miércoles, 24 de marzo de 2021

Leyendo REPÚBLICA de Platón (12)

Comienzo en 336e hasta 338a.

Trasímaco, el violento, después de escuchar la reacción de Sócrates a su primera intervención, identifica su ironía y se ríe de ella. Como ya sabía lo que Sócrates iba a decir, de segundas el mismo Sócrates le llama sabio. Y es así. A Trasímaco no ha llegado ninguna novedad, porque él ya lo sabe todo. Lo que quiere es que su interlocutor responda y lo haga lo más rápido posible. Cree que está en un juego de máscaras, de posiciones impostadas, de palabras sueltas y vagantes. 

Sócrates responde con algo muy interesante, como en analogía con los números, refiriéndose a todos y partes, a composiciones, a resultantes de relaciones, que pueden verse además de múltiples maneras para llegar al mismo punto. Y dependiendo de por dónde se empiece, por tanto, habrá que completar de una u otra forma. Pero lo dicho en las partes queda como relativo respecto de lo dicho en el todo, que sería el fin, la meta, lo absoluto que permite saber si las partes son adecuadas, proporcionadas y correctas. Y con esa exactitud quiere vivir la pregunta por la justicia. No porque la justicia sea matematizable, sino respecto al rigor. ¿Será posible algo así?

¿Dejará Trasímaco que los demás hablen de lo que consideran que es verdad y dar argumentos sobre ello? ¿Se dedicará a examinar los argumentos en lugar de imponer sus conclusiones antes de tiempo? Que se hable ya, nada más comenzar, de lo que se permite o prohíbe nos da buena muestra de lo que puede suceder aquí. Tan excitado y alterado está el elemento de la conversación que, creciéndose, propone ser él quien diga mejor que nadie qué es la justicia. Y, con la paz habitual, Sócrates se muestra dispuesto a escuchar y aprender, a ser castigado así por su ignorancia. 

La referencia al dinero no es asunto menor. Aquí se quiere o apostar, o recibir pago por enseñar, o comerciar con la sabiduría esencial que toda persona debería tener accesible, por bien de la ciudad. Aún así, se dice bien claro. Algo tendrá que pagar Sócrates. Al no tenerlo, saldrá Glaucón en su auxilio, con exceso. ¡Que no sea por dinero! Si es por dinero, ¡que hable Trasímaco y enseñe! 

E insiste nuevamente Trasímaco en refutar y desprestigiar el proceder de Sócrates, para que nadie lo tome por sabiduría: "Veo claro todo -protestó Trasímaco-. Lo hacen para que Sócrates consiga lo habitual: que él no responda, sino que, al responder otro, tome la palabra y lo refute."

Mañana comenzamos por la intervención de Sócrates, que aquí dejo para ir pensando: 

"¿Y cómo podría alguien responder, mi excelente amigo -señalé-, cuando, en primer lugar, uno no sabe, y después, si piensa algo, un hombre nada insignificante le prohíbe que hable de las cosas que está considerando? Más natural es que hables tú; ya que dices saber y tener algo que decir. No te niegues, pues, sino hazme el placer de contestar y no rehúses enseñar a Glaucón, que está aquí dispuesto, y a los demás."

πῶς γὰρ ἄνἔφην ἐγώ βέλτιστετὶς ἀποκρίναιτο πρῶτον μὲν μὴ εἰδὼς μηδὲ φάσκων εἰδέναιἔπειταεἴ τι καὶ οἴεταιπερὶ τούτων ἀπειρημένον αὐτῷ εἴη ὅπως μηδὲν ἐρεῖ ὧν ἡγεῖται ὑπ᾽ ἀνδρὸς οὐ φαύλουἀλλὰ σὲ δὴ μᾶλλον εἰκὸς λέγεινσὺ γὰρ δὴ φῂς εἰδέναι καὶ ἔχειν εἰπεῖνμὴ οὖν ἄλλως ποίειἀλλὰ ἐμοί τε χαρίζου ἀποκρινόμενος καὶ μὴ φθονήσῃς καὶ Γλαύκωνα τόνδε διδάξαι καὶ τοὺς ἄλλους.



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