domingo, 8 de enero de 2023

APOLOGÍA DE SÓCRATES. Día 7. (Platón, 19b - 19d)

Junto a la acusación de Meleto contra Sócrates, se trae a colación la imagen cómica que deja, como estela, la obra de Aristófanes. Es el poder del teatro, del relato. En la representación se puede difamar mejor, ridiculizar mejor, parodiar y convertir en insignificante el discurso más fuerte. Es decir, por vía teatral, pese a lo que se diga de la semejanza y plausibilidad, se esquematiza tanto reduciendo una persona a una forma de expresarse buscando la risa, que queda asentada una imagen esteriotipada en dirección a lo absurdo. 

Sócrates, para Aristófanes, es un necio y el autor no escatima recursos para hacerlo ver a sus conciudadanos. Poco más o menos ocurre hoy en la televisión y ciertos programas y noticias. Quizá nos sirva de referencia para comentar esta exposición pública, que no tiene nada que ver con la actividad socrática, con su propia expresión. En la comedia de Aristófanes, Sócrates es sacado de sí y puesto delante de otros; mientras que Sócrates mismo salía por sí mismo al diálogo en el espacio público con frecuencia. 

Meleto y Aristófanes dicen por tanto lo mismo, uno con la fuerza de la acusación y otro con el poder de la imagen: Sócrates hace fuerte lo débil y débil lo fuerte. O sea, trastoca el orden establecido con sus preguntas, consideraciones. Lo que duele, sin embargo, no es el tema de la naturaleza, que es como hablar de si llueve o no, sino el lugar en el que quedan después de las preguntas tanto la sabiduría que la persona tiene de sí misma como la sabiduría sobre otros. 

Sócrates insiste, en su defensa, en que esos temas no los ha tratado. No es que no interesen o sean importantes. No es por desprestigiar a quienes investigan la naturaleza. Lo que hace ver precisamente es que está a otras cosas. 

Y no hablo con la intención de menospreciar este tipo de conocimientos, si alguien es sabio acerca de tales cosas, no sea que Meleto me entable proceso con esta acusación, sino que yo no tengo nada que ver con tales cosas, atenienses. 

Como toda buena defensa, Sócrates presenta testigos. ¿Quiénes son sus testigos? Todos aquellos que lo hubieran visto dialogar en público, es decir, todos los que están en la asamblea y el tribunal. Todos los atenienses. A su vista están sus hechos, su vida, su práctica común. Es de sobra conocida por todos. A su vista, quizá no directamente, pero sí en su comprensión. O sea, que Sócrates considera que su actuación en el espacio público ha sido transparente. Se habrá podido comprender lo que él hacía. O, mejor dicho todavía, no se podrá aceptar alguna cosa como verdad en atención a lo que se ha visto de él. Quizá no se pueda comprender lo que él hizo, pero sí que se puede constatar lo que no hizo. Y lo que no hizo fue precisamente, en sus palabras, aquello de lo que se le acusa. ¿Podría parecer? Según Sócrates, no. 

Lo que debe hacer un testigo es informar. Ser testigo es dar ese testimonio. Todos quedan convocados a ello. A informarse unos a otros, a hablar unos con otros. Como en una algarabía, se puede imaginar. O un profesor que en clase les pide a los alumnos que durante unos minutos "cuchicheen". Es probable que, en ese diálogo entre iguales, porque unos son testigos a la vez que reciben el testimonio y lo den, se percaten de lo difícil que es participar activamente en un diálogo. Quedan como testigos no de Sócrates, exactamente. Sino en un matiz muy interesante: de su vida en el lugar común, en el espacio público, en lo que ellos mismos han recibido, visto, escuchado. Pero ahora tienen que tomar la palabra y dejar de ser cómodos espectadores atrincherados en un tribunal que solo juzgan. 

¿Qué has escuchado tú? ¿Hemos escuchado lo mismo? ¿Sócrates es asequible?

μάρτυρας δὲ αὖ ὑμῶν τοὺς πολλοὺς παρέχομαικαὶ ἀξιῶ ὑμᾶς ἀλλήλους διδάσκειν τε καὶ φράζειν, ὅσοι ἐμοῦ πώποτε ἀκηκόατε διαλεγομένουπολλοὶ δὲ ὑμῶν οἱ τοιοῦτοί εἰσιν— φράζετε οὖν ἀλλήλοις εἰ πώποτε  μικρὸν  μέγα ἤκουσέ τις ὑμῶν ἐμοῦ περὶ τῶν τοιούτων διαλεγομένουκαὶ ἐκ τούτου γνώσεσθε ὅτι τοιαῦτ᾽ ἐστὶ καὶ τἆλλα περὶ ἐμοῦ  οἱ πολλοὶ λέγουσιν.

Es muy importante este punto, esta horizontalidad en el tribunal convertido en testigos mutuos, en el intercambio de unos con otros. Es una enseñanza de unos con otros. Una única pregunta: ¿Alguna vez me oyeron hablar de estos temas? ¿Una sola? Si es así, puede decirlo. Lo cual denota, en atención a lo previo, no un desinterés por estas cuestiones, sino un mayor interés por otra superior, mucho mayor, más destacada. Algo de lo que, por así decir, nadie solía hablar. Ese era el tema que preocupaba a Sócrates. Ese tema y no otros, que sí preocupaban por ahí y que trabajaban la "naturaleza" humana como "naturaleza" física. Una confusión terrible. 

Y algo más, para terminar. Si esto es así, si no hablé de estos temas, ¿qué es lo que está pasando aquí? ¿Qué ocurre en este juicio? ¿Es falsedad o es incomprensión? ¿Es ignorancia o maldad interesada? ¿Son lo mismo?



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