miércoles, 31 de marzo de 2021

Leyendo REPÚBLICA de Platón (19)

Comienzo en 342a hasta 342c

Estamos en un punto importantísimo, en una pregunta decisiva. También para el siglo XXI, que está escribiendo un cambio radical de paradigma social (y antropológico). Las transformaciones en nuestro mundo escalan a una velocidad incomparable y no hay una meta definida, simplemente vamos cambiando y acelerando una historia que vincula lo humano y lo técnico. Mejor dicho, la humanidad se la juega en el progreso técnico.

Trasímaco es el loco que quiere mostrar a los otros a Sócrates enloquecido, descoyuntado; mientras este, que se ha encontrado en la conversación con él sin voluntad alguna, no sabemos si se pregunta por qué dio la vuelta hacia el Pireo en lugar de continuar su camino en dirección a Atenas. ¿Qué le hace mantenerse ahí y no darlo todo por perdido? ¿Qué obligación tiene? ¿Será que no puede "quedar mal" ante nadie? ¿O es algo mayor que eso, que ganar como gana el más fuerte? 

La situación está en la pregunta sobre "el arte", "la técnica" realmente, aquello que hace que las cosas sean lo que son. Y ahora, ¿una técnica se basta a sí misma o, para ser lo más completas posible, necesitan algo que es según su conveniencia?

ἆρ᾽ οὖν καὶ ἑκάστῃ τῶν τεχνῶν ἔστιν τι συμφέρον ἄλλο  ὅτι μάλιστα τελέαν εἶναι ;

Escribiendo frases con tal intensidad es difícil avanzar en el diálogo sin pararse. La cuestión aquí recae sobre la suficiencia de la técnica respecto de sí misma o la relación de la técnica con otras técnicas para alcanzar su fin último, la realización más elevada de su posibilidad más extrema, es decir, su perfección. Tal cual. ¿Un arte es un arte o son muchas artes, o la relación de muchas artes?

Lo siguiente es como si "el cuerpo" (soma) fuera un arte en sí mismo. Y la pregunta se dirige a saber si se basta a sí mismo o si necesita, según su precariedad, de más. Y parece correcto hablar de la medicina como "auxilio" del cuerpo, en sí misma un arte para la perfección del otro. En modo orgánico, en modo parte de algo mayor, en modo servicio. Según la necesidad que le da su propia debilidad. Es decir, que aparecen relacionados y, al mismo tiempo, se van acumulado a la par auxilios y nuevas precariedades, que deben por tanto ser medidas y vistas desde fuera de ellas mismas. 

Un Trasímaco, que no sabemos cómo está, responde afirmativamente. Sin más. Se supone que escuchando y siguiendo los pasos de Sócrates, su método. Algo más calmado, aunque su contención en la argumentación ha salido por peteneras reiteradamente en la conclusión. 

Sócrates continúa. Una vez comprendido el asunto de la insuficiencia de la técnica, ¿qué ocurre? Y pregunta. ¿Algún arte tiene necesidad de perfección, es decir, de alcanzar algo? ¿Luego hay algún arte que que examine lo que es conveniente? 

Siguen las preguntas luego. Pero ojo con el tema, que se va hacia el infinito. ¿Por qué? Porque se ha puesto lo perfecto como punto más de partida y tiene que ser a la vez punto de llegada. ¿Esto tiene algún sentido? ¿Necesidad de lo perfecto y de lo infinito para decir que algo que es realmente sea lo que es? Poca broma con el tema si lo contemplamos de este modo. ¿No será que más bien el arte, el que sea, es deficiente en sí mismo y la perfección no es lo suyo? ¿Hay un arte perfecto en cada arte por separado que examina realmente ese arte, como escala dentro de la misma realidad, pero sin salirse realmente de ella? ¿O será todo esto que ahora se dice, pero a la vez, en distintos planos de realidad, en distintas regiones de la realidad, en distintas generaciones de realidad? ¿Pero no decimos entonces que el arte es a la vez perfecto y precario? ¿Y qué decir, aunque no se nombra, de todo movimiento de un arte hacia su propia perfección? ¿De dónde proviene?

Trasímaco solo asiente. Está desaparecido. Escuchar esto debe ser infinitamente más complejo que leerlo. ¿Con qué se puede quedar alguien que solo escucha una vez algo de semejante magnitud? Lo dicho, asiente y Sócrates continúa tirando de él en este viaje más allá de sí mismo. 

Una técnica, tal y como estamos, no se ve a sí misma, sino al objeto. No reflexiona sobre su método realmente. Si lo hace, deja de ser tal. Sale del margen de su conocimiento y se abandona. Tal cual. Y esto es de una relevancia para la actualidad enorme, para el siglo XXI. Como decíamos arriba. ¿Quién mira las ciencias, las técnicas? ¿Bajo qué paraguas, dentro de qué ámbito se englobarían? Fundamental: ninguna técnica, ningún arte ve lo que conviene a sí misma. Son acción, no reflexión. Se vuelcan fuera de sí, en salida. ¿Cómo llamaremos a la vuelta de sí entonces? ¿Será una especie de técnica de todas las técnicas? ¿En qué plano de realidad y junto con qué otras realidades topará? ¿Al infinito?

Ya están de acuerdo, homologados, viendo lo mismo de la misma manera. En estas palabras, ya están ambos dentro del mismo arte. Aunque Sócrates apostilla que amargamente, porque Trasímaco no lo puso jamás fácil. Pero hasta ahí llegaron juntos al menos. ¿Cuál? Su conclusión, por ahora, es la siguiente: 

ἀλλὰ μήν Θρασύμαχεἄρχουσί γε αἱ τέχναι καὶ κρατοῦσιν ἐκείνου οὗπέρ εἰσιν τέχναι.






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