domingo, 9 de mayo de 2021

Eventos y eventualidades

La situación es la siguiente. El tiempo es un jaleo. Se escapa incluso al pensarlo. Se da vueltas sobre él hasta encontrar un punto firme y sigue avanzando. Hablamos de lo que no sabemos. Aunque constantemente lo vivamos. No hay instante en el que quede atrapado. Y seguimos. Pasado, presente, futuro. Mejor dicho ahora, antes y luego. O nos quedamos con el antes y luego, prescindimos del ahora. Imaginamos el presente como una mezcla de todo en la que poner orden y no confundir lo que fue con lo que vendrá o a la inversa, sin dejarlo todo quieto. Pero la razón invita a ello, a apoderarse de él como conteniéndolo. Sigamos dando vueltas. 

La palabra preocupación es curiosa. Es un antes de luego. Es un movimiento tectónico sobre el fundamento en el que creemos asentarnos para ver más allá. Un paso más y queda el abismo. Entonces la preocupación no es, como algunos traducen sin más, interés o miedo, ni tampoco un adelanto de lo que vendrá como gloria o sufrimiento, sino una cierta inquietud por ese parón al que no estamos acostumbrados y en el que pretendemos subir idolátricamente, pecaminosamente al lugar que parece correspondernos por el deseo y la voluntad y al que solo se tiene acceso siendo aupado, siendo acompañado, siendo empujado. Poco más que esperar. La preocupación es esa espera indigente en la que sabemos que no nos salvaremos en esto o aquello, en la que no vale lo acostumbrado, en la que se tienden las manos, se abre el cielo y se clama insistentemente. 

La palabra constante se niega a sí misma. Estar con un momento en compañía reiterada como si se pudieran clonar repetidamente, igualándose y sirviendo de soporte engañoso a quien quiere estar. Mejor instante, que absorbe y atrae, que busca cambiar la vida por una estancia, por un hogar entre pajas. Confundiendo, en el sentido en el que nos suelda consigo o nosotros con él, porque el tiempo no puede hacer realmente nada. Fusionados, sin separación, sin distancia, sin altura por tanto, pegados y gravitando con nuestra seriedad contra su falso suelo, arena movediza que nos incuba sin sol, sin presencia. Vacío irrespetuoso y cambiante enmascarado para no dejar ver su nada, soplando para que cerremos los ojos pestañeando. 

El porvenir. La fortaleza. Anotaciones, misterio e incertidumbre. 


Leyendo a Kierkegaard. Discursos edificantes. La expectativa de la fe en el año nuevo. Trotta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario