domingo, 25 de abril de 2021

Proindicaciones (2)

Hoy me está costando escribir. Me debato entre lo de todos, golpeado por la situación y las noticias, y lo que realmente deseo y no soy capaz de expresar. Percibo exceso de cansancio, de agotamiento en muchos casos. 

Va triunfando la deriva que se inició con la indignación y la emotivización de la sociedad. Movimiento de liberación que nos ha devuelto a una minoría de edad pasional en la que la confusión y el caos se extienden entre alegatos, ruidos y desenfrenos. Esta última palabra reclama un final que no puede darse a sí misma la sociedad, aunque el acontecimiento vendrá de dentro como extraño y ajeno. Así es como se percibe hoy la persona moderna, así de desesperada entre sus lamentos, quejas, preocupaciones, incertidumbres, incapaz de convivir con su contingencia y queriendo luchar sin claros fines ni metas. 

Se pregunta hoy algún intelectual de renombre por la libertad. Ahora comienza por aquí la crítica social, por su pérdida de sentido. Algo peligrosísimo. Raíz de nuestras formas diversas de vida. Impulso que se dio en medio de un contexto liberador, más que deliberador, que reclamó explorar los impulsos confundiéndolos con la vida, por agarrarse a algo al quedarse sin raíces y desechar toda la humanidad que le precedió. Tal desprecio por el pasado, cómo podía convertirse en gloria de ningún futuro. Se creyeron mejores por quitarse supuestas cadenas o grilletes, cuando es posible que fuera lo que les aferraba más a su humanidad que ninguna otra cosa. 

La confusión de un plano con otro, querer tratar todo por igual en expresión del máximo igualitarismo concluyó en una nada de superioridad e inferioridad en la que la persona es incapaz de comprenderse, soportarse incluso en lo propio o lo ajeno, de convivir. 

Se quiere entonces tomar un camino más perdido aún. Dejemos a un lado la vida, que fue la promesa. Recobremos la naturalidad y espontaneidad. Algo quedará que no ha sido visto todavía. Se trata de pasar el tiempo, sin más. Se trata de no desear porque no existe final. Algo tan ilógico como doloroso.



Ojalá recuperemos un poco de atención a la vida misma, dejemos por un momento el mundo en su negatividad y tantos mensajes interesados. Hace falta un parón, una distancia, un paréntesis, una suspensión, un silencio, una escucha, una atención, una cierta calma, un querer ver verdad, un querer percibir bien. 

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