martes, 5 de octubre de 2021

3 o 4 cosas de la conversación de ayer

Como no tengo obligación ninguna de pensar cosas nuevas, voy a pensar las viejas, que son las de ayer por la noche. Aunque es un video largo, corto se me hace el tiempo en el que charlamos con tanta paz en la noche. 

Me sirve para repensar y escuchar. Muy interesante la perspectiva que siempre toman Jorge y Santi desde su propia historia. Ambas son interesantísimas y deberíamos conocer más el recorrido de los otros, sus decisiones, sus responsabilidades, sus atrevimientos. Nos ayudaría más a encajar las frases que simplemente se oyen en una escucha mayor. Creo que algo de todo eso puedo hacer. 

1. La diferencia entre creyentes y no creyentes, que hemos asumido como tal, es falsa. Toda persona cree. La cuestión es qué forma recibe. El diálogo base sería el de la creencia. Entendiendo qué significa esto, en un campo diferente al del mero conocimiento y más vinculado a vida y acción. Hemos "tragado" el discurso, sin más, pero no lo hemos pensado bien. La situación sería radicalmente diferente si abriésemos la inteligencia a esta perspectiva. 

2. Insistíamos en el uso de palabras y en los significados que tienen, de dónde vienen. Hay un subrayado permanente en el que el significado es algo que pone la persona que escucha. Habría que pensarlo bien. Para no deslizarnos por mundos en los que todo es construido por la persona que vive, sin novedad ninguna. De hecho, si bien todos reciben según recipiente, no veo del todo claro que en el trato con la realidad la persona ponga tanto de su parte para dar significado. Puede, eso sí, volcar su esperanza como una fuerza contra toda historia, contra toda repetición. Pero tengo que pensarlo mejor. Tengo en estos momentos muy claro que es posible alcanzar esencias. 

3. El desprecio que durante un tiempo se ha hecho con la Teología como vivencia de la comunidad, no relegada simplemente a lo académico, y su capacidad para dar forma a la persona creyente, está pasando factura. Algunas de las frases y tópicos que se repiten y se repiten, según los cuales al final nos conducimos y tomamos decisiones, tienen su repercusión. Si no lo vemos claro directamente viendo lo que pensamos, al menos hacer un análisis de la realidad que nos diga hacia dónde estamos yendo. Al menos eso. Y luego, recuperar, por favor, la mirada sobre algo mayor que la fragilidad, la vasija y el miedo que nos da que se rompan o se quiebren. Porque tanto cuidado, tanto cuidado conduce a "taparlo y esconderlo" en lugar recóndito, en el campo. Pero no a vivir de ello, con ello, para ello. ¿Dónde está la valentía? ¿Dónde quedó el coraje? Si, además, la valentía y el coraje se entienden en modo de guerra, conflicto, discursos radicales, peor aún. Parece que no hay salida. ¿No será la belleza del Evangelio la respuesta? ¿No es este el don? Pero bueno, son cosas que voy pensando sin más. Temo por la radicalidad cuando se convierte en violencia. En ese caso, mejor revisar seriamente. Pero no por ello, sinceramente, dejar de hablar o silenciarse, hacer del Evangelio algo mudo, sin capacidad de análisis de la realidad y de la vida. Recientemente me ha pasado y es muy desagradable. Esta segunda vez respondí con más paz que la primera. Mejor dicho, me callé y tiré adelante. 



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