?"

πῶς οὖν ἂν μετριώτατα σκοποίμεθα αὐτά; 

E inmediatamente, la pregunta. No una pregunta cualquiera. Ésta es la pregunta. Porque, como todas las personas saben sobradamente, se puede cualquier persona proponer solucionar un problema sin encontrar el modo adecuado, sin ver por dónde tirar, sin acogerse a los medios necesarios o los caminos exigentes. Alguien puesto delante de dos o tres palabras en otro idioma, por ejemplo, tendrá que hacer esfuerzos para saber qué dicen. Pero puede llegar a ello. Alguien sentado a los pies de alguien que ama y que va a morir, como sería el caso en cuestión en el contexto mismo del diálogo, tendrá que hacer otras preguntas mayores y esfuerzos infinitamente diferentes. Para empezar, creer que hay tiempo suficiente para llegar a alguna conclusión. Lo cual expresa una confianza desmedida. Y, para seguir, elegir una calma, la tranquilidad y paciencia propia de la razón, que para nada viene de la circunstancia y, si la hay, se esconderá siempre lejos de ella y sus requerimientos. 

En resumidas cuentas, dado que hay que dar una respuesta y que no se puede demorar mucho, ¿por dónde empezamos?





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