miércoles, 23 de junio de 2021

PROTÁGORAS. Día 45. (Platón, 330b - 330c)

El diálogo con Protágoras está comenzando. Las primeras e inocentes preguntas están siendo ágilmente respondidas. De momento, se han separado las virtudes en algo, no sabemos bien qué. Pero la multiplicidad se hace más que evidente. Está claro que no son iguales unas a otras, ni se puede hablar rápidamente de ello. 

Propone Sócrates ir poco a poco, por separado. Ya que se han distinguido las virtudes, vamos a verlas. Comenzando por la justicia. ¿Cuál puede ser la primera pregunta, que todavía hoy resuena?

φέρε δήἔφην ἐγώκοινῇ σκεψώμεθα ποῖόν τι αὐτῶν ἐστιν ἕκαστονπρῶτον μὲν τὸ τοιόνδε δικαιοσύνη πρᾶγμά τί ἐστιν  οὐδὲν πρᾶγμα; ἐμοὶ μὲν γὰρ δοκεῖτί δὲ σοί;

Así, con las cosas claras, preguntemos directamente: ¿Es algo real o no? Vamos a ver. Porque podría haber dudas. Que según parece, aunque en la Grecia de entonces se conoce que no tenían muchas, a lo largo de la historia pareciera que todos los esfuerzos se han dirigido en la respuesta contraria. Sócrates lo tiene claro, le parece evidente. Lo es, es real. O es. Sin más. Y Protágoras asiente. Lleva un tiempo descansando en las respuestas breves después del largo monólogo. 

No solo es. Sino que la justicia es justa. En esto también están de acuerdo. No podría ser de otro modo. Esta realidad que llamamos realidad es justa. Y ya se ve por dónde va el tema. Es una realidad que no puede contradecirse. Es la definición de lo que es y no puede dejar de ser lo que es para ser otra cosa, su contrario. Lo que es, es. Y veremos por qué resulta tan fundamental esta afirmación, asentando el principio de identidad, como se le llamará luego. Y que conviene entender bien para no hacerse líos sistemáticos. Conjugarlo con la profundidad de la pertenencia, de la participación por así decir, para no confundirlo en planos idénticos, porque se trata de eso, de ganar realismo y no perderlo. 

Cuando Sócrates aquí dice que es una realidad que es no está diciendo cualquier cosa, no está mostrando nada más que algo que en su tiempo era evidente y que pasada la modernidad se nos ha vuelto confuso, si no irrecuperable. Pero no podemos leer Platón meramente desde aquí si queremos comprenderlo bien. Su realismo no es el nuestro, empobrecido y juzgado. El suyo es una puerta abierta en búsqueda y capaz de cuestionarlo todo, desde la cercanía y la distancia a la persona y muy emparentado con su razón, con algo más que el entendimiento y la inteligencia y que está ahí como región despierta y abierta. 

La justicia coincide consigo misma. Lo que es, es. Podría parecer aquel otro filósofo anterior que todavía se lee y al que se seguía. Estamos en algo menos poético, más vivo, más dialogante, más contrariado. Estamos más en el verse la persona a sí misma ante estas cuestiones, preguntándose por el exceso. 

Ahora desdoblamos algo importante y lo vemos de otro modo. La justicia es justa. En esta frase ya están dichas dos verdades por orden: es y es justa. Y después del desdoblamiento lo unimos: ser justo. Diferenciar y unir. No de una vez, sino de dos, en dos tiempos. La diferenciación y la imposibilidad de mantener esa diferencia, la sustracción de algo y su vuelta a la realidad unida. El ejercicio acogedor y elástico de la razón impactada e impactante, que permite emerger y que se ve inmersa, que mantiene distancia y queda involucrada. Primero, la existencia de algo real, de una realidad, del ser, de lo que es y no solo está. Segundo, el ser que coincide consigo mismo, cognoscible, capaz de mostrarse y aparecer, capaz de ser para otros y para sí sin dejar de ser. Más que coincidencia, más que expresión. 

Hasta aquí la justicia. Se tendría que decir mucho más. Pero no hay contenido, diríamos. No hay tema tratado, sino forma o lógica. Pura y dura. Se cuando se camina despacio en el texto. Así de sencillo. Y una vez que respecto de la justicia ya tenemos un buen molde, una buena forma, un orden, una razón, entonces se vuelve Sócrates hacia otra virtud, de las que han sido reconocidas por Protágoras con el mismo nombre, como partes del uno. Así de sencillo. Torna sobre otra virtud, que es la piedad y preguntará lo mismo, para ver si coinciden. ¿Coinciden?

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