miércoles, 27 de octubre de 2021

CRITÓN. Día 11. (Platón, 45a - 45c)

Sócrates preocupado. El "pros" griego se transforma en "pre" latino y castellano. Antes de tiempo, antes de que ocurra. Lo demás tiene relación con hacer el camino o con el camino que es hecho, o con el camino que nos hace al caminar. O algo así, algo por el estilo. Y nos posee más que lo poseemos, porque sobreviene sin que podamos hacer nada para evitarlo. Entonces aparecemos en escena "προμηθέομαι", preocupados, siendo alterados, siendo movidos. Nada ha pasado y, sin embargo, ya se sufre un efecto. Luego se nos roba el presente, se captura nuestro tiempo y somos conducidos sin remedio por algo que todavía no se ha mostrado. 

Pocas veces se dice algo así de Sócrates. Muy pocas aparece tanta afectividad, tanto afectación. Es llamativo que sea ahora justo, más por la amistad que por su propia muerte o la opinión de los muchos. Y Critón, que probablemente no se ha visto en otra similar, aprovecha para lanzar su gran discurso.

Sin entender lo que está pasando, Critón comienza por lo más bajo que se puede esperar, creyendo que Sócrates habla de preocupación por las riquezas. Quizá, probable y precisamente por la preocupación de la que hemos hablado, no reacciona siquiera. Así que Critón continúa sin remedio. 

"Pues bien, no temas por ésta. Ciertamente, tampoco es mucho el dinero que quieren recibir algunos para salvarte y sacarte de aquí." 

"No sé si reír, o llorar", pensaría Sócrates. Pero Critón sigue. Que no es para tanto, porque es "barato". ¿El qué? La vida de los guardias. Se puede comprar con poco todo lo necesario para que huya con su familia. No es para tanto. Al menos, según parece, para él, que tiene una posición más que privilegiada y con contante suficiente. Pero, por si fuera poco, ni siquiera tendría Critón que gastar su propio dinero, si ese es el problema de Sócrates. ¡Justo ese, estará pensando el filósofo! ¡Justo ese es mi problema! Si Sócrates no quiere el dinero de Critón, hay más gente dispuesta a colaborar. ¡Extranjeros! ¡Metecos! ¡Como Aristóteles! O sea, no Aristóteles, que todavía no había llegado a Atenas en el momento de su encarcelamiento y muerte.

Han venido de lejos al enterarse, como Simias de Tebas. Un habitual del círculo más cercano. Aparece también en los cuadros, como es de esperar. E interviene en otros diálogos, aunque aquí solo es nombrado, quizá para dar veracidad al conjunto. Una pieza más, dispuesta a comprometer sus bienes. 

Más allá de lo ridículo que pueda parecer, sabiendo el desenlace final y todo el recorrido que ha tenido en la historia del pensamiento este acontecimiento, estar dispuestos a pagar con su propia riqueza tiene un trasfondo muy interesante. Por una parte, revela el vínculo y el no aislamiento con el que la antigüedad envolvía la amistad, que no era simplemente de palabra, ni para los buenos momentos. Por otro, la conexión que se hace con la "salvación" comporta algo más, sobre todo considerada desde la actualidad y la omnipresencia del mercado. Quizá ya ni nos extrañe que se pueda "comprar la salvación", si la consideramos como algo "accesible y asequible", como algo que se puede "obtener". Si llegamos a ella de un modo u otro, entonces, para muchos de mis contemporáneos, se podrá pagar. ¡Es claro! 

Critón continúa con un nuevo giro inesperado. Mientras Sócrates sigue callado. 

"De manera que, como digo, por temor a esto no vaciles en salvarte; y que tampoco sea para ti dificultad lo que dijiste en el tribunal, que si salías de Atenas, no sabrías cómo valerte. En muchas partes, adonde quiera que tú llegues, te acogerán con cariño."

Como quien escribe es Platón, según la tradición, en este punto conviene dudar. Más aún sabiendo lo que viene después. O sea, que aquí se pinta como idílico el salir de Atenas y triunfar allí donde se vaya, pero sabemos que no es así, ni de lejos. Es más, el Platón que cumple con esta huida prometida aquí a Sócrates, vuelve a Atenas, aunque en otro tiempo, para continuar en el mejor suelo posible la tarea de la filosofía. En otras sociedades de la época es directamente imposible. Lo que es de por sí muy interesante. Porque sería lo mismo que decir que, en no pocos lugares y tiempos de la historia de la humanidad, ser singular y obrar en conciencia y libremente ha sido imposibilitado, perseguido y aplastado. De nuevo, la opinión de la mayoría y su facticidad. Creo, según esto, que aquí hay un homenaje sincero del discípulo a la sabiduría del maestro, que no se deja engatusar por promesas sin fundamento y muestra así que ha estado allí donde sus amigos dialogantes ni siquiera han imaginado ir. ¡Al tiempo!

Sócrates sigue callado. Retumba su ausencia estando tan directa y personalmente interpelado. Sócrates es el tema y la respuesta. Mientras Critón sigue. 

"Si te vas a Tesalia" nadie te molestará. 

Por cierto, en la Tesalia de hoy se levantan unos monasterios muy curiosos en ciertos peñascos elevados. 




 

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