sábado, 2 de octubre de 2021

Stein, Gesché, Dosteievski, Rosenzweig

Publiqué el viernes un artículo sobre la mirada adecuada y esencial. Cada vez escribo más difícil pensando que estoy escribiendo fácil. Ya me lo han hecho notar. El artículo parte de la reducción a la reducción, es decir, de la conciencia de nuestra reducción, de la gratitud hacia nuestra apertura a la realidad y la importancia de ajustarse al don como don, al regalo que nos hacen. Es de muy desagradecidos imaginarse otras cosas cuando tenemos delante un auténtico don. Luego, respecto al regalo, plantearse si nuestra recepción es adecuada o esencial, es decir, si nos quedamos con la cosa misma o en la cosa llegamos al dador. Algo así, por ejemplo. Se puede leer aquí, Mirada adecuada y mirada esencial

Leyendo ayer por la mañana, entre una tarea y otra, el artículo de Miguel, Notas filosóficas sobre la esencia del cristianismo, publicado en EE septiembre 2021 y disponible en la web, me doy cuenta del camino que he recorrido. Eso que veo plasmado en el papel son mis clases de 1BTO iniciales desde hace cinco años. Casi, casi tal cual. En el esquema, prácticamente idéntico. Está ahí contenido, en esas palabras. 

Leí ayer "Cómo llegué al Carmelo de Colonia" de Stein. Ella lo cuenta como si comenzara todo por un despiste providencial, por un encuentro providencial, por un silencio providencial. Las vueltas que da la vida. Aunque tengo las obras completas, salvo el primer volumen, sigo recurriendo a las obras selectas que leí en la Navidad de 2000. Entonces, lo recuerdo perfectamente, visitaba una famosa librería en el centro de Madrid la tarde misma de las vacaciones. Era el día en el que me gastaba 100 euros en libros. Y prácticamente solo compraba libros ese día. 

Gesché en "Dios para pensar a Dios" para el lunes. Tengo que releerlo otra vez. Son unas pocas páginas en cuya brevedad el teólogo belga siempre es directo e incisivo. Resulta abrumador su intento. Ojalá fuésemos capaces de preguntar a Dios quién es Dios. Pero el mismo Dios es quien ha querido que ese camino quede oscurecido. El prójimo, el cercano no buscado, el no seleccionado ni cribado, el otro ser humano que está aquí y ahora es realmente su revelación y Camino. En Jesucristo llega al extremo tal condensación. Las conversaciones con Santi, desde bien jóvenes, y con Jorge, desde un viaje en tren de vuelta a Madrid desde Sevilla, son siempre para aprender. Son personas que viven lo que dicen. Como a Santi lo conozco desde hace mucho, sé que lo vive entre limitaciones y dificultades. Como todos. Siendo hermano, lo conozco. Y lejos de despreciarlo, me parece que es ahí donde aparece la virtud. A Jorge lo tengo casi idealizado, o conozco tan poco de él que solo he visto lo mejor. También sucede a veces. Me ocurrió lo mismo con Santi durante un tiempo. Hay personas que, al conocerlas, aparece siempre lo mejor y luego, con el tiempo, vas viendo que de verdad son personas y no ideas. 

Dostoievski, esta vez, me está resultado incluso ágil y entretenido. Como me lo planteo como una novela de encuentros y pensamientos, no estoy parándome a ver qué deriva lleva tal o cual argumento o palabra. Además, he aprendido, no como la primera vez, que el traductor hace de las suyas. Y vaya usted a saber en qué líos se mete con los matices de conceptos tan hondos. El caso, lo importante son los encuentros. Por cierto, al final he tenido que comprar otra edición. Qué le vamos a hacer. No será la definitiva, ni la última que consiga. 

En Rosenzweig, que siempre que puedo reclamo que algún amigo me devuelva mi primera Estrella subrayada, voy por el final del libro segundo de la segunda parte. Allí donde hace exégesis de la primera página de la Biblia, con ese final ya sobradamente conocido por todos. Se engloba como "Teoría del arte", que es algo que me supera y que, como rara vez me han interesado los derroteros de lo que habitualmente se entiende por "estética", casi que leo con disconformidad. En las páginas siguientes, en lo que comprende como revelación, imagino a Levinas detenido noches y noches, una y otra vez volviendo sobre ello. Estoy seguro que el maestro hizo eso que yo también estoy viviendo y que deja sin dormir y sin sueño al que aferrarse. De verdad, lo recomiendo a amigos y enemigos. Con paciencia. 

Hoy no sé si podré seguir con el Seminario de Filosofía. Cosas de la vida. Lo escucharé después. Espero que no recomienden más lecturas, que ayer conseguí otras siete nuevas. Una muy interesante publicada con motivo de la publicación de Ideas I de Husserl. O sea, ya hace más de 120 años. Es uno de esos libros que estoy seguro que no leeré poco a poco. No tengo ninguna intención de hacerlo. 

Lo dicho. Me voy a tender la ropa y a prepararme para el bautizo de una pequeña. 

Buen sábado. 



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