miércoles, 21 de abril de 2021

Leyendo REPÚBLICA de Platón (39)

Comienzo en 352d hasta 353c.


La sensibilidad se educa permaneciendo, dejando resonar dentro lo que no nos corresponde íntimamente en su totalidad y que vemos que interfiere, modifica y los altera. Trasímaco y Sócrates lo han vivido en todo el diálogo una y otra vez. Semejante alteración, permaneciendo en ella, afina la sensibilidad en su capacidad de acogida y comprensión. Aunque nunca cerradamente. La discreción, como la finura, se afina. Y el encuentro, el choque con el otro, se profundiza. La comunión, la concordia, el acuerdo solo son posibles en la medida en la que habita en cada persona una presencia desbordante que se comunica a sí misma y nos hace -ahora sí- tan inteligente como inteligibles, para nosotros y para otros. 

Trasímaco no comprende. Luego es razonable. 

Sócrates ha preguntado, de otro modo, por la excelencia y el ejercicio de la excelencia. A vueltas con el caballo y el domador de caballos, siente pasión por los animales, al parecer. Es fácil recordar que sus últimas palabras unieron el destino de un gallo y el dios con quien se sabía endeudado. ¿El caballo tiene una función propia? ¿Es lo que él hace o lo que hace mejor? Y Trasímaco no comprende. 

Trasímaco no está afinado, no anda fino, todavía desconoce a Sócrates tanto como el contenido y sentido propio de sus preguntas, en las que no divaga, sino que peregrina. Trasímaco se defiende, esta vez más calmado que en otras ocasiones y sin atacar. Quizá aquí, otra vez, haya esperanza. Y esté diciendo lo que piensa y es, según las condiciones anteriormente puestas. Trasímaco no duda de su ignorancia. ¿Se agarrará a ella? ¿Se quedará ahí? ¿Hará algo más?

Sócrates vuelve al diálogo, pero de otro modo. Dejemos los caballos y vayamos a Trasímaco mismo, a la conciencia de sí, a la experiencia que tiene de sí mismo. ¿Se conocerá?

Veamos de este modo: ¿puedes ver con otra cosa que con los ojos? ¿Y puedes oír con otra cosa que con los oídos? ¿Sería correcto que dijéramos que ver y oír son funciones de esos órganos?

Tres preguntas, tres respuestas afirmativas. Se comprende ahora bien la cuestión de la "función", lo que le corresponde, lo que "debe hacer bien" si es que está en buen estado, si es que cumple con su obligación, con su sentido, con su "naturaleza", con su realidad. Palabras todas complejas y difíciles que, cuando salimos del terreno del ejemplo para mirar dónde apunta el sabio, quedan escasas. Sin embargo, queda indicado el horizonte. Vamos por ahí a investigar, a ver qué hay detrás de algo tan común y normal como que el ojo ve, el oído oye y todo lo demás responde a lo que es, todo actúa dinámicamente sin perderse. 

Sin embargo, bien sabemos que no es del todo claro, ni "tan así". Los muchos ojos ven, pero ven "de aquella manera". Y no digamos de los oídos, que van muchas veces por libre. Aunque sabemos ya que no es del todo así. Ambos son la persona, en realidad, constituyen su sensibilidad. Y es la persona, de algún modo, quien se vive a través de ellos, en no pocas ocasiones sin respetar ella misma su propia función y excelencia. Y, al ocurrir esto, al no dejar que vista o oído se den en lo que es su función propia, progresivamente se van deteriorando, corrompiendo, extralimitando, excediendo. O es la persona la que dice vivir esto a través de ellos, sin que ellos tengan culpa alguna en nada, ni hagan nada que no les corresponde realmente, ni puedan salir de su ser. 

Lo de antes hay que decirlo más claro. 

Por otro lado, hay tareas que se pueden hacer con múltiples instrumentos. A diferencia, claro, del oído que no puede ver, o la vista que no escucha. Es decir, caminos específicos e inespecíficos. ¿Se puede podar con diversos instrumentos o solo sirve uno? Y Trasímaco, que ahora sí lo va entendiendo, se deja conducir. En los ejemplos no hay riesgo. Aunque se pueda podar con cuchillo, cincel u otras herramientas "análogas", ¿alguna ha sido específicamente diseñada para ello?

Muchos matices, muchos. Realidades según su función, unas dadas en la persona y otras fabricadas por ella. La cuestión de la "analogía" planteada escuetamente, muy bien descrita desde la realidad misma. Es la vida la que lo plantea. Está tan ahí como en mí. ¿Despierto? ¿Comprendo el problema? ¿Las cuestiones? ¿Hacia dónde van, si no van en todas las direcciones? ¿Y la justicia?

Ahora sí comprenderás, Trasímaco. Ahora sí. Y Sócrates muestra cómo comprende bien a su interlocutor y sabe poner, al menos eso, los ejemplos concretos. Un humilde "creo", "opino", "percibo íntimamente" tu alma. ¿Pero hacia dónde extravían? 

νῦν δὴ οἶμαι ἄμεινον ἂν μάθοις ὃ ἄρτι ἠρώτων, πυνθανόμενος εἰ οὐ τοῦτο ἑκάστου εἴη ἔργον ὃ ἂν ἢ μόνον τι ἢ κάλλιστα τῶν ἄλλων ἀπεργάζηται.

ἀλλά, ἔφη, μανθάνω τε καί μοι δοκεῖ τοῦτο ἑκάστου πράγματος ἔργον εἶναι.

Para quien no recuerde la diferencia entre "tonto" e "ignorante", ahora Trasímaco es, según Sócrates, un auténtico "aprendiz" comprensivo y dispuesto. Es la justicia de Sócrates, que no discordia, la que lo ha hecho posible o lo va haciendo posible en el mismo diálogo. Lo más deseable, no salir de él jamás, no abandonarlo, no ceder ni darlo por perdido, continuar y perseverar, persistir, permanecer, continuar unido a la cepa, sin que nada ni nadie pode esa relación y su sabia. 

Sigue, sigue. ¿Cuál será la función de Sócrates y de Trasímaco? ¿Y del diálogo? 

ὀφθαλμῶν, φαμέν, ἔστι τι ἔργον;

ἔστιν.

ἆρ᾽ οὖν καὶ ἀρετὴ ὀφθαλμῶν ἔστιν;

καὶ ἀρετή.

La acción y la excelencia. ¿Tienen una "acción propia"? ¿Tienen entonces una excelencia, que apunta en alguna dirección, una finalidad por tanto, algo que realizar? ¡Sí!

No es complacencia, como en otros casos. Tanta brevedad es contundencia. Como aquello que se dice, que la respuesta no pase del "sí" o del "no", que quizá todo lo demás, por mucho matiz y sabiduría que pretenda mostrar, excede tanto a la persona que lo complica en raíz que termina dividiendo e incordiando, impidiendo la "homología", la unidad de vivientes y Vida-Razón. Al límite. Trasímaco al límite. Falta un paso para salir de sí y no volver a cerrar la puerta jamás. 

¿De los oídos? También. ¿De todas las demás cosas? Lo mismo. 

Hablando así, hablando ya "de todo" se habla de lo que es más común por tanto, de lo que más emparenta, aunque análogamente. ¿Y el término que permite hacer semejante afirmación? 

τί δὲ πάντων πέρι τῶν ἄλλων; οὐχ οὕτω;

οὕτω. 

En todo lo real hay una disciplina seria que aprender hacia la excelencia, la incapacidad de negarse, de contrariarse, de "airarse" o elevarse contra sí, de desdoblarse hasta perderse, de creerse lo que no se es, de salir de su contingencia alegando necesidad, de establecerse como fin de sí y todo en lugar de camino, de... ¡Se llama excelencia! Y no como se usa precisamente hoy, como disputa contra el resto de la humanidad por destacar, sino más bien al contrario: en nuestro caso sería tanta humanidad que encontrar concordia con todos los demás y la realidad entera; y no precisamente porque el justo no se encuentre con la injusticia, sino porque será el que jamás se separe del injusto o lo abandone a su suerte y destrucción, porque será el justo quien reconcilie impidiendo toda separación absoluta. Por eso la justicia es Nombre más de alguien que de algo.  

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