lunes, 27 de diciembre de 2021

NAVIDAD. Quien es nacido está en deuda

Un pensamiento un poco radical, pero allá voy. Quien es nacido se sitúa en deuda para siempre, eternamente. De algún modo es impagable o equiparable. Recibe sin que pueda devolver lo recibido. No se da a elegir y se descubre con el tiempo, con la historia y haciendo memoria. Vuelve sobre uno cuando se recibe la narración de lo ocurrido o simplemente cuando se toma conciencia de ello. En ocasiones, motivo de alegría. En otros casos, lo contrario. No todo el que nace desearía haber nacido, ni asume como un don la vida. Está claro. Estos días, además, hay fuertes campañas en los medios para recordarlo. No tanto respecto de la vida, porque no se pone ahí el foco, como en las relaciones. No es la vida lo indeseable, sino las relaciones que se dan en ella, que, a buen seguro, podrían ser de otro modo bien distinto, es decir, con más vida y no restando sentido a la vida. Pero no me despisto y vuelvo. ¿La encarnación, de la que luego se habla respecto de la salvación, en algunos casos como "pago de una deuda", no implicaría también, si no estoy muy equivocado, que Dios ha querido asumir una deuda con la humanidad, impagable? Esto, considerado en lo especulativo, es poco más que una locura siquiera plantearlo. Puedo que alguno me llame hereje o idólatra. Pero en el terreno de la existencia, en el de la vida misma, ¿no es ya un acto de fe y confianza, de amor libre e incondicional por la humanidad, al asumir la humanidad también en esta condición deudora? ¿No es el signo al que se refieren tanto los ángeles como las estrellas el que se ve y se nota en una madre con su hijo recién nacido, envuelto en vendas, colocado en un pesebre? La imagen no es un error. 



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