miércoles, 12 de mayo de 2021

PROTÁGORAS. Día 3. (Platón, 310d - 311b)

No hay dudas. Hipócrates sabe mucho más de lo que dice saber, porque solo un sabio reconoce a otro sabio. Y está seguro de que Protágoras es tan sabio como para dejarlo todo y seguirle. No tiene duda alguna. Está ya entregado y no lo sabe. Su disposición es única. Hasta el punto de que incluso a sus amigos está dispuesto a exponer. Aunque algo andará barruntando que todavía Sócrates interviene como mediador y se sitúa como escudo. 

Todos, es la opinión de todos. Y nada más. Tardaba ya, sin dejarse oír su bravura. Ese pensamiento común y compartido, en el que todos se entienden porque ninguno ha pensado. No es concordia, no es homología. Solo lo parece. No ha pasado por el diálogo. Se ha quedado en la planicie del discurso único sin réplica, sin diálogo. Sin diálogo, no hay homología. Sin compartir, sin hacer camino juntos no puede haber homología. 

De entre todos los saberes posibles, uno fundamental no se puede entregar como se enseñan tantas otras cosas. Sin vivir, no hay saber posible. Solo noticia, precaria y lejana. Solo se trasmite una oración vacía, sin más. Puede poner en camino, se puede desear, se puede buscar. Pero no se puede entregar, como se entregan tantos otros. Sin vivirlo, no se sabe prácticamente nada. Se confunde con otros saberes. Pero los saberes son muchos y no se aprende todo de igual manera. Son muchos los ejemplos. No hace falta ni citarlos. Uno de ellos es el saber de la vida misma. El que todos quieren alcanzar. El saber sobre el bien y sobre la verdad. Aquel que permite una vida buena, que decimos feliz sin saber qué decimos cuando no sabemos del bien. 

Enseñar, se puede enseñar mucho. Si por enseñar hablamos de "mostrar", se puede mostrar mucho. Lo que se muestra provoca siempre un impacto. Pero aprenderlo es hacerlo propio y dominarlo. Y hay muchas cosas que se aprenden que no se dominan y terminan dominando, porque no se ejerce ninguna resistencia. Y otras que, aunque se quieran dominar, es imposible controlarlas. 

En el siglo XXI, creer que se aprende solo en las aulas es una tontería. Lo mejor que se puede hacer en la escuela en muchas ocasiones es ver lo que se ha importado dentro, lo que ya se lleva y carga en silencio y con poca conciencia, e intentar dominar los pasos después de lo que ya hay. 

Sócrates ni se inmuta. Hipócrates no lo mueve, ni consigue agitarlo. Sócrates parece que, sin decir nada, lo dice todo y ya resiste lo que recibe y lo que el amigo le muestra con una distancia ejemplar y ejemplarizante. Quien no sepa verlo, que relea lo que ocurre. Hipócrates tiene un gran recuerdo, histórico y desde niño. Además la fuerza del todos, la confesión de la masa lo tiene atrapado y bulle en él esa pasión sufriéndola con gusto, con "flow", dejándose llevar como hoja que cae por el viento o río que se mueve sin remedio. 

Sócrates pide al amigo lo que el sabio se exige a sí mismo: "Hagamos tiempo." Como si el tiempo se hiciera. Con bella y buena distancia, con calma. No responder inmediatamente a las exigencias que parece imponer con alguna fuerza el momento actual, el "tiempo presente", el ritmo de los acontecimientos, la marcha del mundo y todo lo demás que expresa el todo. 

καὶ ἐγὼ εἶπον: ‘μήπωἀγαθέἐκεῖσε ἴωμεν πρῲ γάρ ἐστιν— ἀλλὰ δεῦρο ἐξαναστῶμεν εἰς τὴν αὐλήνκαὶ περιιόντες αὐτοῦ διατρίψωμεν ἕως ἂν φῶς γένηταιεἶτα ἴωμενκαὶ γὰρ τὰ πολλὰ Πρωταγόρας ἔνδον διατρίβειὥστεθάρρεικαταληψόμεθα αὐτόνὡς τὸ εἰκόςἔνδον.’

"Entonces le dije yo (Sócrates): No vayamos todavía allí, amigo mío, que es temprano; pero salgamos aquí al patio, y dando vueltas de acá para allá, hagamos tiempo charlando hasta que haya luz. Luego, iremos. Casi todo el tiempo lo pasa Protágoras en la casa, de modo que, ten confianza, lo encontraremos, según lo más probable, dentro. (Traducción Gredos)

Muy brevemente dicho, está ahí contenido todo un programa filosófico, una forma de vida según la búsqueda de la verdad: (1) Salgamos. (2) Demos vueltas. (3) Hagamos tiempo o perdámoslo. (4) Hasta que se haga la luz. (5) Luego iremos. 

Antes de nada, pensemos aquí y entre amigos dialoguemos. 

(1) Este patio es una casa, en la que todavía se puede pasear y que se deja habitar y compartir. La filosofía que aquí se expresa se hace en primera persona del plural, aunque ya sabemos que Sócrates lleva tres días en ello desde que recibió la noticia. Ahora toca dialogarlo. A petición. 

(2) Dar vueltas, al modo como se reflexiona sobre algo, de donde sabemos que después tomarán su nombre otros filósofos. Girando por el borde, aprovechando el espacio, rodeándolo al máximo. 

(3) La palabra "diatriba" da para mucho: a través del roce, frotando, limpiando bien "el discurso", haciendo y perdiendo el tiempo a la vez, o ganándolo frente a lo que se impone. 

(4) Esperando lo que vendrá sin remedio, ni excusa. Sabiendo que llegará el momento en el que aparezca algo. Sin más. Aunque al modo como se muestra la diatriba como una resistencia pasajera, imposible de mantener eternamente aunque deje huella en la historia, pero incapaz de ser infinita. Así es la esperanza, esa es su capacidad más grande. La de una distancia en la que se vive en movimiento. 

(5) Luego iremos, simplemente. Pero luego. Que es verdad lo que dijimos al principio, que solo yendo se aprende realmente. Y solo esperando se llega preparado y dispuesto a aprender lo importante, lo crucial, lo fundamental. Si no hay preparación, se aprende cualquier cosa, se recibe cualquier cosa. Pero si hemos hecho nuestro el tiempo adueñándonos de las grandes preguntas, entonces a la hora de escuchar estaremos en auténtica disposición y apertura para no confundir las realidades entre sí, haciendo lo grande pequeño, ni lo pequeño grande. ¡Atentos a esto!



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario