viernes, 27 de agosto de 2021

PROTÁGORAS. Día 107. (Platón, 359d - 360a)

El tema no es sobre la valentía, que nadie se engañe. Esto es solo una excusa para mostrar su insuficiencia, aprovechando la opinión de Protágoras respecto de su prioridad por encima de todas las demás "partes" de la virtud, que más bien son "reflejos" de la plenitud que comportaría la vida completa si alguien pudiera vivir algo así de perfecto. Virtud que, por tanto, nos ayudaría a estar en el mundo de tal manera que más bien viviéramos por encima de él, y éste no fuera ni nuestro límite, ni nuestra medida, sino sencillamente el ámbito de la expresión de nosotros mismos.  

Sócrates insiste. Los cobardes, a lo seguro. Los valientes, a lo temible. 

πότερον οἱ μὲν δειλοὶ ἐπὶ τὰ θαρραλέα ἔρχονταιοἱ δὲ ἀνδρεῖοι ἐπὶ τὰ δεινά;

Más que irse "hacia algo" parece que colocan encima o por encima, bien de la seguridad, o bien de lo temible. Pregunto, ¿no será más bien que colocan bajo el imperio de la comodidad y la seguridad, o el imperio del miedo? Es más, por seguir incordiando, ¿esto se puede escoger, se puede elegir el "mundo" en el que se vive, o se trata más bien de responder a él de algún modo? Porque me da la sensación que Sócrates conduce a Protágoras a que diga que más bien es nuestro fruto que algo recibido. Será en ocasiones, habrá que considerar distintas posibilidades. Tanto aquellas circunstancias que generamos, que están en nuestras manos, y las infinitas posibilidades que hay de que esto no sea más que construir casa sobre arena para luego quedarse a la intemperie permanentemente. La salida a estas confrontaciones probablemente esté en plantear mejor el problema. 

Sigo. Si cobardía y valentía son contrarios, opuestos, ¿también lo son el mundo de la comodidad y el mundo de lo temible? ¿Se trata de mundos o de imaginaciones del mundo, de anticipaciones del mundo? ¿No resultan, de alguna manera, formas impacientes de relación con la realidad, como de excesiva "sabiduría", cuando en verdad no sabemos ni siquiera de nosotros mismos? Y tornaría la cuestión un poco más hacia el modo como comprendemos y entendemos, como nos hacemos con la realidad. Aquí no hay mera epistemología, sino definiciones de alcance ontológico. ¿Lo cómodo y lo temible? Una cosa son las condiciones del conocimiento y otra, bien distinta, es que el conocimiento sea capaz de poner condiciones al mundo, que es ya pasarse, aunque se haya explorado o se esté explorando desde Protágoras y antes y después. 

Ayer me quedé, dentro del diálogo, en la astucia de Protágoras al devolver la pregunta a Sócrates según sus propios argumentos. Es imposible, por lo que se dijo alguien, que alguien avance hacia el temor opinando que es temor, porque precisamente la opinión general, la "sabiduría", viene a decir que hay que evitarlo todo lo que sea posible. 

Se vio que el dejarse subyugar era ignorancia. 

ἐπειδὴ τὸ ἥττω εἶναι ἑαυτοῦ ηὑρέθη ἀμαθία οὖσα.

Tengo la sensación de que al final del diálogo se están reservando muchas expresiones contundentes y densas, que vienen de otras páginas imbuidas y cargadas con grandes significados. No puedo detenerme mucho, pero supongo que se recuerda que la primera "subyugación" que se daba por supuesta era "la pasión", que venía a esclavizar e impedir a la persona libertad suficiente como para hacerse responsable o culpable de algo. Esta subyugación era un "no tiene que ver conmigo" y es más fuerte que yo. Sin embargo, hubo otra. Y ahora la subyugación a la ignorancia, entendida casi al revés. En lugar de sujetar a esa condición, a ignorancia es aludida por el sofista también al modo de excusa insalvable de un pobre sujeto insostenible en sí mismo. 

Seguimos. Porque la intervención de Protágoras no ha conducido a ningún lugar. Solo a dar una vuelta más para esta crucial intervención: 

Pero, desde luego, todos van, en cambio, hacia aquello en lo que confían, tanto los valientes como los cobardes, y de este modo, van hacia las mismas cosas los cobardes que los valientes. 

ἀλλὰ μὴν ἐπὶ ἅ γε θαρροῦσι πάντες αὖ ἔρχονται, καὶ δειλοὶ καὶ ἀνδρεῖοι, καὶ ταύτῃ γε ἐπὶ τὰ αὐτὰ ἔρχονται οἱ δειλοί τε καὶ οἱ ἀνδρεῖοι. 

Y con esto, una vez más, se deja claro que estamos hablando de realidad y no de meras actitudes en la vida. Se intenta describir la realidad, aunque sea esquemáticamente, para comprenderla. Este realismo insobornable del mundo antiguo tiene muchas ventajas para los lectores de mi siglo, tan vapuleados por relatos e interpretaciones, tan desprovistos de verdad y de realidad. Aquí Platón describe un mundo en el que se puede alguien asentar firmemente y no le tiemblan las letras de miedo cuando lo escribe. No dice "confianza" como lo podemos entender, tan tristemente. Aquí se dice más bien "roca firme". Y el lector debe darse cuenta de ello y no doblar demasiado el texto hacia una subjetividad podrida de sí. A la persona le aguarda, eso sí, ser valiente o ser cobarde. 

Curioso, los dos quieren lo mismo, buscan lo mismo, van supuestamente en la misma dirección, anhelan situarse en idéntica situación según parece. 

A regañadientes y comenzando a discutir, Protágoras quiere apuntar algún matiz. Que unos y otros, aunque van a lo mismo según parece, se enfrentan  a cosas contrarias. 

Pero, no obstante, dijo, es del todo contrario, Sócrates, aquello a lo que se enfrentan los cobardes y los valientes. De momento, los unos quieren ir a la guerra, los otros no quieren. 

ἀλλὰ μέντοιἔφη Σώκρατεςπᾶν γε τοὐναντίον ἐστὶν ἐπὶ  οἵ τε δειλοὶ ἔρχονται καὶ οἱ ἀνδρεῖοιαὐτίκα εἰς τὸν πόλεμον οἱ μὲν ἐθέλουσιν ἰέναιοἱ δὲ οὐκ ἐθέλουσιν.

No entiendo, confieso que no entiendo, por qué la guerra se repite una y otra vez como la situación en la que podemos ver realmente lo que son las personas. Como esas frases que hablan del sufrimiento y de la amistad, o que en la desgracia se ve mejor quiénes son fulanito o menganito. Estoy de acuerdo en que en la dificultad y en el sufrimiento se aprende. Lo tengo claro. Bajo la presión en la que la vida está cuestionada, la vida se expresa de otro modo o necesariamente. Pero repetir tanto, tanto la guerra, el enfrentamiento, el conflicto. Y, además, ser valientes por ir a ella con orgullo y pasión, como si quedarse sin "hacer la guerra" fuera de cómodos, no termino de compartirlo. El mundo tiene ya suficiente "mal cotidiano" como para incrementar aún más la dificultad. 

¿La guerra? Parece lo más cotidiano y normal. Y que hemos evolucionado mucho respecto al mundo de Sócrates en el modo de realizarla, pero no terminamos de alejarla. La guerra es una cuestión ética, acompañada de técnica, ciencia y conocimiento creciente. Ética y ciencia. Una ciencia muda que no cuestiona la guerra, sino que la acepta y sigue adelante. Ayuda en su desarrollo. Se elogia y se admira. Asumiendo que es socialmente inevitable la pregunta siempre se resuelve en cómo llevarla a cabo más y más. Generación tras generación se acumulan progresos técnicos, pero no se acumulan de la misma manera los éticos, que fluctúan mucho más. ¿No es evitable, sin más?

Por incordiar el diálogo, ¿no es más valiente quien ama que quien odia y responde con violencia a la violencia ajena?

Sócrates y Protágoras van por otro lado, bien diferente. 

¿Es que es hermoso ir a la guerra, o vergonzoso?, pregunté [Sócrates].

Hermoso, dijo [Protágoras].

Por tanto, si es hermoso, también será bueno, según hemos reconocido en lo anterior. 

Dices verdad, y también a mí, una y otra vez, me lo parece. 

Correcto, dije. Pero, ¿cuáles dices que no quieren ir a la guerra, que es algo hermoso y bueno?

Los cobardes, contestó.

¿Consecuentemente, si es hermoso y bueno, también será placentero?

Al menos está así reconocido, dijo. 

¿Es que los cobardes lo saben, al no querer ir hacia lo más hermoso y mejor y más placentero?

Si reconoces eso, dijo, destruimos nuestros anteriores acuerdos. 

El diálogo continúa. Sirva la estupidez de lo que aquí se dice para mostrar que todavía tenemos un poco de cordura, que no andamos leyendo Platón sin pensar en absoluto lo que dice o atendiendo solo a las formas lógicas distantes de sus contenidos. Y también que se muestre que la lógica lleva a absurdos e insensibilidades. Digo insensibilidades porque es así, porque la razón amplia no carece de trato directo con la vida, que es lo que provoca mayor sensibilidad. 

Quede claro igualmente a qué está dispuesto el sofista, que no teme el discurso general cuando conviene y cuyo horizonte, efectivamente, será la tensión y el conflicto, la guerra mejor que la realicen otros, porque lo suyo es más la sabiduría que la valentía, el temor que la valentía. El que teme ve la guerra como inevitable. 



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