viernes, 23 de abril de 2021

Leyendo REPÚBLICA de Platón (41)

Comienzo en 353d hasta 354c.



Es posible, y Sócrates ha hecho un ejercicio claro en esta dirección, conocerse a uno mismo. Ha quedado para el final lo que, de modo más tranquilo y pausado, debiera haber sido el inicio. El obstáculo era, lo que hemos visto, la rápida exterioridad, la excesiva exterioridad de quien sale de sí precipitadamente llena de miedos y preocupaciones: la ignorancia. Es aquí donde conviene situar, con enorme discreción, la separación entre la razón y los sentidos, que miran sin saber de su mirada, que escuchan sin saber la raíz a la que conduce y donde termina. 

¿Hacia dónde iría una sociedad que se conoce a sí misma? La justicia no puede tratar de otra cosa, sino esta. Y no hay sociedad que se conoce sin personas que en ella se conocen a sí mismas y conocen a otras, es decir, dialogan. Así como el alma tiene bellas capacidades, la sociedad sería en su expresión un orden que capacitaría aún más con la riqueza, la fuerza y el apoyo de los otros. Ahora bien, igual que la persona se desconoce a sí misma por estar dividida y encavernada, de igual modo la sociedad se corrompe con el fraccionamiento y la separación. 

¿El Sócrates que se esfuerza por conocer el alma es el mismo que se compromete absolutamente con el diálogo con el otro? ¿Tan profundamente conoce Sócrates su propia alma que en ella atisba, en su misma capacidad, una llamada al otro, un vínculo común y compartido? ¿Será esto eso que se llama "conocerse"? ¿En esta tarea se aprende a tratar al otro conforme a su dignidad? ¿Cuál es la escuela de libertad para todo esto?

Trasímaco asiste al boceto de la excelencia del alma en el que no había reparado ni lo más mínimo. Sólo había descubierto que las personas tenemos algo que nos convierte en únicos: la capacidad de acción, la acción. Con esa capacidad, cabe una pregunta muy sincera: ¿Tenemos voluntad suficiente para investigar la verdad y libertad suficiente para reconocerla? ¿Dónde si no en el alma está la verdad, se puede ver? 

Sin excelencia, "imposible". 

Así de simple, así de exigente. Por encima de la "fuerza" de la persona, existe una fuerza superior que se impone. La vida es la auténtica maestra, a la que cabe preguntar e interpelar, pero no llamar a dar testimonio por sí sola, sino en las personas. Una y otra vez, lo mismo. Así de sencillo. 

ἀνάγκη ἄρα κακῇ ψυχῇ κακῶς ἄρχειν καὶ ἐπιμελεῖσθαι, τῇ δὲ ἀγαθῇ πάντα ταῦτα εὖ πράττειν.

ἀνάγκη.

Lo que llamamos "destino", tan malamente comprendido, es precisamente lo innegable de la conclusión: del alma mala, acciones malas; del alma buena, acciones buenas. ¿De cuál de las dos opciones, sin que quepan más, está la justicia y de cual la injusticia? ¿Qué alma reflejan cada una?

Conclusión: el alma buena hace vivir bien y ser feliz. Trasímaco ya no puede más, al escuchar que la justicia es más provechosa: "¡Bien, Sócrates, ya tienes tu festín para honrar a la diosa Bendis." La diosa de la caza, que apresa. ¿Sarcasmo? 

Y Sócrates responde, con su connatural ironía. El último párrafo, lo copio por su riqueza enteramente. Es la traducción Gredos la que he ido leyendo y usando. Un esfuerzo que agradecer cuantas veces se presente la oportunidad de hacerlo. Ahí va, para seguir aprendiendo. ¿Volvemos a ... y allí lo veremos de nuevo?

"A ti te lo debo, Trasímaco -dije- por haber sido tan amable conmigo y cesar de irritarte. Si a pesar de eso no lo disfruto, no es por tu causa, sino por la mía. En efecto, tal como los glotones engullen vorazmente cada nuevo manjar que les sirven, antes de saborear en el anterior de modo adecuado, así me parece que yo, antes de hallar lo que debíamos examinar primeramente, o sea, qué es lo justo, lo he dejado de lado y me he abocado al examen de si lo justo es ignorancia o sabiduría y excelencia; y luego, al ocurrírseme la cuestión de si la injusticia es más provechosa que la justicia, no he podido de abstenerme de pasar del asunto anterior a éste; de modo que el resultado del diálogo es que ahora no sé nada. En efecto, puesto que no sé qué es lo justo, mucho menos he de saber si es excelencia o no, ni si quien lo posee es feliz o infeliz." 

ὑπὸ σοῦ γε, ἦν δ᾽ ἐγώ, ὦ Θρασύμαχε, ἐπειδή μοι πρᾷος ἐγένου καὶ χαλεπαίνων ἐπαύσω. οὐ μέντοι καλῶς γε εἱστίαμαι, δι᾽ ἐμαυτὸν ἀλλ᾽ οὐ διὰ σέ: ἀλλ᾽ ὥσπερ οἱ λίχνοι τοῦ ἀεὶ παραφερομένου ἀπογεύονται ἁρπάζοντες, πρὶν τοῦ προτέρου μετρίως ἀπολαῦσαι, καὶ ἐγώ μοι δοκῶ οὕτω, πρὶν ὃ τὸ πρῶτον ἐσκοποῦμεν εὑρεῖν, τὸ δίκαιον ὅτι ποτ᾽ ἐστίν, ἀφέμενος ἐκείνου ὁρμῆσαι ἐπὶ τὸ σκέψασθαι περὶ αὐτοῦ εἴτε κακία ἐστὶν καὶ ἀμαθία, εἴτε σοφία καὶ ἀρετή, καὶ ἐμπεσόντος αὖ ὕστερον λόγου, ὅτι λυσιτελέστερον ἡ ἀδικία τῆς δικαιοσύνης, οὐκ ἀπεσχόμην τὸ μὴ οὐκ ἐπὶ τοῦτο ἐλθεῖν ἀπ᾽ ἐκείνου, ὥστε μοι νυνὶ γέγονεν ἐκ τοῦ διαλόγου μηδὲν εἰδέναι: ὁπότε γὰρ τὸ δίκαιον μὴ οἶδα ὅ ἐστιν, σχολῇ εἴσομαι εἴτε ἀρετή τις οὖσα τυγχάνει εἴτε καὶ οὔ, καὶ πότερον ὁ ἔχων αὐτὸ οὐκ εὐδαίμων ἐστὶν ἢ εὐδαίμων. 

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