martes, 17 de agosto de 2021

PROTÁGORAS. Día 97. (Platón, 354c - 354e)

Sócrates -evidentemente, siempre el Sócrates que Platón muestra aquí, con todas las peculiaridades, advertencias y dificultades que tiene esto, pero el Sócrates filósofo que inicia toda esta aventura- está mostrando un ejercicio de conocimiento de sí, de examen de sí mismo para la generación presente. Tan presente es esta generación que perdura hasta nuestros días, sin duda alguna. Y vemos que ese modo de pensar, que es en verdad un modo de actuar y tomarse la vida, no se ha reflexionado suficientemente, pero que se asume como si no existiera otra posibilidad al considerar las cosas. De ahí, creo yo, que no haya preguntas, que todo sean respuestas condescendientes a una argumentación final que se deja caer y que va cayendo progresivamente, con fina ironía, con suave ironía. 

Como ayer ya lo "repasé", no me repito, pese a lo importante que sería darle otra vuelta. El interrogante es aquello que se sitúa como "medida de todas las cosas" y su origen, y si hay una capacidad superior al conocimiento, y si el conocimiento y la valoración, la intuición y la estimación son gobernadas de algún modo, y cómo es la relación entre ellas. Pero sobre todo, hacia dónde va todo esto, al darnos cuenta de que la persona está "por hacerse" y que sus relaciones, de todo tipo, son complejísimas. 

Vamos al lío del tiempo. Que "medimos" no la realidad por sí misma, como se supone ingenuamente que el conocimiento funciona, sino con una gran contaminación sobre lo que puede suceder con ella. Y así, usamos y usamos, y aprendemos a usar sin límites y seguimos usando, y llega la vida propia y de otros y seguimos usándola según lo que aprendimos y sin mucha diferencia, igual que el resto de cosas, bajo idénticas categorías. Y volvemos, como si nada hubiera pasado. Pese a que ya no queda claro. Ni el presente como presente, ni tampoco lo que deparará el futuro, en el que la esperanza pareciera que la persona se la da a sí misma. Según lo que hagas hoy cabe esperar mañana, exigir que suceda algo después dentro de las precarias categorías del conocimiento. Y sigue así. ¿Conocer o valorar? 

Entonces es llaman "bienes" no por ellas mismas, sino por un tiempo lejano, futuro. Cosas inacabadas, como inacabada es sí mismo. O al revés, personas inacabadas sobre quienes el impacto de las cosas presentes y sus acciones permanece mudo durante un tiempo y, ¡cruel incertidumbre!, nadie sabe qué pasará. Y más bien se vuelca permanentemente la vida sobre la confianza y la confianza y la confianza sin salir de ella, y a más conocimiento, más confianza, porque a más conocimiento y buen conocimiento la persona sabe que puede pasar cualquier cosa y que las riendas no se llevan con la facilidad con la que en las imágenes aparecen los jinetes y las amazonas. 

En resumen: 

¿Estas (las) cosas son buenas por otro motivo, o porque concluyen en placeres y separación y rechazo de dolores? 

ταῦτα δὲ ἀγαθά ἐστι δι᾽ ἄλλο τι ἢ ὅτι εἰς ἡδονὰς ἀποτελευτᾷ καὶ λυπῶν ἀπαλλαγάς τε καὶ ἀποτροπάς; 

Lo de "las cosas" siempre lo dejo pasar. Porque, entre otras razones, a primera vista es una consideración tan universal que lo único que aprendo de ella es mi no confusión con ellas, lo cual ya es mucho decir, quizá el fundamento ligado al tiempo que realmente indican el camino por el que iniciar el mejor conocimiento de sí posible. Lo señalo ahora porque Sócrates, digo, está haciendo un ejercicio de conocimiento personal elevado, centrado. 

A la pregunta anterior, conclusión de un razonamiento, se le pueden preguntar muchas cosas antes de seguir adelante. Y es así como Sócrates continúa: ¿Alguien quiere decir algo? 

¿Es que podéis hablar de alguna otra conclusión a la que apuntaréis para calificarlas de buenas, que no sea a placeres y dolores? 

ἢ ἔχετέ τι ἄλλο τέλος λέγειν, εἰς ὃ ἀποβλέψαντες αὐτὰ ἀγαθὰ καλεῖτε, ἀλλ᾽ ἢ ἡδονάς τε καὶ λύπας

Y cierra: 

Contestarán que no, según creo. 

οὐκ ἂν φαῖεν, ὡς ἐγᾦμαι.  

Lo cual es falso. Y cuanto antes se aprenda, mejor. Que el bien no es el placer, de primeras, aunque lo parezca. Que el mal no es el dolor, de primeras, aunque lo parezca, aunque hayamos vivido así, aunque comúnmente opinemos así. Y que placer y dolor se dan la mano, lo cual no pasa con el bien y el mal. Más radicalmente aún: ¿La vida humana está contenida toda ella bajo la búsqueda del placer y el rechazo del dolor? ¿Es esto el bien y el mal?

¿Nadie tiene nada que decir contra esto? Porque a poco que repase un día de su vida se dará cuenta de que, ni de lejos, esto puede ser así. Y se abre la grieta del arrepentimiento una noche clara tras la anterior noche clara. Y queda más que explorar, más. 

Protágoras no añade nada. Será el cansancio. 

Entonces, la buena pregunta: 

¿Con conocimiento perseguís el placer en la idea de que es un bien y evitáis el dolor como un mal?

οὐκοῦν τὴν μὲν ἡδονὴν διώκετε ὡς ἀγαθὸν ὄντὴν δὲ λύπην φεύγετε ὡς κακόν;

Y sigue. De la identificación se deduce que "lo malo" es lo que priva de placer o aporta tanto dolor que no compensa el placer que ofrece. Y ahí, entre líneas, está la clave. Que todo va mezclado, que no se separan tanto, que se pesan en la balanza del disfrute y del sufrimiento, sin más, y cada cual que se las apañe con la norma general del máximo placer permanentemente. Aunque, cuidado, porque ciertos placeres se deben mirar más allá de sí mismos al futuro, no sea que tengan algo recóndito. O, mejor dicho aún, la vida sobre el placer y el dolor es una vida sin descanso, de riesgo permanente salvo lo más inmediato. Decimos que hay conocimiento, pero en realidad no lo hay. Y desconocemos también qué es placer, porque se mezclan unos y otros, y dolor, porque se mezclan unos y otros. 

Sea como sea, ¡cuidado con la opinión general y decir que gozar el malo por otras razones! ¡Cuidado!

A la inversa, igual. Si tomamos como referencia sufrir, lo mismo. Se sufre sin problema y no hay tanto dolor cuando reportará "placeres mayores que los dolores". Y no hay mayor argumento en esta argumentación. Por aquí no hay más camino que este, según parece. 

Y vuelta al principio, que era aquello de "ser vencido por el placer". Que según Sócrates contiene todas las pruebas, todos los datos suficientes para ver cómo son "las personas" con "las cosas", incluyendo en ellas a sí mismo.

¿Qué queda entonces por "examinar"? ¿Queda algo, ahora que todo está aclarado? La distancia y diferencia, sin confusión, entre el bien y el placer, entre el mal y el dolor. Es decir, salir de la opinión general que lo somete todo. 



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