viernes, 29 de octubre de 2021

CRITÓN. Día 13. (Platón, 45d - 45e)

Recupero la imagen con la que empieza el diálogo, el contexto y situación. La cárcel en la que Sócrates espera encerrado. Entra Critón, haciendo ruido o sin hacerlo, pero no se despierta Sócrates, que duerme plácidamente. Critón se asombra al encontrarlo así. Recupero esta imagen porque la paciencia que Critón demostró se está desvaneciendo. Y busca, con cualquier argumento o palabra, que Sócrates cambie. En el mejor de los casos, lo que se cuenta en el inicio del diálogo es la bondad de Critón que sale a resolver un problema con las herramientas comunes que tiene, es decir, no exactamente a darle una solución, sino a esquivarlo. No se busca afrontar una cuestión, sino evitarla. No se profundiza en lo que pasa, sino que se desea que pase de largo lo que está pasando. Algo así. 

El siguiente argumento que utiliza, para forzar a Sócrates, es la responsabilidad con los hijos. Las expresiones que usa son fuertes. En resumen, que será él quien los deje huérfanos. Sin ninguna referencia ya a la opinión de los muchos o a la asamblea que lo ha condenado. Es él quien "traicionará a sus hijos". Y Critón, sin saber qué decir ya, le acusa de "escoger la opción más cómoda" no haciendo nada, no aprovechando todas las posibilidades que tiene a su disposición. 

El tema aquí considerado es, realmente, el de las posibilidades y el enfrentamiento entre ellas. Entre todas las posibles hay que realizar exclusivamente una y única, prescindiendo del resto. Pero, al tiempo que se elige algo, lo que sea, otras posibilidades se agotan y surgen nuevas probablemente. Lo que le ocurre a Critón es que piensa que se debe hacer "todo lo posible", que se debe vivir en el reino de las posibilidades. No solo en las propias, sino en las ajenas, en las de otros, en la responsabilidad con las posibilidades ajenas. 

Critón acusa, sentencia. No solo cuestiona. En absoluto se queda aquí a su lado interrogando y esperando. Agotó su paciencia. Quiere decidir por Sócrates, aunque sabe que no puede. Y si lo entendemos en función de las palabras que usa, en definitiva Critón quiere ser una especie de padre de Sócrates, en el sentido de ser él quien ilustre y decida por él. Como si Sócrates padre fuera en realidad un pequeño al que hay que guiar, dada su ingenuidad, su ignorancia del bien y de la verdad. Y Critón sigue forzando y forzando, añadiendo mal y juicio a la situación en la que está. 

"Me parece que tú eliges lo más cómodo. Se debe elegir lo que elegiría un hombre bueno y decidido, sobre todo cuando se ha dicho durante toda la vida que se ocupa uno de la virtud. Así que yo siento vergüenza, por ti y por nosotros tus amigos, de que todo este asunto se haya producido por cierta cobardía nuestra."

σὺ δέ μοι δοκεῖς τὰ ῥᾳθυμότατα αἱρεῖσθαι. χρὴ δέ, ἅπερ ἂν ἀνὴρ ἀγαθὸς καὶ ἀνδρεῖος ἕλοιτο, ταῦτα αἱρεῖσθαι, φάσκοντά γε δὴ ἀρετῆς διὰ παντὸς τοῦ βίου ἐπιμελεῖσθαι: ὡς ἔγωγε καὶ ὑπὲρ σοῦ καὶ ὑπὲρ ἡμῶν τῶν σῶν ἐπιτηδείων αἰσχύνομαι μὴ δόξῃ ἅπαν τὸ πρᾶγμα τὸ περὶ σὲ ἀνανδρίᾳ τινὶ τῇ ἡμετέρᾳ πεπρᾶχθαι, 

Casi viene a decir Critón que la asamblea le ha condenado "como un juego", sabiendo que escapará y habiendo pactado de antemano que dejarán que huya, mientras Sócrates se lo está tomando más en serio de lo que conviene.

El discurso está tan bien elaborado que cualquiera puede releer las vueltas que tiene, las imprecisiones y las ambigüedades, con enorme densidad. Y cómo Critón usa palabras fuertes, de esas que detienen habitualmente a Sócrates y que ha buscado definir en el ágora o en las casas a unos y otros. 

Si el tribunal condena a muerte a Sócrates por una trayectoria, sin negarla, lo que hace Critón es ir, por pasión y por amor, un paso más allá y le da la vuelta, para contemplarlo al revés. El tribunal quiere parar a Sócrates. Critón, al contrario, expone que la muerte es la negación de su vida entera, la autonegación y autodestrucción de su búsqueda de la virtud. Y a esto lo llama, como bien ha escuchado decir al propio Sócrates en innumerables ocasiones: cobardía, falta de valentía, falta de virtud. Ya sabemos que en la palabra latina que traduce el griego socrático hay una confusión clara y han quedado mezclados conceptos que, de suyo, nada tienen que ver. Y que nuestro lenguaje también sufre. Se necesita valentía para la "areté", pero no solo valentía. Sobre todo, prudencia, que es distancia. Queda dicho. 

Por otro lado, "siente vergüenza" mientras Sócrates ha confesado "estar preocupado". Y no son lo mismo. 




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