domingo, 31 de octubre de 2021

CRITÓN. Día 15 (Platón, 46b - 46b)

Veo que ahora interviene Sócrates. ¿Qué dirá y en qué tono responderá al amigo, con todo lo que ha dicho? ¿Se quedará escuchando su miedo, hablará de lo que le preocupa, sentirá vergüenza de sí mismo también, se pondrá a preguntar y razonar con él? ¿Qué se espera de Sócrates en este momento, sabiendo ya cómo termina todo, lo cual es leer casi a traición y "divinamente", es decir, faltando al respeto porque no somos dioses? ¿Qué tendrá Platón preparado para honrar, como siempre, la memoria de su maestro, macerada en la distancia de los años y el recuerdo de lo que fue, más que de lo que pudo haber sido?

Esto último es importante, creo yo. Precisamente porque Critón está anclado en su discurso en uno posible idílico, que separa a Sócrates no solo del juicio, sino de la vida pública y activa y visible en Atenas con los suyos. 

De momento, se puede decir que Sócrates ha escuchado. Que ya es decir. Y, siendo hábil dirigiendo la atención y escrutando las palabras, ¿qué espera Critón que diga y cómo se imaginará que lo va a tratar? 

Lo primero que dice es: 

"Querido Critón, tu buena voluntad sería muy de estimar, si le acompañara algo de rectitud; si no, cuanto más intensa, tanto más penosa. Así pues, es necesario que reflexionemos si esto debe hacerse o no."

ὦ φίλε Κρίτων, ἡ προθυμία σου πολλοῦ ἀξία εἰ μετά τινος ὀρθότητος εἴη: εἰ δὲ μή, ὅσῳ μείζων τοσούτῳ χαλεπωτέρα. σκοπεῖσθαι οὖν χρὴ ἡμᾶς εἴτε ταῦτα πρακτέον εἴτε μή: 

Aquí encuentran los estudiosos el tema resumen con el que presentan el diálogo. Que unas veces llaman Critón y otras Sobre el deber. Palabra que, en dos sentidos al menos, más los tiempos verbales, ha aparecido unas cuántas veces. Es decir, está ciertamente presente, evidentemente presente. Ahora bien, si Critón y compañía no tienen a bien pensar en un modo de escapar de allí, con todo el mal que supone sin duda, Sócrates no sería quien es en la actualidad. No es solo que añada a toda su vida un final de carácter dramático, sino que culmina efectivamente la revelación de sí ante la humanidad, vinculándose estrechísimamente a una vida dada al deber y, por lo tanto, recibida igualmente de parte de este. Si es que, como siempre añadimos en estos casos, el deber como tal puede hacer algo más que simplemente mandar impersonalmente, es decir, que pueda igualmente revelarse como Sócrates se está revelando a la par a la humanidad, encarnándolo. 

Hay que preguntarse, al hilo del diálogo, si este deber saca la humanidad fuera de sí o la introduce dentro. No sólo de dónde viene o cómo se puede conocer, que es importante. Sino más bien cómo choca con la humanidad y en qué sentido la vida está debida a él, porque es la vida la que responde, en este caso ante la muerte (o no). ¿Qué es esto de si se debe o no hacer algo?

Y Sócrates entonces dice quién es. 

"Porque yo, no solo ahora sino siempre, soy de condición de no prestar atención a ninguna otra cosa que no sea el razonamiento que, al reflexionar, me parece el mejor."

ὡς ἐγὼ οὐ νῦν πρῶτον ἀλλὰ καὶ ἀεὶ τοιοῦτος οἷος τῶν ἐμῶν μηδενὶ ἄλλῳ πείθεσθαι ἢ τῷ λόγῳ ὃς ἄν μοι λογιζομένῳ βέλτιστος φαίνηται. 

No he olvidado lo que le ha dicho a Critón antes, que le falta rectitud. Y ahora se ve cuál es tal rectitud. Ser ahora y siempre de un modo, del modo en que se vive prestando atención al razonamiento que parece el mejor. Así es como Sócrates se presenta y muestra, como se da a conocer últimamente, como resume su vida. Aquel que, pase lo que pase, mediante reflexión -y no otra cosa- busca el razonamiento mejor. ¡Y lo vive! 

Una vida sin deber a lo mejor es posible. No lo tengo claro. No sé. Me temo que no. Que esto es más responder que crear. 





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