miércoles, 27 de enero de 2021

Miércoles, qué será de ti

Dejo el post escrito y programado para mañana. Ya quedan menos días para terminar el mes. Es evidente que el próximo verano queda más cerca, segundo a segundo se aproxima. 

Ayer me regalaron el "Evangelio del día", con los comentarios de Ianire. Hacía años que no tenía uno propio. Los primeros que usé comenzaban por 19. En su tiempo, subrayaba, hacía anotaciones, le dedicaba un tiempo. Es muy pedagógico hacerlo. Creo que los cristianos hemos perdido, si alguna vez tuvimos esta costumbre, el hábito de tener trato asiduo y frecuente con la Palabra como Palabra de Dios. 

No es lo mismo estudiarla, conocerla y aprenderla que escucharla. Cualquier persona puede acercarse al Evangelio y leerlo, incluso estudiar para comprenderlo mejor en sus categorías culturales, religiosas, en sus géneros literarios, en su estructura, hasta desmenuzarla y compararla intertextualmente, usando las lenguas originales después de años para familiarizarse con ellas... Pero escucharla es otra cosa, prepararse para escucharla no tiene nada que ver con la erudición. 

Me he puesto serio en este blog, casi por primera vez. La verdad es la que digo arriba y sé de qué hablo. La Palabra se escucha, la Biblia se puede estudiar de cualquier manera y lo soporta todo. Quien escucha, acoge. Quien la estudia, al final emite un juicio, prudente incluso, pero juicio sobre ella. Son dos asuntos diferentes. Lo sé, porque lo vivo. Dicen que "estar en las cosas del Señor" no es lo mismo que "estar con el Señor de las cosas". Es un buen resumen. No hace santo el saber, hace santo el escuchar y el vivir. 

Lo digo de verdad, siendo también de los que estudian estas cosas. A mí me gustaría estudiarlas de otro modo. Llevo años defendiéndolo abiertamente. No valen los mismos métodos para todas las realidades. Y lo repito. De nada sirve a un biólogo un telescopio y de nada sirve a un astrónomo un microscopio. De nada, en general. Su método no es ese. Su camino no va por ahí. Pues lo mismo ocurre con la Teología, que no puede conformarse con encontrar métodos por ahí, traídos de otras ciencias, sin pensar seriamente cuál es realmente lo suyo propio. Y aquí es donde diría yo, que soy lego en tantas cosas, que la Teología requiere de escucha para ser realmente practicada, y que la vida, por mucho que le guste la objetividad moribunda al mundo, no puede dejarse a un lado cuando se hace Teología. 

Sin quererlo, he citado a Balthasar y luego a Rahner, una pizca de Husserl y también resuena el bueno de Martín Velasco. El tema me parece serio, aunque no preocupe demasiado a mucha gente. Si la Teología se hubiera situado más en el campo de la sabiduría y menos en la técnica, pienso que reluciría incluso con mayor rigor y exigencia. Al menos, desde la escucha sincera de la Palabra no se hubieran dicho algunas barbaridades, ni se usaría el Nombre en vano. Su seriedad provocaría la misma respuesta que instantáneamente salió del corazón de Elías al notar en la suavidad su Presencia. 

Para terminar, un breve repaso. Las clases fueron bien. Salvo el cansancio de las últimas horas, en las que el profesor, con el mismo cansancio que los alumnos, debe tirar más y hacer más esfuerzos para llegar al final y ofrecer lo mismo con una cierta calidad. Pero cuesta. Que nadie crea que no. O, si se duda, invitados quedáis a mis clases presencialmente, cuando se pueda. 

No me quejo. Me fue bien. Me reí bastante, vi caras de sorpresa por saber que no se sabía y entender lo que ni se esperaba. Ya sabes a qué me refiero. Tengo alumnos muy buenos y algunos son especialmente graciosos. Lo cual da mucho juego. Aunque toca de cuando en vez atarse los machos y trabajar con pico y pala. 

He conseguido escribir otro post para Vida Nueva, sobre la desigualdad, el desequilibrio y los profetas de antes y ahora. No sé cuándo saldrá. Ya os contaré. 

LECTURAS

  • SPICQ, Ceslas, Agape en el nuevo testamento, CARES. Es probablemente uno de los mejores libros que tengo en forma y fondo. Lo voy a decir una vez más, porque si no, reviento: lo rescaté de un cesto que iban a enviar a reciclar. Solo pude salvar dos cajas. Y me arrepiento de lo poco que me aproveché del momento. Nadie supo nada, quedó entre otra persona y yo. Ahí queda eso. Es un pequeño tesoro, venido de otra época. Simplemente lo admiro. 
  • Revista Estudios Bíblicos. En Dialnet hay artículos disponibles. Como para leer unos cuantos meses o años, de los de detalle, de los que enamoran al que tiene inquietud. Y, por si alguien se adelanta a decírmelo, hay muchos artículos con mucha escucha y otros muchos con gran erudición, y la inmensa mayoría unen ambas cosas. Las 640 páginas del volumen del 75 aniversario están disponibles en abierto. Celebrado en 2017, consta de una selección de artículos. Es muy interesante leer los nombres que aparecen, para no perdérselos. 
  • Revista Reseña Bíblica. Siempre fue una gran revista y ahora es más revista que nunca. Incluso en apariencia, en divulgación de contenidos. En rigor conserva la calidad de siempre, en la que tanto se aprende. Además, con lenguaje destinado a un gran público, a la formación. No sé cuáles son sus objetivos reales, pero me parece que van en esta dirección. 
  • Revista Bíblica. Directamente desde Argentina. 

NOTAS

  • Siento envidia, teniendo libros, por aquellos que disponen de una buena hemeroteca que consultar con asiduidad. Las revistas son un tesoro en el que se comparte muchísimo conocimiento. Los científicos lo saben y lo han copiado. Aunque ya sabemos qué ocurre con muchos artículos y cuál es el interés real de algunas publicaciones. Me gustaría tener acceso a hemerotecas especializadas. En las universidades suelen ser espacios grandes. No hablamos de dos o tres revistas, sin más. 
  • Continúo pensando en la necesidad de tomar decisiones y hacerse responsable. Me veo mayor. Dejar pasar las cosas es una irresponsabilidad. Aunque te critiquen, que lo harán, siempre es mejor tomar decisiones que hacerse el longuis.
  • Ayer me contaron que alguien estaba haciéndose pasar por mí en Instagram. Había cogido un par de imágenes de este blog y las había compartido en su muro. Lo tenía bloqueado, porque me envió ya algún mensaje desagradable. Qué le vamos a hacer. Hay gente que te sigue en redes para hacerse sufrir a sí mismo. En otro tiempo me hubiera preocupado, pero reconozco que me dio un poco igual. Es más, recé por quien fuera. 
  • Hacer daño sin querer no es tan inusual. Con la mejor intención, también sucede. No es broma. Al menos a mí, reconocerlo me duele interiormente mucho. Es como si la bondad fuera también indigente y miserable, o se vistiera sin el brillo y la majestad que le correspondería. Tendría que ser anunciada a bombo y platillo, con trompetas y timbales para que todos se fijaran en ella. Sin embargo, nada de nada. Hay que explicarla incluso, como el mal chiste. Qué pobreza la suya. 
  • Tengo que hacer una cosa para mañana que dudo que pueda sacar adelante. Así de claro. Me voy a quedar tranquilo desde este preciso instante. Y espero, solo eso, que no se me pase el sábado, una vez más. 
  • No he hablado de la covid aquí. Como muchos, ando muy preocupado y con precaución. Asumo las restricciones, que al principio incluso me acomodaban más en mis rutinas, con un cierto cansancio y hartazgo. Le he dicho a más de una persona que entiendo que los "marchosos" lo estén pasando muy mal. Lo entiendo, sin compartir por ello ninguna de las actitudes anormales al cubo con base en esta anormalidad. Queda bien la expresión potencial: anormalidad elevada a la anormalidad, como diez elevado a dos es cien. El resultado será devastador. La ignorancia es mucha y los juicios políticos son excesivos. 

IMAGEN

Estoy en clase atendiendo perfectamente a la explicación del profesor. El rincón del fondo. Un buen título para otro blog sobre educación. Ahí os lo dejo. Es una sugerencia. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario