martes, 26 de octubre de 2021

CRITÓN. Día 10. (Platón, 44d - 45a)

¿Lo de tener en cuenta la opinión de la mayoría es inevitable? Así de simple. ¿En qué momento? Mucho me temo que la acción de la mayoría es inevitable, como también lo es la acción del prójimo sobre mí, del otro. Su mera presencia, el mundo compartido, la vida común. Es inevitable, salvo algo extrañísimo, como sería irse a otro lugar del mundo y ponerse a vivir solo. Aunque, incluso en ese caso, nos llevaríamos con nosotros presencias e interrogantes, o descubriríamos que una ansiada independencia, soledad y paz es imposible, y que se vuelve del revés reclamando, hasta el ese rincón lejano, lo mejor. 

La clave está en la distinción entre "lo necesario" y "lo evitable". Es decir, "lo necesario" entendido como "lo obligado" y no meramente como "lo impuesto", como "lo obligado con salida", "lo exigente", "lo tensionante" y no simplemente como algo tan dado de suyo que no requiere de nuestra parte pensamiento alguno, acción alguna, respuesta alguna, o sea, como determinación absoluta e incondicional. 

A todas luces, la opinión de la mayoría es evitable. Por supuesto, en la consideración inicial, para no tomarla como punto de partida jamás. Pero igualmente a la hora de la acción. Porque se puede obrar de un modo tan personal que nada tenga que ver con la supuesta intención de la mayoría, y de esta manera sortear radicalmente la pretensión que esta tiene para la persona sobre la que vuelca su furia y odio. Es indiscutible que esto es así. Si la mayoría dice "conviértete en cosa en nuestras manos para hacer contigo lo que queramos", siempre es posible vivir su imposición de tal modo que no se cumpla lo que quiere y su voluntad sea aceptada con libertad, sin dejarnos convertir en "cosa en sus manos", por muy fuerte que sea su ímpetu y su golpe. Aunque es verdad y es terriblemente doloroso que resistir de este modo es aceptar la vida como trabajo y dolor, que la vida se muestra así, sin "salir" libremente de la persona, sin poder actuar sin su voluntad y decisión. No actúa en la persona en ese modo impersonal, sino como diálogo. Y se juega, en efecto, la vida, quien escucha así. 

Ojalá Critón, los muchos pudieran... Pero no pueden... 

No basta con que Sócrates, en momento crucial sea responsable de sí mismo, sino que Critón, argumenta ahora bajo el signo de la culpa y "echa más mierda" encima de Sócrates. Sabiendo Sócrates, por otro lado, que es ciertamente como dice Critón y que así ocurrirá. Pero hay una obligación primera. Es curioso es trasvase, por otro lado, que efectúa Critón y su cambio de registro al introducir las cosas y las riquezas en medio de la relación con Sócrates y el miedo al qué dirá la mayoría. Algo que, mucho me temo, tiene a Sócrates despreocupado aunque consciente de lo que se viene encima. ¿Interpretaciones y luchas de relatos? ¿Se puede hacer algo para no convertir esto en un intercambio de "opiniones"? ¿Se puede hacer algo para mostrar algo recto e indudable en relación al bien, común y compartido por todos, incluso aquellos que más duden? ¿Es inevitable la opinión, que aparezca la opinión y no haya "certezas"?

Y Sócrates responde: 

Me preocupa eso, Critón, y otras muchas cosas. 

καὶ ταῦτα προμηθοῦμαι Κρίτωνκαὶ ἄλλα πολλά.

Hay que anotar esta cita: Critón, 55a. Pocas veces se expresará Sócrates así, o pocas veces el autor de estos diálogos, si es que es Platón el autor de todos, dejará que Sócrates intervenga con estas formas tan cercanas a la realidad inmediata. Preocupación: προ-μηθ-έομαι. Anotad esta palabra por ahí. Que es muy importante. ¿Cómo vivirá este tal Sócrates esto de "verse preocupado", de "vivirse preocupado", de "seguir preocupado"? ¿Algo tendrá que ver con algún tipo de camino?



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario