martes, 19 de octubre de 2021

CRITÓN. Día 03. (43c - 43d)

Dos personas que hablan siempre dicen cosas diferentes, aunque digan lo mismo. Pero diciendo cosas diferentes, aun en ese caso, no tienen por qué ser contradictorias. Pueden decir cosas diferentes de diferentes cosas o decir cosas complementarias de la misma realidad. Cuando lo pensamos, de algún modo solo lo segundo es posible. Para cada persona no existe una realidad dada a él en exclusiva, ni siquiera se ve a sí mismo fuera de la realidad. Luego cuando habla, habla siempre de lo mismo que otros. Creer que todo lo que se dice diferente es contradictorio es poco menos que una estupidez, que en muchos casos solo proviene de una razón estrechísima o escasa de nutrientes fundamentales. Es más, alguien puede, a medida que profundiza en el conocimiento, saber mucho muchísimo de una parte de realidad minúscula y desconocer mundos enteros. Algo así pasa en nuestro tiempo con el conocimiento y su hondura, que rompe los objetos que tiene delante con frecuencia para ensimismarse en ellos hasta puntos insospechados. El conocimiento, salvo para los ridículamente dogmáticos, es una llamada más, de las muchas que hay repetidas en la historia y por diversos caminos, a preguntar y descubrir al otro. 

Critón aguanta el tirón. No se contraría demasiado por la forma de vida de Sócrates, por su estar reposado y sereno, quizá indiferente. Una actitud que será explotada de mil maneras después intentando ahondar en las raíces de semejante pose, entre la indiferencia y la imperturbabilidad. Se puede contemplar como una plena encarnación y reducción a una existencia que acepta, sin más, lo mundano, casi igual que su contrario, que sería una profunda evasión de la realidad. Me pregunto qué preguntaría un "sabio" hoy, según su saber, si encontrara semejante escena fuera de un libro, ante él. ¿No concordaría con la descordura, desmesura, insensatez o locura? ¿Infantilismo ignorante o quijotesca distorsión? ¿Se entera Critón antes de lo que supone la muerte que el mismo Sócrates ante ella? ¿Quién dice y asegura que Critón no morirá de otro modo antes? ¿Alguien?

Lo que trae Critón tan pronto, lo que le ha dejado sin dormir y le ha acelerado antes de que saliera el sol es la noticia de la inmediatez del momento. Después de unas semanas en la prisión, en la que han podido continuar diálogos, a la que incluso pueden haberse acostumbrado, llega el tiempo, llega la hora, llega el destino fijado por el tribunal y el cumplimiento de la condena se aproxima. Esto es lo que tanto inquieta a Critón: la inmediatez. 

Hablando sin decir, vagueando desde sus propios sentimientos, lo cual no puede normalizar ningún lector de mis siglos, porque resulta inaudito, Critón muestra su contraste con respeto a Sócrates, creyendo que sabe más que él y que trae una noticia de la que no ha tenido noticia. Critón justifica así su "vivir" por lo sabido. 

ἀγγελίαν Σώκρατεςφέρων χαλεπήνοὐ σοίὡς ἐμοὶ φαίνεταιἀλλ᾽ ἐμοὶ καὶ τοῖς σοῖς ἐπιτηδείοις πᾶσιν καὶ χαλεπὴν καὶ βαρεῖανἣν ἐγώὡς ἐμοὶ δοκῶἐν τοῖς βαρύτατ᾽ ἂν ἐνέγκαιμι.

Un mensajero con una noticia para Sócrates, aunque parezca que no sea para él. Calificada por lo que provoca en quien la recibe y porta. ¿Las noticias duelen, como duelen las bofetadas? Parece que sí. Que las palabras encerradas en ellas, de las que vivimos, llegan más allá de dónde pueden llegar otras afecciones y pasividades. Recibida, se clava. Duele por lo que dice sobre la persona a la que se ama, con la que hay amistad. Un padecer con su misma aparición. Y que se lleva, efectivamente, y se porta desde dentro, interiormente. Es barbarie y destruye, si se me permite jugar un poco con las palabras. 

No se habla, a decir verdad, de amistad. O de una "filía". Se dice de otro modo, emparentado con capacidades, con cercanías, con lo que queda por desarrollar unidos. Algo así como, y lo digo en mi ignorancia, una cierta disposición de reconocimiento y riqueza vital por lo recibido del otro, del querido. 

Los paralelos en la expresión de Critón son evidentes y están trabajados. Del "para ti" al "para mí y nosotros". Dolor y agobio insoportables. Dolor como dolor. Agobio como opresión, como molestia, como herida tremenda. 

Y Sócrates, queriendo saber la noticia, que tanto mal causa a su amigo Critón, pregunta, porque lo que sabe hacer mejor que nadie es preguntar y examinar. Y aprovecho para decir que todas las intervenciones hasta ahora tienen preguntas, salvo explícitas, salvo la aportación irónica y la del asombro por la permisividad del guardián: 

τίνα ταύτην; ἢ τὸ πλοῖον ἀφῖκται ἐκ Δήλου, οὗ δεῖ ἀφικομένου τεθνάναι με;

¿Cuál es la noticia? ¿Acaso ha llegado ya desde Delos el barco a cuya llegada debo yo morir?

Lo hace llamativamente sin ambages, ni rodeos. Directamente, sabiendo por tanto lo que sucederá. Y otra vez un "debe", una "necesidad", una "obligación" por cumplir. Que no sucederá, sin más, sin él. Una necesidad y un deber que le necesita. Por curioso que sea. Es así. Y el diálogo lo mostrará de un modo u otro. Un deber sometido a la libertad de Sócrates en su cárcel y a la libertad de sus amigos, aunque no se hable de ella de ningún modo, pero presente continuamente, reclamando continuamente, exigiendo una decisión y el compromiso con la decisión con la voluntad y en la acción. 



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