domingo, 16 de octubre de 2022

APOLOGÍA DE SÓCRATES. Día 5. (Platón, 19a)

Nos adentramos un poco más en el diálogo en este juicio singular. Sócrates sigue hablando, desde el inicio, y ahora -hecha la presentación general, en la que ha refutado a sus acusadores y los ha tildado de mentirosos o engañados- toma la palabra para defenderse. Literalmente, emprende su defensa obligatoriamente. No queda otra. Es "ya" el instante oportuno. 

εἶενἀπολογητέον δή ἄνδρες Ἀθηναῖοικαὶ ἐπιχειρητέον ὑμῶν ἐξελέσθαι τὴν διαβολὴν ἣν ὑμεῖς ἐν πολλῷ χρόνῳ ἔσχετε ταύτην ἐν οὕτως ὀλίγῳ χρόνῳβουλοίμην μὲν οὖν ἂν τοῦτο οὕτως γενέσθαιεἴ τι ἄμεινον καὶ ὑμῖν καὶ ἐμοίκαὶ πλέον τί με ποιῆσαι ἀπολογούμενονοἶμαι δὲ αὐτὸ χαλεπὸν εἶναικαὶ οὐ πάνυ με λανθάνει οἷόν ἐστινὅμως τοῦτο μὲν ἴτω ὅπῃ τῷ θεῷ φίλοντῷ δὲ νόμῳ πειστέον καὶ ἀπολογητέον.

En este "ya", sin embargo, hace notar dos asuntos cruciales. Por un lado, que defenderse será arrancar o quitar de ellos "la calumnia" (lo diabólico), "la mala opinión" (traducir opinión, dada la importancia de esta palabra en el conjunto de los diálogos, quizá no sea lo más adecuado). Lo cual significa que afirma que están instalados en el error, en el prejuicio, en una sentencia antes de su defensa, sin dejar por tanto que hable. No hay diálogo, sino mera señalización, mera determinación. Esto es fundamental. 

¿Se puede hacer esta terapia? ¿Se puede, en lugar de sacar verdad, como se cuenta que es lo que Sócrates hacía al modo de las parteras, extirpar la calumnia? ¿Cómo? ¿Confrontándola con otro discurso? ¿Moviendo a preguntas esenciales? ¿Aportando pruebas en otra dirección? 

Lo segundo importante es la temporalidad. De nuevo, el tiempo presente en clara separación de todo lo demás, tanto del pasado como el futuro. Instante. Esta es la palabra que mejor dice el presente, la pequeñez del presente aplastada por la historia y los grandes sueños del idealismo utópico. Instante enclaustrado y, sin embargo, libre para que todo el que quiera pueda importarse a él. Instante dado como se da todo lo demás en el tiempo. O se vive o no se vive. O bien, o bien. Este instante lucha contra todo lo demás. Será su defensa. Difícil defensa dada la fuerza de la rutina y el prejuicio. Sobre todo eso, de la historia que clausura, que no ofrece nueva oportunidad. Mejor dicho, en la que la persona no se concede acoger la nueva oportunidad, el nuevo tiempo, la novedad del otro. 

Se brega en este tiempo fracturados entre la realidad y la idea, entre la vida y la imaginación o representación. Lo representado no deja de ser un teatro en el escenario personal en comparación con la vida misma. Imposible, imposible tanta complejidad sin abrazar trágicamente la propia ignorancia de la vida misma. Que, sin embargo, vivimos, que es imposible no vivir. Pero que cuesta vivir en amplitud, en complejidad, en referencias abiertas más que dentro de un sistema de conceptos cerrados. Lo mismo, si no más, en la complejidad elevada a la enésima potencia del diálogo en el que todos pretenden hablar diciendo algo, cuando lo relevante y fundamental en relación con la vida seguirá siendo siempre acoger, acoger y acoger. O sobrecogerse, maravillarse, admirarse, prestar atención, buscar la comunión con la vida del otro. Es difícil y no pasa inadvertida la dificultad. 

Y tan es así que, contra todo lo esperado, se niega la mayor. Un amén inaugura la defensa dejando todo en manos de Dios, para que todos se dejen llevar y conducir amigablemente por él, familiarmente. Se puede pensar que es una muletilla o no. Porque la referencia anterior a los dioses -no al Dios, dicho sea de paso- ha sido el fundamento de todo prejuicio y calumnia. Esta amistad con Dios Sócrates la concentra en dos asuntos, que son deberes, que son respuestas por tanto: la obediencia a la ley y la defensa misma de uno mismo. ¿Son lo mismo, obediencia y defensa? ¿O son dos cosas diferentes y una se refiere a la ley por sí misma y la otra, la defensa, es para los oyentes, para la asamblea? Pienso que es más bien esto segundo que lo primero. Aunque lo primero se puede pensar bifurcado en dos. Como mínimo, es hermoso verlo así. 

Seria genial saber cómo escribió Platón este diálogo. O sea, el momento mismo, la revisión del texto. Cuánto tiempo llevó. Qué puso primero, qué después. Cuál es el núcleo y por qué se dedicó toda la vida a vivir y escribir con Platón de fondo. 



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