miércoles, 9 de junio de 2021

PROTÁGORAS. Día 31. (Platón, 322b - 322d)

Es extraordinariamente bello este momento de la narración mitológica que está enarbolando Protágoras, en la que llevo ya varias jornadas anclado. A la precariedad del ser del género humano, sumada la torpeza epimeteica que le ha desprotegido todavía vas al no disponer de fuerzas para imponerse y sobrevivir en el mundo. A la aventura por la sabiduría del fuego y de qué hacer con el fuego, que parece paliar en algo esta intemperie, pero que resulta un fuego prometeico. A estos dos momentos, se suma el miedo del Dios y la resolución de ese miedo. 

¿Cuál era el miedo, que quizá siga siendo? La necesidad del otro y la imposibilidad de convivir pacíficamente con él. A este problema Zeus le da solución por vía del angelical Hermes y la posibilidad de dotar de sentido moral y justicia a los seres humanos. 

Hermes pregunta a Zeus algo muy interesante: ¿A todos o a unos pocos en proporción, para que se sirvan del arte? Y Zeus responde: A todos y que todos participen de él. El punto crucial es que hay otras "sabidurías", según parece, que están distribuidas divinamente según capacidades para unos pocos y disfrute de muchos. Sin embargo, "la política", que se encarga de "la justicia", debe ser de todos para que todos formen parte de una especie. 

Y queda así anclada de por vida la distinción fundamental entre, al menos, dos formas de razón vinculadas y a la par independientes. Y personalmente las distinguiría así: las que se encargan de conocer y dominar objetos y sus partes -en general, con las cosas- y las que se tratan con personas -en general, con la vida-. Responden por tanto a dos realidades distintas, siendo la misma y única persona racional. De modo que, siendo uno mismo, se adquiere una responsabilidad fundamental con este arte, que probablemente solo se adquiera a base de no ser capaz de disponer de toda la realidad de la misma manera, ni poder pensarlo. 

De aquí en adelante, esta cuestión será fundamental. 

Se añade, para terminar, una ley: "al incapaz de tomar parte en el honor y la justicia de la comunidad, que lo eliminen como a una enfermedad."



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