miércoles, 16 de junio de 2021

PROTÁGORAS. Día 38. (Platón, 327b - 327c)

Siendo la justicia lo imprescindible para la sociedad, y reconociéndolo por encima de todo lo restante, Protágoras utiliza la belleza del mutuamente. No es una enseñanza unilateral, del sabio al ignorante, sino que unos a otros, con alma y ánimo, se educan, se preocupan y se esfuerzan por cultivarla. Como tocar la música. Porque de qué habla el ciudadano comprometido con la ciudad si no de esto antes que de otra cosa. 

El panorama es idílico y roza la simpatía. Pero a mí me da que no ocurre precisamente esto. No hoy solamente. Ni siquiera en el contexto de libertad y ocio que algunos hombres disfrutaban en el tiempo de Sócrates y Protágoras, a diferencia de todas las demás personas esclavas. Porque si fuera de ese modo, si la enseñanza fuera continua y permanente, lo primordial y el ejercicio común, al menos del diálogo saldría algo muy beneficioso. Sin embargo, no es así. La enseñanza no es diálogo, sino que tal y como lo cuenta es la imposición de algo muy diferente a la justicia que podríamos llamar formas compartidas de vida. Por ejemplo, respecto a los esclavos y al valor de su vida, para lo cual los griegos eran ciegos, o se lo hacían. Y perdonad el anacronismo fácil. 

Hay un empuje de la naturaleza que no puede ocultar en su reflexión, de donde procederá después una catalogación que resultará evidente en clases de personas. Pese a ser la justicia para todos y todos poder adquirir sus rudimentos, unos tienen un "virtuosismo" natural, mientras otros están incapacitados para grandes logros. 

Sinceramente, esta cuestión de qué es capaz la persona cada vez me resulta más crucial. Porque al tiempo que se dibujan capacidades en la descripción se abren también horizontes en los que la misma persona se construye. Y también conviene ver la relación entre capacidades, no sea que alguna de las que se consideran prioritarias y "de gobierno del alma" no tengan tanto alcance, mientras otras sean restringidas por su situación de desconsideración elevada. Por ejemplo, ya que está Protágoras con la música, las capacidades diversas que atañen a la sensibilidad. ¿Dónde se sitúan, en qué dirección, de qué nutren el interior del alma humana, es decir, cuál es su importancia? 

En resumen, para Protágoras la misma capacidad de justicia en unos alcanza la virtud y probablemente en otros, dada su restringida capacidad en comparación con los otros, quede tan limitada que no resulte ni bella. 

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