Veo a Sócrates como aquel que es capaz de tematizar, el que saca las cuestiones, el que pone nombre a lo que todos viven, el que es incisivo y ha meditado hasta el punto de enganchar con el logos en el que todos existen participando de él e imitándolo a su manera, y el que levanta la alfombra de las apariencias para barrer exponiendo ante la conciencia una vida radicalmente posible en su orientación al bien. Es impresionante, a mí me impresiona al menos, su confianza, esa fe casi incrédula en la humanidad que oscurece en el primer impacto.
Lo que voy a decir es una tontuna, de primeras. Si queremos medir colores en centímetros o el peso de la bolsa de la fruta con monedas, el error está asegurado o saldrá una auténtica locura. Salvo que se ponga de moda. A lo mejor lo de los colores no ha llegado, pero sí la monetización de todo. Lo cual es otro tema, aunque Protágoras ya "vendía" el "saber" que supuestamente tenía, o "vendía" lo que "hacía", con o sin sabiduría propiamente dicha, aunque con clara conciencia del tintineo y de los privilegios que ofrece situarse por encima de los demás. Lo cual, dicho sea de paso, también es otra medida asimétrica.
Se trata de dar forma a la vida. ¿Cuál de las posibles?
Sócrates le insiste y quiere diferenciarlo de lo que otros dicen, porque él es un sabio. ¿En la medida en que las cosas son agradables, son buenas? E insiste, no algo diferente, sino eso. Es decir, sin hay conexión directa, no si pueden coincidir. Que es el error frecuente. Y en lo contrario, y a la inversa. ¿Son equiparables, son formas de lo mismo pero dichas de distinta manera? ¿O son diferentes, ya que tenemos palabras diferentes? ¿Se orientan a lo mismo, se reciben en la persona por el mismo "órgano", por así decir? ¿Dónde está el problema, tan general, sobre esta confusión?
Protágoras responde maravillosamente, por fin. Salvo que se esté volviendo irónico como Sócrates, que también es posible:
No sé, Sócrates, dijo, si me es posible responder, tan sencillamente como tú preguntas, que las placenteras son buenas todas y las desagradables malas. Pero me parece más seguro para mí responder no sólo frente a esta pregunta de ahora, sino también de acuerdo con toda mi vida pasada, que hay, entre las cosas agradables algunas que no son buenas, y, al contrario, que entre las desagradables las hay que no son malas, y otras que lo son, y, en tercer lugar, que existen las indiferentes, que no son malas ni buenas.
οὐκ οἶδα, ὦ Σώκρατες, ἔφη, ἁπλῶς οὕτως, ὡς σὺ ἐρωτᾷς, εἰ ἐμοὶ ἀποκριτέον ἐστὶν ὡς τὰ ἡδέα τε ἀγαθά ἐστιν ἅπαντα καὶ τὰ ἀνιαρὰ κακά: ἀλλά μοι δοκεῖ οὐ μόνον πρὸς τὴν νῦν ἀπόκρισιν ἐμοὶ ἀσφαλέστερον εἶναι ἀποκρίνασθαι, ἀλλὰ καὶ πρὸς πάντα τὸν ἄλλον βίον τὸν ἐμόν, ὅτι ἔστι μὲν ἃ τῶν ἡδέων οὐκ ἔστιν ἀγαθά, ἔστι δ᾽ αὖ καὶ ἃ τῶν ἀνιαρῶν οὐκ ἔστι κακά, ἔστι δ᾽ ἃ ἔστι, καὶ τρίτον ἃ οὐδέτερα, οὔτε κακὰ οὔτ᾽ ἀγαθά.
Aplaudo la primera frase. La que se sale, sin más de la respuesta simple. Y el esfuerzo posterior en el que Protágoras examina lo que ha vivido y lo expone, es decir, se analiza y expresa con sinceridad. Pero lo hace "de pasada", sobre "el pasado", esto es, sobre el recuerdo, del que se ocupa la memoria, y no mirando de frente, en presente y hacia delante, con aquello que trata la inteligencia y la voluntad, que no son sensaciones sin más. Aunque ya es un salto enorme respecto de lo que veía ocurriendo.
Protágoras hace una división clara, en la que solo llama la atención la última. Si bien, en las dos anterior pone el énfasis en la sensación como motivo. Me explico. Algunas cosas, de entre las que se viven, se viven agradablemente y otras desagradablemente. Esto (sobre lo que habría que preguntar mucho, porque tampoco es del todo evidente para nadie, se diga lo que diga, salvo extremos de dolor o de placer, si es que aquí permitimos vincularlos con lo agradable y desagradable para agilizar) se dice directamente que no tiene relación con lo bueno o lo malo, porque en ocasiones van unidas, en otras no y en otras van cruzadas por tanto. Pues en esta clasificación ágil a Protágoras le parece que hay unas que son indiferentes, que ni frío ni calor sino más bien tibias, innotables e imperceptibles con ese criterio.
E insisto, de nuevo esto que dice no es directo e inmediato en nadie y mucho menos igual en todos. Que no se pierda esto de vista, vaya por donde vaya después transcurriendo el diálogo. Esto de lo agradable y desagradable, como de lo placentero o displacentero no es inmediato. Será que las personas pueden vivir así, como posibilidad. Pero no en el objeto, sino en cuando a su propia vivencia. Y no es relativismo, como alguno podrá decir. Sino personalismo. Y en la persona la capacidad, que puede ser común como capacidad, no es capacidad igualmente desarrollada en todos, por supuesto que no, sino que es claramente engradecible o empequeñecible. O afinada y desafinada, como en la música.
Así que Sócrates, viendo esta cuestión y que Protágoras parece haber madurado en el trascurso del diálogo, sobre todo ahora, le vuelve a preguntar algo muy sencillo.
¿No llamas placenteras a las que participan del placer o causan placer?, pregunté.
Sí, dijo.
ἡδέα δὲ καλεῖς, ἦν δ᾽ ἐγώ, οὐ τὰ ἡδονῆς μετέχοντα ἢ ποιοῦντα ἡδονήν;
πάνυ γ᾽, ἔφη.
¿Recordáis aquello que acaba de decir Protágoras de que no puede responder sencillamente a las preguntas sencillas de Sócrates? Pues se le ha vuelto a olvidar. O más bien Sócrates actúa como martillo que golpea una y otra vez, casi sin escuchar respuesta larga alguna que supere la frase. De todo lo dicho, nada. Salvo un detalle, la indiferencia a la objeción sobre las cosas indiferentes. Se dirige con la cuestión a eso que, en su realismo exasperante de las ideas, llamamos imitación con más acierto, a mi modo de ver, que participación. La imitación, más que copia, la entiendo como fijación de una cosa en otra pese a la diferencia y distancia. Pues, con esto, ¿no hay algo llamado "placer" que se encuentra en todas las cosas "placenteras" y que, pese a que en la cosa misma cuando la tenemos delante no la podemos "ver", y sería una locura pretender "encontrarla", sin embargo se hace luz en la vida, en tanto que la vida es capaz de tomar conciencia de lo vivido, sin confundirse ella consigo misma?
Y Protágoras responde: "Sí". Hay algo llamado "placer", en un sentido por cierto muy complejo y diverso, que no es exactamente lo que hoy decimos "agradable" o "amable" sin más, aunque se parezcan, y que tampoco es pura "satisfacción" de una parte de quien lo vive, sino una relación directa con lo vivido. Placentero puede ser un recuerdo, por ejemplo, en cuanto vuelve a ser vivido como tal, sin confundirse -espero que en nadie- con la vivencia que impresiona por primera vez. Y, por otro lado, lo placentero puede haber sido recibido con cierto miedo, desconfianza, precaución, como cuando se come algo extraño y desconocido, y no puede ser negada la superación de la expectativa por la cosa misma cuando es vivida en lugar de quedarse con la mera imaginación previa a la vivencia que, a buen seguro, tiene algo que ver con lo pasado en otros casos pero también con cierta disposición humana de alerta y rechazo al otro.
Vuelvo al tema, que Sócrates recrudece en el orden de las ideas lo que en lo concreto, y a la memoria del sofista le viene a recordar que es incierto.
Me refiero entonces a eso, si no son buenas en cuanto que son placenteras, como si preguntara si el placer en sí mismo no es un bien.
τοῦτο τοίνυν λέγω, καθ᾽ ὅσον ἡδέα ἐστίν, εἰ οὐκ ἀγαθά, τὴν ἡδονὴν αὐτὴν ἐρωτῶν εἰ οὐκ ἀγαθόν ἐστιν.
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