lunes, 8 de marzo de 2021

Leyendo "Eutifrón" de Platón (6)

 ¿Lo pío es querido por los dioses porque es pío
o es pío porque es querido por los dioses? 
(Platón, Eutifrón, 10a)

El libro de Eutifrón ha pasado a la historia destacando esta pregunta. En el nuevo análisis de Sócrates, como se hace notar, el orden de factores altera radicalmente el producto y pone en evidencia la radical diferencia entre sujeto y objeto, para empezar, y la relación que hay de prioridad entre ellos. Curiosamente, aquí se busca el ser debido por algo, sobre lo que luego, a su vez, convendría preguntar. Pero se toma en origen, tomado como lo último, como lo primordial, como lo que hace que las realidades sean en su contingencia necesariamente lo que son. Una pregunta muy moderna, por otro lado. 

La pregunta pretende establecer la prioridad entre uno y otro estableciendo en el fondo una relación cuya sombra será alargada y alcanzará a toda la historia del pensamiento. Resumiendo mucho: realismo o idealismo. Está aquí, como en muchos otros lugares de Platón, ya enunciados. Las escuelas helenísticas se concentran en torno a esta cuestión. El pensamiento cristiano medieval, la modernidad y el problema del conocimiento, y todo lo demás hasta nuestros días. Incluso puede verse aquí ya el problema de la posverdad y el relato, como opción metafísica. 

Eutifrón, ante la pregunta de Sócrates, queda muy desconcertado y reconoce que no sabe lo que quiere decir. Así que el discípulo preguntón se explica al modo como suelen explicarse los maestros: con ejemplos. Primero, con diferencia de clases, de condición: "¿Algo es transportado y algo transporta, algo es conducido y algo conduce, algo es visto y algo ve?" Es decir, aquí no se trata de diferenciar cosas como quien diferencia churras y merinas, sino de hacer una diferencia constituyente, o como se quiera decir: una diferencia genética, de origen, de precedencia, de ascensión. Algo actúa de tal modo que causa lo actuado, da lugar a lo actuado. Por los ejemplos, es una acción que modifica la realidad sobre la que se actúa, que no era antes en esta condición y ahora se puede decir que lo es. No es un origen absoluto, no surge de la nada separándose de sí mismo, sino que provoca una transformación del objeto con su acción. 

Insiste Sócrates con un ejemplo de mayor envergadura si cabe, conectado radicalmente con una de las partes del platónico Banquete: "¿Lo que es amado no es una cosa y otra distinta de ésta lo que ama?" 

Cualquiera, con un mínimo de juicio, aceptará sin más la distinción socrática, este análisis lúcido y directo, cuya pregunta comienza a abrir campo en la realidad para considerar la existencia de diferentes campos que no pueden ser tratados de igual modo. Es más, lo que aquí se concluye es que unos, por la acción de otros, son llamados de una forma derivada. O sea, que algo es por sí mismo y lo demás no lo es por sí mismo. 

Volvamos al tema de la piedad, tratada como "amor". Lo amado es en tanto que es amado por alguien, no por sí mismo. Es lo que están examinando. Parece evidente que, al menos en un aspecto, se debe decir así desde la acción del sujeto. La pregunta es si lo constituye en "amado" con dependencia del "amante".  




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