domingo, 31 de enero de 2021

Las personas que no buscan victoria

Balance del primer mes de este blog: resultados paupérrimos. En el anterior tenía el mismo número de vistas al día que en este en treinta. Estoy orgulloso de mí mismo. Aquí todo funciona abichan-abichan. Está cumpliendo su objetivo para mí. Sobradamente. Más libertad que otra cosa. A este ritmo, en breve hablaré de lo que me plazca. Me hago las siguientes preguntas a la hora de escribir: ¿Nos autocensuramos? ¿Escribir es agradar? ¿Cultivamos más exterioridad que interioridad? ¿Hacia dónde miramos y de dónde salen las palabras? ¿El impacto se mide en "newtons" o "pascales" o "corazones" o "comentarios? Pienso muchas veces que la realidad planteada como planicie uniforme dista mucho de la auténtica verdad. Una última pregunta: ¿Tenemos algo que decir realmente valioso como para escribirlo? ¿De verdad? 

Encuentro muchas resistencias, también en mí mismo, para decir lo que pienso abiertamente. Si es que pienso. Así de claro, así sin más. Además, respecto a los temas que me interesan. Y, como confesión final de mes, la deuda que tengo con las palabras prestadas de aquí, de allá, de esta conversación, de esta lectura, de este texto o de aquel diálogo son enormes. Si algo tengo claro en mi cuarta década es que no soy inventor de mi propia lengua. Puedo, como mucho, poner un guardián en su puerta en posición de paréntesis, llave en mano. ¡Como mucho! ¡Como mucho!

Hay personas que no buscan victoria, ni ganar, ni quedar por encima, ni conquistar, ni nada por el estilo. Si hablan así, es por contaminación de un lenguaje que les es ajeno vitalmente. Lo suyo es "hacer el bien", nada más. Don Bosco, san Juan Bosco es alguien así. Capaz de arrodillarse sin orgullo ante lo humano y lo divino, de servir al prójimo y a Dios. En la lista de los santos, que tan bien conoce, cultiva y comunica el amigo Antonio Moreno, hay innumerables testigos. Nos hacen bien incluso con su ausencia. Nos dejan claro que es posible vivir de otro modo. Nos transmiten esperanza en un tiempo que da vueltas sobre su desesperación sin dar el salto definitivo y el compromiso definitivo más allá de sí mismo, su instante y su dureza. 

Insistir en la diferencia entre santos canonizados y sin canonizar no lleva a ningún lado. Claro que habrá santos que han pasado tan humildemente que habrán sido hasta olvidados. Los canonizados son motivo de encuentro, de profundización en la vida, de seguimiento de Jesús. 

Quiero aprender a escribir sin "pero", mostrar matices de otro modo. No me resulta sencillo. Estoy muy acostumbrado. Tomar conciencia de cómo se escribe es importante para hablar mejor también. Son coletillas, formas incrustadas. Solo eso, modos y maneras que pueden mejorarse y un camino en el que seguir aprendiendo. Existieron unas personas sabias que, simplemente sustituyendo el "o" por el "y", descubrieron casi un universo nuevo, mucho más fecundo y más encaminado hacia la paz. 

El domingo por la tarde-noche suele ser para preparar muchas cosas que comienzan el mismo lunes a primera hora. No me puedo programar peor. Por cierto, ahora que hablo de programación, voy a programar la semana en el calendario.

Ya tengo el primer regalo de mi cumpleaños. Sé que son dos libros de diferente tamaño envueltos juntos y de tapa blanda. Estoy despistado completamente. mi mujer de cabecera me ha prohibido terminantemente abrirlo antes del día D a la hora H. Tenerlos ya son cosas del confinamiento. Me ha llegado aunque no podremos celebrarlo, salvo en familia reducida y sin amigos. Aquí no se acepta a nadie más. No está permitido pasar del umbral salvo para cuidar o trabajar. ¡Nada de ocio ni diversión! ¡Muchas familias es lo que hacen todos los días! Hemos sido muy cautelosos desde el inicio y, a pesar del cansancio y hartazgo, ahí seguimos con el mismo criterio. Casi, casi, casi igual que los gobiernos. 

Escribí un artículo, allá por abril, sobre la vuelta a la normalidad. Varias personas en ese tiempo me habían dicho que no querían lo de antes, que mejor algo nuevo. Supongo que con lo nuevo que habían descubierto forzados por el encerramiento. Tuvo sus momentos de euforia colectiva y sacrificios esperanzadores. Las semanas siguientes la pregunta ya era otra: qué quedará de todo esto. La duda hace pensar que la historia no siempre es lineal, ni avanza, ni mejora. Quien más, quien menos daría mucho, que no tiene, por volver a lo de antes. Sobre todo con quien antes. Ni se vende, ni se compra. 

Voy adelantando algo que tristemente pienso: necesitaremos protocolos para desconfinar los hábitos adquiridos. Y ojalá no se establezcan en función del consumo. Aunque la situación económica y emocional golpeará discriminadamente. 

Nos perdemos en palabras. Creemos que hablar nuevos lenguajes es cambiar lo que tenemos por otras cosas. Terminamos sin saber qué decimos. Las metáforas han sustituido tanto el objeto real por el imaginario que ya no hay objeto real, todo queda en evanescencia, burbujas y pompas. En lugar de ser claros, transparentes, saber qué decimos. Sobre todo, no traicionar las grandes palabras que hemos heredado. 

LECTURAS

  • Estaría bien que algún lector dejara en comentarios alguna recomendación sugerente. Que llevo 30 días dándole caña al asunto. Y este es el 31. Por pedir, que no quede. 

  • SOLIVIOV, Vladímir, La justificación del bien. Ensayo de filosofía moral, SÍGUEME. Es grande y se lee con agilidad. No asuste a nadie. Salvo por lo que dice. Me quedo con la estructura sobre lo inferior, lo igual y lo superior. Muy interesante la conexión entre religiosidad y pudor. Lo fundamental, a mi entender, los apuntes sobre el sobrecogimiento. Tarea iniciada por otros que, en esta obra, llega a un punto culmen. Hay varias obras traducidas de este autor recientemente. Con una no he podido, casi desde el inicio. Está por ahí. 
  • ROUSSEAU, Jean-Jacques, Emilio o De la educación, ALIANZA. Desde que me enteré de lo que hizo con sus hijos, su sonrisa me parece insoportable. Lo leo con dificultad. Lo descubrí leyendo otro libro. La noche antes de darme una paliza en coche bajando a Murcia de mañana y regresando de tarde. Aquí, el amigo del buen salvaje fue un buen salvaje. De un lado para otro para ganarse la vida y, cuando lo logró, despreciando casi todo. 

NOTAS

  • San Juan Bosco es un crack. Quien diga que "fue", no se ha enterado de la película. Miles de salesianos por todo el mundo dan testimonio de su fecundidad. Y todo para que nadie se quede con él y vaya a lo importante. 
  • Quien está mal, empeora la situación. Normalmente es así. Además, piensa que la culpa de todo es de otros.
  • Entre estoicismo y escepticismo, prefiero los segundos. Aunque mi lectura de ambos no corresponde con lo que hoy se dice de ellos. Y cada vez menos. El estoicismo barato que se vende como "sé dueño de ti mismo", pero a la vez conjugado con el amor al otro, nada tiene de escepticismo ni de cristiano. ¿Qué le diría un estoico a una mujer que sufre por sacar a sus hijos adelante, cuando sus hijos dilapidan su trabajo? ¿Qué le diría a un padre que no tiene qué llevar a casa y llora por las noches en su cuarto? ¿Y a un enfermo terminal o su familia? Las falsas filosofías no soportan ni dos preguntas concretas seguidas. Todo son bla, bla, blasfemias contra la humanidad o contra Dios. Los escépticos al menos saben algo de la libertad y de sus sufrimientos y los llaman por su nombre.  
  • He leído hoy que la represión del nacionalcatolicismo ha sido sustituida por el feminismo. La barbarie no tiene criterio ni prudencia. 
  • Avanzan nuevos proyectos para el curso. Sin descanso. Cualquier cosa menos repetirse en lo inesencial. Quien no me conozca pensará que soy hiperactivo o algo así, y nada más lejos de la realidad. Tengo que vencerme a mí mismo continuamente para dar este tipo de pasos. Estoy muy satisfecho con mi carácter introvertido y doméstico, opuesto a masas. Cada día me gusta más estar en esos rincones pacíficos del hogar o en clases abiertas con mis alumnos. 
  • En este post no hay ningún "pero". Puedes poner los que quieras. Te animo a ello. Todos los que quieras. 
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Ya os digo yo que la pandemia ha afectado mucho a muchas personas. La gente está fatal. Algunos, que ya andábamos cojeando de lo nuestro, no podemos culparla de todo. 






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