viernes, 25 de junio de 2021

PROTÁGORAS. Día. 47. (Platón, 331a - 331c)

El tema era el siguiente. Vamos sobre partes encontrando relación con la unidad. Y parece que las partes se asemejan, se parecen, comparten algo. Al menos responden de modo igual a dos cuestiones fundamentales: son reales y las cosas que son de este modo, son de este modo. Perdón por si parece redundancia, pero no lo es. Tampoco se lanza hacia el infinito en una cadena. Termina ahí. Entonces, si hay diferentes virtudes, cada virtud es y es virtud en tanto que coincide con sí misma, al tiempo que se asemeja a la virtud. Es una especie de edificio construido en tres alturas, si no más. 

Muy bien. Estábamos en estas hablando de justicia y piedad. Muy brevemente. Pero aparece en el diálogo una distorsión que rompe la lógica que se ha mantenido hasta el momento. El elemento es "carnal": son el mismo Protágoras y el mismo Platón quienes hablando se han convertido en elementos dentro de la conversación. Aquí está claro que en relación a la virtud de la sabiduría. Y Protágoras que sí sabe, se supone entonces que está en relación consigo mismo y al mismo tiempo con la sabiduría. Y Sócrates, que dice siempre no saber, parece que está igualmente en relación con la sabiduría. Entonces, lo que nos vale para la virtud de la justicia y la piedad, sin duda alguna, no nos vale para Protágoras y Sócrates, porque ellos se distancian. 

Protágoras sabe. Qué dice saber: la virtud tiene partes y no son iguales. La justicia coincide con la justicia, la piedad con la piedad, y ambas se diferencian. Queda dicho. 

Así que Sócrates pregunta y es muy sencillo verlo: 

¿Por consiguiente, no es la piedad una cosa justa ni la justicia algo piadoso, sino algo no piadoso? ¿Y la piedad, algo no justo, sino, por consiguiente, injusto; y lo justo, impío?

τί οὖν, ὦ Πρωταγόρα, ἀποκρινούμεθα αὐτῷ, ταῦτα ὁμολογήσαντες, ἐὰν ἡμᾶς ἐπανέρηται:‘οὐκ ἄρα ἐστὶν ὁσιότης οἷον δίκαιον εἶναι πρᾶγμα, οὐδὲ δικαιοσύνη οἷον ὅσιον ἀλλ᾽ οἷον μὴ ὅσιον: ἡ δ᾽ ὁσιότης οἷον μὴ δίκαιον, ἀλλ᾽ ἄδικον ’ ἄρα, τὸ δὲ ἀνόσιον;’ τί αὐτῷ ἀποκρινούμεθα; ἐγὼ μὲν γὰρ αὐτὸς ὑπέρ γε ἐμαυτοῦ φαίην ἂν καὶ τὴν δικαιοσύνην ὅσιον εἶναι καὶ τὴν ὁσιότητα δίκαιον: καὶ ὑπὲρ σοῦ δέ, εἴ με ἐῴης, ταὐτὰ ἂν ταῦτα ἀποκρινοίμην, ὅτι ἤτοι ταὐτόν γ᾽ ἐστιν δικαιότης ὁσιότητι ἢ ὅτι ὁμοιότατον, καὶ μάλιστα πάντων ἥ τε δικαιοσύνη οἷον ὁσιότης καὶ ἡ ὁσιότης οἷον δικαιοσύνη. ἀλλ᾽ ὅρα εἰ διακωλύεις ἀποκρίνεσθαι, ἢ καὶ σοὶ συνδοκεῖ οὕτως. 

Y sin más, Sócrates apunta lo que él mismo piensa contra la opinión de Protágoras. A saber, que la piedad es justa y la justicia es piadosa. Pero, irónicamente, le hace decir a Protágoras usando su nombre lo mismo que él. Una forma de "homología" un tanto radical, apelando a que Protágoras no podrá negarse a afirmar esto aún estando contradiciéndose a sí mismo, sabiéndolo o no. 

El caso es peliagudo, de detalle. No son lo mismo, pero qué comparten si es que comparten algo que nos permita ver entre ellas, la justicia y la piedad, algo semejante, algo que, al comparar, coincidan ambas en ello como antes ha ocurrido en el aspecto "formal", "racional". ¿Cuál es el tema? Y, a la vez, qué permite diferenciarlas, si es que algo permite diferenciarlas. ¿Dónde está el asunto y por qué es tan crucial pensarlo bien? Es más, lo siguiente será: ¿Solo ocurre esta semejanza entre la piedad y la justicia, o también entre otras cosas que son, por el hecho de ser y pertenecer, aunque aquí me adelante algo, a determinado ámbito de la realidad? ¿Son ámbitos de realidad lo que tenemos abiertos ante nosotros gracias a otros órganos de realidad que nos permiten alcanzarlos? ¿Qué queda fuera, por así decir, aunque sea malamente, de esta disposición del ser humano hacia la realidad?

Bajando un poco el nivel de abstracción, por qué es tan importante esta cuestión y por qué ha dado tanto que hablar. Lo más sencillo que puedo decir es que las cosas nos parecen diferentes entre sí hasta que las pensamos un poco. Es decir, que en el momento en el que comenzamos a pensar la proximidad entre la realidad nos aparece como enorme, más compleja que su diferencia incluso. Dicho de otra manera, el primer paso en la racionalidad será muy parecido, en palabras del mismo Platón, a ver por primera vez a la luz del sol las cosas y, por tanto, sufrir una especie de ceguera. Que ya veremos si se puede o no reparar, si tiene o no cura. El daño a lo anterior es tal que ya no se vuelve a ver de la misma manera jamás. No cabe. Y se comienza en la razón sin ser muy consciente de ello, dicho sea también de paso. 

Por esto, precisamente, es tan importante este momento de la conversación y conviene estudiarlo con mucho detalle. 

Lo dejo aquí, justo en el que Protágoras ha dejado la elocuencia y la verborrea para señalar algo fundamental, que sí refleja por fin lo que está viviendo de primera mano: 

No me parece, Sócrates, contestó, que sea el asunto tan sencillo, como para conceder que la justicia sea piadosa o la piedad justa, sino que me parece que algo diferente hay en esa asimilación. ¿Pero qué importa eso? Si quieres, pues, sea para nosotros la justicia piadosa y la piedad justa. 

οὐ πάνυ μοι δοκεῖ, ἔφη, ὦ Σώκρατες, οὕτως ἁπλοῦν εἶναι, ὥστε συγχωρῆσαι τήν τε δικαιοσύνην ὅσιον εἶναι καὶ τὴν ὁσιότητα δίκαιον, ἀλλά τί μοι δοκεῖ ἐν αὐτῷ διάφορον εἶναι. ἀλλὰ τί τοῦτο διαφέρει; ἔφη: εἰ γὰρ βούλει, ἔστω ἡμῖν καὶ δικαιοσύνη ὅσιον καὶ ὁσιότης δίκαιον. 

¿Qué decir de esto? Que Protágoras ya está puesto en el punto de partida, lo suficientemente destacado y amplio, como para abordar la necesidad de una definición de lo que se está hablando. Y que el mismo Protágoras advierte, y que quede dicho bien claro, que su actitud será la de quien no se tomará en serio lo que aparezca con tal de que siga la conversación sin más, se hable sin más, no se ajuste demasiado la realidad a la realidad, y todo siga adelante. 

La expresión "¿qué importa eso...?" importa tanto, pero tanto, tanto... 


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